La asimetría entre Tierra del Fuego y Magallanes, una lógica de la visión desarrollista o estatista

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(LIc. Florencia Guzmán para OPI TdF) – El día 17 de mayo 2025, el diario Infobae con la firma del periodista Claudio Andrade, publicó un extenso pero interesante informe comparativo entre Tierra del Fuego y la Región Magallanes, al sur de Chile, aportando datos estadísticos de producción, comercio, habitantes y desarrollo industrial de un lado y otro, solo para marcar la diferencia abismal que existe entre una provincia como la nuestra, históricamente subsidiada y la ciudad de Punta Arenas, un polo de desarrollo privado con un nivel de vida tres veces superior a cualquier ciudad de nuestra isla.

La asimetría social es arrolladora. Mientras en Punta Arenas y la zona magallánica hay 6.000 pobres sobre una población de 175 mil habitantes más 24 mil en Puerto Natales, que generan más de 1.600 millones de dólares anuales, en Tierra del fuego los desempleados ascienden a 90 mil personas, exporta menos de 400 millones de dólares anuales y desde los años´70 en que se instaló el régimen de promoción industrial, no ha podido avanzar en el desarrollo integral de una industria genuina, mientras el sur de Chile que en los´80 tenía a Punta Arenas como polo de desarrollo sin expansión y a Natales con el mayor índice de pobreza regional, hoy son superavitarios, han transformado las economías con la industria de los salmónidos, exportan a Japón, EEUU y la CEE y hacen del turismo una industria en crecimiento y expansión.

El artículo de Infobae es tan extenso como interesante, pero no permite desarrollarlo totalmente en nuestro espacio; sin embargo los principales puntos que deseo resaltar es la claridad de proyección, futuro y trabajo puesto por los chilenos para desarrollar la región magallánica, que hace 30 años era prácticamente un páramo con potencial pero sin iniciativa privada y solo presencia de un Estado motivado en cuestiones geopolíticas. 

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Tierra del Fuego era un calco de aquella “movida soberana” que emprendían ambos países para no ceder territorio ni soberanía, solo que nuestra provincia sigue siendo un páramo, a pesar del esfuerzo de los fueguinos y en el 2025 todavía un lastre para la Nación, dependiendo de leyes regulatorias, exenciones impositivas y regímenes especiales, sin lo cuales parece que no es posible crecer e independizarse de la tutela de los gobiernos nacionales.

Más que enojarse con la Nación y dilapidar esfuerzos por encontrar responsables políticos por la baja de exenciones y apertura de la importación, deberíamos pensar qué hicimos mal para que dos zona económica y sociales parecidas en la región, se hayan desarrollado de forma tan dispar y asimétrica.El problema de Tierra del Fuego no es de Milei ni de Punta Arenas; es de la clase política provincial que no ha sabido ni querido impulsar políticas de producción y autosustentabillidad económica para la provincia; los empresarios que han usufructuado los beneficios impositivos sin desarrollar y ampliar una industria real y concreta de fabricación y no solo montaje o armado de piezas y la sociedad en general que no exige una verdadera transformación productiva y sigue pensando que el resto del país nos tiene que seguir subsidiando, porque no hemos podido desarrollarnos en 40 años y mientras nuestros vecinos se preparan para emular a Suecia, nosotros seguimos anclados en la pobreza, la dependencia del Estado Nacional y generando negocios para pocos en detrimento de muchos y a costa del sufrimiento de una sociedad postergada que habita una hermosa provincia de confín, la cual, naturalmente, tiene todo, menos, una conducción política y social con la suficiente sensibilidad  y capacidad para pensar en Tierra del Fuego y no en los bolsillos propios. (Agencia OPI Tierra del Fuego)

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