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Campillo: el hombre que de las rosas, la banana pisada con yogourt y la doble oficina, pasó a preso confeso y “arrepentido”

14:30 – El 23 de diciembre de 2008 en OPI publicamos una nota de color que demostraba los detalles íntimos de las labores oficiales que realizaba Juan Manuel Campillo como Ministro de Economía del entonces gobernador Daniel Peralta en Santa Cruz, puesto en el que fuera colocado por Néstor Kirchner para controlar, gestionar y distribuir los fondos que llegaban a Santa Cruz desde el Ministerio de Planificación Federal y los cuales, tal como diera lugar a largas y subidas discusiones entre “Lupín” y Peralta, esos fondos eran “intocables”. A tal punto escaló el disgusto de Néstor que decidió poner a cargo de su hombre de máxima confianza que revistaba históricamente como Secretario de Hacienda en el cargo de Ministro de Economía, pero de alguna manera para “marcarle la cancha” a Peralta y “custodiar” los dineros que enviaba Julio de Vido y tenían un destino incierto.

Campillo, se sabe, era el “Master” que delineaba la ingeniería financiera del presidente patagónico y se encargaba de dibujar la trazabilidad de los fondos que otras manos menos calificadas (Clarens, Chueco, etc) tenían a su cargo distribuir por el mundo según el plan, usando para ello la red de empresas truchas, off shore, “La rosadita” y todo el entramado de lavado de dinero activado desde el corazón del poder. Los “Fondos de Santa Cruz” fueron hábilmente depositados y administrados por “Juan Manuel” en todos los años que duró la farsa de Néstor quien llegó a decir que los fondos estaban “afuera” para cuidarlos de las devaluaciones argentinas. Todo ello, lo manejaba Campillo. Es decir, si de hablar se trata, es quien más tiene para decir. De ahí a que diga algo fundamental para desbaratar la banda kirchnerista, han un trecho.

Finos gustos

En aquel a nota del 2008 contamos, por ejemplo, que el glamour de Campillo no se agotaba en el círculo íntimo con el cual se relacionaba, que era escaso, acotado y “seleccionado”; iba más allá y se aplicaba a su entorno.

Por ese entonces y ya habiendo pasado por gestiones como las de los ex gobernadores Héctor Icazuriaga, Sergio Acevedo y Carlos Sancho, cuando ingresó al gobierno de Peralta lo hizo con el mismo fin: custodiar los intereses de Néstor Kirchner. Ser sus ojos, oídos y voz en el gobierno provincial. Hasta ese momento su papel había sido secundario, pero en el 2008 Kirchner le dio la potestad de ponerse el saco de Ministro y ocupar la oficina en Casa de Gobierno. Era el único con poder para firmar cualquier papel que implicara movimiento de fondos.

Juan Manuel Campillo, entonces, afloró con toda su personalidad en medio de un contexto de ministros, Subsecretarios y funcionarios que no se caracterizaban por su destacado perfil, sino más bien manteniendo uno bajo y hasta pasando desapercibido, tanto para los de adentro del gobierno como los de afuera. Pero Campillo era diferente y así lo demostró.

Sus excentricidades llamaron la atención de los empleados de gobierno y especialmente a quienes tenían relación directa con la atención del Ministro de Hacienda, una de cuyas fuentes fue utilizada por OPI para reconstruir cómo se manejaba Campillo en la intimidad de su trabajo y cómo estos empleados debían preocuparse día a día de la preparación de sus gustos diarios.

Como primera medida el flamante Ministro de Peralta, se resistió a migrar definitivamente sus enseres a la oficina del nuevo Ministerio, renunciando a su “viejo amor”, la oficina de Hacienda. Ante esta disyuntiva Campillo aplicó un fallo salomónico: se quedó con las dos oficinas. De esa manera, evitó que algún otro “invasor” ocupara el sillón que había dejado para ir a cumplir con la función de Ministro de Economía, alternando su uso de acuerdo a cómo le exigiera el protocolo. Nadie le dijo nada. A tal punto llegó su terquedad en no compartir espacio que le negó al gobernador la decisión de nombrar un nuevo Secretario de Hacienda. Su ascendencia directa a Néstor, ni siquiera le permitía a Peralta decirle “No” a cualquier ocurrencia que tuviera el numerólogo del gobierno.

