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El relato que “no demolió nada” y expuso la culpabilidad abyecta de quienes serán condenados

(Por: Rubén Lasagno) – Finalmente y como lo adelanté en columnas anteriores, el abogado Beraldi y especialmente Cristina Fernández no expuso ningún tipo de defensa técnica ante los fiscales y los jueces del TOF, sino que se circunscribió a extender el relato político como un pretendido elemento de presión creyéndose a si misma que todos deben tenerle miedo a Dios y un poquito, también, a ella.

No solo nadie le teme, sino que será condenada junto a su banda como forma inexorable de ese chispazo de justicia que espera ver todo argentino de buena cepa y de alguna manera reivindicará a ese poder tan vapuleado por los sucesivos gobiernos y especialmente por este populismo sin red.

Cristina Kirchner en su alegato en la causa vialidad

Desde aquella promesa de “demoler” la acusación de los fiscales Luciani y Mola, hasta la escenificación caricaturesca de casi una deidad atormentada por quienes generan los mensajes de odio que la pusieron en peligro de muerte, el tránsito de la vicepresidente por su relato salvaje, ha sido un verdadero fiasco que avergüenza a las instituciones.

Cristina Fernández no pudo derribar la última valla que la separa de una condena inexorable. Falló en su acto de defensa, simplemente porque no puede defenderse con datos y documentos, ya que adolece de las pruebas fácticas con las cuales forzar a los jueces a actuar de manera más indulgente a la hora de condenarla y/o liberarla de culpa y cargo.

En mi columna anterior expresé mis serias sospechas de que a la defensa de CFK le faltaba consistencia y solo con ver las primera batería de argumentos del Dr Beraldi en sus dos primeras apariciones, me confirmaron sobradamente aquella idea del bleff defensivo.

Luego, la tan anunciada aparición de Cristina Fernández, tenía toda la impronta del relato K y allí también aludí a la exacerbación de las expectativas creadas alrededor de su supuesta “defensa” en juicio, la cual ella solo había tomado como una oportunidad para atacar al Tribunal con su relato, dada la imposibilidad de hacerlo por otros medios lícitos, puesto que los jueces le había negado la posibilidad de agregar una declaración final a la finalización de los alegatos de la parte acusatoria.

Es decir, que la vicepresidente ideó todo para “quedarse con la última palabra”, pero ha sido tan inconsistente y nula su “autodefensa” que los fiscales decidieron no responderle por cuanto es solo relato y acusaciones políticas sin basamento práctico ni pruebas que refuten en juicio todo lo actuado por la dupla acusatoria y solo serviría para extender los tiempos del fallo.

Terminado todo este embrollo político, Cristina Fernández ha quedado más debilitada ahora que antes. El atentado jugó absolutamente en contra de su idea de victimización, la imagen pública cayó más de 10 puntos en el último mes y medio y la falta de consistencia argumentativa, le restó credibilidad dentro de su propio grupo de votantes.

Los fallos en la consistencia de su defensa en juicio y las sospechas de más del 60% de la población de que el atentado no fue genuino, actuaron con fuerza demoledora en contra de las aspiraciones política de la vice de Alberto, quien ve en el 2023 su tabla de salvación, fueros mediantes, o tal vez la haga pensar seriamente en buscar un exilio desde donde, con relato de proscripta, pueda eludir la cárcel y la vergüenza de no juntar más de un 20% de los votos de su núcleo duro, en caso de postularse para garantizar su impunidad. (Agencia OPI Santa Cruz)

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6 COMENTARIOS

  1. Lamento tener un Vicepresidente, que sólo le importa el “yo”, y el pueblo que siga muriendo de hambre. A no perder la fe ni la dignidad, ya que no es obra de ella.

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