09:00 – La plaza cambiaria local ratificó ayer que atraviesa una tregua que mantiene al peso alejado de los vaivenes del resto de las monedas y permite que el dólar se opere a diario, desde hace ocho ruedas, dentro de lo que los operadores llaman la “zona Lacunza de referencia”.
Por: Javier Blanco
Refieren a aquella que definió el ministro el día de su asunción en Hacienda, al señalar que el Gobierno haría todos los esfuerzos para evitar nuevos sobresaltos con el billete. Eso, según aclaró, sería contentarse con que se “mantenga” en la transición “operando en el rango de precios marcado en la semana previa”, cuando voló casi 25% tras las PASO para moverse grosso modo entre los 53 y los 60 pesos.
Ese rango, en los hechos, reemplazó al que había redefinido tres meses antes el BCRA al dejar congelado el sistema de bandas en el rango que iba de $39,755 a $51,45, como aún se puede ver en la descripción de “principales variables” de su página web.
El billete cerró ayer a un promedio de $57,21 y $55,29 para la venta minorista y mayorista, respectivamente. Esto supone un descenso de 10 centavos, en el primer caso, y un alza de 10 centavos, en el segundo.
De este modo, trepa 27% en lo que va del presente mes y acumula un incremento del 47,5% promedio en lo que va de 2019, lo que vuelve a concederle al peso argentino el título de moneda más devaluada del mundo por segundo año consecutivo, solo detrás de Venezuela.
La estabilidad del precio no alcanza para ocultar el grado de fragilidad con que se mueve el mercado, y del que deriva el concepto de “tregua” antes mencionado.
El volumen transado, que ya había caído 20% en las cuatro jornadas hábiles de la semana previa respecto de la anterior, al promediar US$560 millones, se contrajo ayer hasta los US$337,5 millones, “un 23% menos que el viernes”, observó Fernando Izzo, de ABC Cambios.
“El dólar ayer demoró hasta las 11.30 en operar, abrió tomador presionado con la caída del yuan para luego perder fuerza y cerrar en mínimos del día, pero con un volumen bajísimo”, coincidió Sebastián Cisa, jefe de la mesa de operaciones del Grupo SBS.
La oferta, a cuentagotas
Esto habla a las claras de una demanda retraída, pero -mucho más- de la marcada reticencia que muestra la oferta privada lo que, en algunas jornadas, obliga al BCRA a complementarla para mantener la plaza en equilibrio, según el objetivo oficial.
De intervenir solo se abstiene en ruedas como las de ayer, cuando la caída en el nivel de operaciones es tal que el aporte público al mercado se limita a la ya tradicional subasta de divisas por “cuenta y orden” del Tesoro, lo que permite al BCRA evitar la venta de reservas, algo clave teniendo en cuenta que su tenencia neta no es precisamente holgada y ya usó tras las PASO US$759 millones, lo que supone un promedio de US$75,9 millones por rueda.
Los analistas creen que la tregua actual se puede sostener si el Gobierno logra renovar buena parte del vencimiento por $59.006 millones en Letras de Capitalización en pesos (Lecap) y $8568 millones en Letras ajustables por inflación (Lecer), porque supone que los pesos liberados en un roll over fallido podrían tentarse con ir al dólar (el total por vencer equivale a unos US$1100 millones).
También advierten que depende de las señales que entregue el FMI en relación al desembolso de US$5400 millones que estaba comprometido para los próximos días.
Las reservas, por su parte, perforaron los US$58.000 millones tras caer otros US$344 millones en la jornada por el impacto que la caída del yuan tiene en el swap chino, la caída en depósitos oficiales (que deriva de las ventas del Tesoro) y el retroceso en encajes por el goteo que sufren los depósitos privados en dólares en las últimas semanas.
El programa monetario, bajo presión
Al BCRA se le hará cuesta arriba cumplir con la meta monetaria bimensual. Ayer, ante un vencimiento de sus Letras de Liquidez (Leliq) muy grande (unos $336.670 millones) debió contentarse con expandir unos $20.000 millones para no validar un salto en la tasa (estabilizada en torno del 75% hace 13 días). De ese modo, de aquí en más (si solo se considera el efecto monetario de los vaivenes de esta deuda), “debería absorber a un ritmo diario de $55.000 millones durante las próximas 4 ruedas para llevar la Base Monetaria al nivel de la meta. Complicado”, observó el economista Gabriel Caamaño, de Estudio Ledesma. (La Nación)