Las fuentes le confesaron a OPI que de acuerdo a quién solicitaba una audiencia en ese momento, Campillo asignaba una u otra oficina para mantener la reunión, dejando la del Ministerio para las juntas más protocolares y el recinto de Hacienda (la más familiar) para aquella reuniones donde necesitaba más intimidad para hablar, generalmente, con invitados especiales y amigos.

En nombre de la rosa

Un detalle infaltable a la hora de hablar del Ministerio de Economía de entonces, fue la rutina diaria que aplicaba Juan Manuel Campillo para hacer más amena la dura tarea de afiliar los números del presupuesto y controlar los fondos derivados a la obra pública que manda De Vido que en su mayoría terminaban en las manos de Lázaro; nos referimos al delicado gusto del Ministro por mantener en cada uno de sus despachos (léase Secretaría de Hacienda y Ministerio de Economía) una rosa que alegrara el ambiente, suavizara las ondas negativas y perfumara el aire endurecido que provenía de las maderas, las alfombras y las pinturas aterciopeladas que decoran los rincones de las grandes oficinas que aún permanecen con parte de su impronta.

Sin embargo la orden de Campillo por entonces fue tajante; los empleados debían colocar en cada despacho y sobre el escritorio, una rosa roja, grande, con tallo largo y con una sola hoja como detalle imprescindible. La misma debía (obligatoriamente) mantenerse fresca y debía que ser retirada y sustituida por otra, cuando el paso de las horas hacía mella en su lozano aspecto.

Otro de los habituales gustos que tenía Campillo como Ministro tenía que ver directamente con su salud y la estricta dieta que llevaba al día para mantener su figura estilizada; es que diariamente el Ministro mandaba al personal a comprar una banana (fresca) y un yogurt natural.

Esta sana dieta venía precedida de todo un rito, pues el personal de maestranza tenía orden precisa de pisarle la banana y llevarle en una bandeja la fruta debidamente acondicionada, junto al yogurt perfectamente cerrado y fresco.

Este momento tan importante en la dieta del Ministro se cumplía indefectiblemente a las 10:30hs de cada día, cuando la empleada, sin demora para evitar el mal humor del alto funcionario, debía traspasar la puerta del despacho con la bandeja, colocarla en la mesa y antes que el Contador ataque ceremonioso a su sana alimentación, delicadamente y ante los ojos de Juan Manuel, la mujer debía probar la banana pisada, como prueba de fe de que la comida era buena y no tenía ningún agregado indeseable. El Ministro era muy desconfiado con “la servidumbre” (como la llamaba Campillo) y temía que le aplicaran el mito de la comida salivada, que los ordenanzas suelen pavonearse de llevarle en las bandejas a los funcionarios no muy queridos.

El émulo

Por entonces, otro Ministro de Peralta, en este caso el de Asuntos Sociales, Dr Jorge Mascheroni, también aplicaba como Campillo los ritos feng shui en las oficinas del Ministerio y había ordenado que tanto en su escritorio como en los despachos de sus dos Subsecretarios, lucieran frescas azucenas las cuales debían ser colocadas bien temprano cada día, traídas desde la florería por la módica suma de 5 mil pesos mensuales (de aquel entonces). (Agencia OPI Santa Cruz)

https://opisantacruz.wpengine.com/2008/12/23/campillo-y-mascheroni-ministros-floridos-y-de-banana-pisada/
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8 COMENTARIOS

  1. Volvé Juanmi que te esperamos, solo faltas vos: Beto Borselli, Beto Butassi, Fabio Tournu, Fernando Marquez, Sergio Sepulveda, Jorgito Videla, Ismael Enrique, Pancho Anglesio, el Bocha y el Diego jajaja

  2. Yo leí alguna vez pintado en algunos paredones “Los santacruceños no votamos putos”, lo que si hacemos es que dejamos que nos manejen nuestra plata, nuestra educación, etc. etc. pero votar no los votamos, el colmo de la idiotez kirchnerista.

  3. Tal cual Polaco, siempre me llamó la atención lo mismo, ya que esos grafitis de estos infra-dotados se lo dedicaban al candidato de cambiemos y, resulta que después, pasaba lo que vos detallás. Unos crack los pibes K-

  4. Una salvedad, las rosas y la banana pisada no eran una tarea entregada al personal de maestranza. Tal menester era de exclusiva responsabilidad de su secretario privado Marcos Vellio.
    Marquitos para los amigos, quien hoy está al frente de la UPCN local y quien se hizo transferir desde el MEFI al MS dado la diferencia de sueldos entre uno y otro ministerio.

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