12:00 Tras sufrir un revés en las elecciones legislativas, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump , extendió un ramo de olivo a la oposición demócrata para “trabajar juntos” y evitar una parálisis en un Congreso, que quedó dividido. Pero, desafiante, el presidente cantó victoria y le advirtió a la oposición que no lo acorrale con investigaciones, un escenario al que prometió responder con una “postura de guerra”.
Por: Rafael Mathus Ruiz
“Ahora es el momento para que los miembros de ambos partidos se unan, dejen de lado el partidismo y mantengan fuerte el milagro económico estadounidense”, dijo Trump, al abrir una conferencia de prensa -caótica y muy tensa, por momentos- que se extendió por casi una hora y media en la Casa Blanca.
“Me gustaría ver bipartidismo. Me gustaría ver unidad. Y creo que tenemos una muy buena oportunidad, y quizás no en todo, pero creo que tenemos una muy buena oportunidad de ver eso”, insistió luego, ante una pregunta.
Ese nuevo llamado a la unidad de Trump llegó tras una campaña áspera, divisiva y dramática durante la cual el presidente vinculó a los demócratas a “turbas”, el “socialismo”, y los acusó de apuntalar el “caos”, la “inmigración ilegal” y el delito.
La elección legislativa, el primer gran referendo sobre el modelo de poder construido por Trump, dejó un país y un Congreso dividido: los republicanos retuvieron el Senado, y los demócratas controlarán la Cámara de Representantes, un espacio de poder que lograron recuperar luego de ocho años montados en una “ola azul” que, con todo, no alcanzó a gestar la rotunda victoria que muchos demócratas anhelaban para socavar al trumpismo.
Ante ese desenlace, Washington intentó cerrar la grieta. Los líderes de ambos bandos en el Congreso, Nancy Pelosi, por los demócratas, y Mitch McConnell, por los republicanos, hablaron tras los comicios y se sumaron al llamado de Trump, al abogar, también, por encontrar “terreno común”, una promesa añeja que, con el tiempo, termina enterraba bajo las pujas políticas.
“Tenemos una responsabilidad de buscar terreno común donde podamos”, dijo Pelosi, al responder preguntas luego de la conferencia de Trump.
La oposición se encaminaba a conseguir 229 bancas de las 435 de la Cámara de Representantes, según las primeras proyecciones de los resultados oficiales, una victoria que les permitiría sumar 36 bancas, tomar el control de la Cámara baja y frenar la agenda legislativa de Trump y de los republicanos. La oposición podrá, además, lanzar una batería de investigaciones sobre el presidente, e incluso iniciarle un juicio político.
Los republicanos ampliaron su dominio del Senado, una nueva evidencia de su control territorial. Las proyecciones señalaban que el oficialismo sumaría dos bancas y llevaría su mayoría en la Cámara alta a 54 escaños, un logro que le permitirá a Trump nombrar más jueces en los tribunales federales, o en la Corte Suprema, si es que llegara a abrirse una nueva vacante.
Ambos resultados confirmaron los pronósticos de las encuestas, y le brindaron argumentos a ambos bandos para cantar victoria. Trump sufrió un revés al perder la Cámara baja. Pero el retroceso del oficialismo, ampliamente esperado y en línea con la historia, fue más tenue al que sufrieron Barak Obama, en 2010, o Bill Clinton, en 1994, y similar al de George W. Bush, en 2006. Así y todo, los demócratas lograron un triunfo esquivo desde 2008, y pudieron quebrar la hegemonía republicana, recostada en un mapa de distritos que, en muchos estados, está diseñado para garantizar su triunfo.
Una y otra vez, Trump evitó reconocer que la elección le asestó una derrota. Puso el foco en el avance en el Senado y en un puñado de gobernaciones -mencionó Florida y Ohio, dos estados cruciales en las presidenciales- y tildó a la elección de “increíblemente exitosa”, un “éxito tremendo” y una “gran victoria”.
La elección dejó varios resultados históricos. Hubo un avance franco de las mujeres en cargos electivos. Por primera vez, dos mujeres musulmanas, Ilhan Omar y Rhashida Tlaib, serán representantes en la Cámara baja. Y Alexandria Ocasio Cortez se convirtió, con 29 años, en la mujer más joven en ganar una banca en el Congreso. En Colorado, Jared Polis se convirtió en el primer gobernador electo gay del país.
Una encuesta del Washington Post en los distritos peleados que definieron el control de la Cámara de Representantes mostró que los temas más importantes para los votantes a la hora de decidir su sufragio fue el acceso a la salud (44%), Donald Trump (43%), la inmigración (36%) y la economía (34%).
En Virginia, una escuela vio ayer los lados de la grieta.
“Quiero cambiar las leyes migratorias, porque Trump usa palabras malas para los inmigrantes. Por eso vine a votar, en contra de la política de Trump”, dijo Chude Presei, 35, nepalí, quien votó por primera vez luego de convertirse en ciudadano, el año último.
Presei cree que su voto quizá no logre quebrar la parálisis y división que caracterizan a Washington desde hace tiempo, pero confía en que envíe un mensaje a Trump. “Eso es lo mejor, darle una lección”, afirmó, luego de votar en una escuela de Arlington, en Virginia, frente a Washington, al otro lado del río Potomac.
Unos minutos después, en la misma escuela, Gordon Evans, 47 años, volvía a votar a todos los candidatos republicanos, y a favor de Trump.
“No estoy de acuerdo con mucha de su personalidad , pero me gusta mucho su visión”, afirmó. “Me gusta que quiera un comercio justo, y que sea duro con China, que se roba nuestros secretos. Todo lo que dijo que iba a hacer, lo está haciendo, o está tratando. Creo que necesitamos un muro. ¿Por qué vas a dejar que la gente venga aquí sin ninguna razón? -se preguntó- No podés dejar que la gente venga ilegalmente sin consecuencias. No tiene sentido para mí.” (La Nación)