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09:20 “A los inversores les digo que estén tranquilos. Cambiemos va a ganar las elecciones. Las sociedades no vuelven atrás”. Las palabras del ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, despertaron al auditorio reunido en el Palacio San Martín. No por el exceso de confianza, sino porque el público reunido para el festejo de los 50 años de la Comisión Nacional de Valores (CNV) era particularmente una buena porción del mercado de capitales.
Por: Francisco Jueguen
La pregunta la había formulado Claudio Zuchovicki, principal interlocutor del ministro encima del escenario, y hacía foco en la diferencia entre el aceptable costo del financiamiento para la Argentina antes de las elecciones y el encarecimiento -por la incertidumbre- después. Este interrogante aparecía además en un contexto luego de que dos calificadoras de riesgo (Fitch Ratings y Standard & Poor’s) revisaran a la negativa sus perspectivas para la deuda argentina en los últimos días. “Las opciones para el año que viene son binarias”, explicó Dujovne, antes de buscar llevar calma a los inversores. Luego habló del cierre del gobierno de Mauricio Macri, pero “en 2023”.
El ministro clausuró su participación en el encuentro con una definición clara sobre sus prioridades. “El sector privado es el motor que tiene que llevar al desarrollo”, dijo. Con esa idea también había arrancado su presentación en el homenaje de la CNV. “La Argentina tiene una presión impositiva elevada y con impuestos distorsivos”, describió. El funcionario reconoció que la suba de impuestos para 2019 fue para “evitar una crisis financiera” y cerró: “Nuestro compromiso con la baja de impuestos es total, pero con la estabilidad macroeconómica lo es mas”.
Dujovne señaló que recibió del gobierno de Cristina Kirchner un récord de gasto público con relación al PBI, otro récord de presión impositiva y un significativo déficit fiscal. “El año que viene, la presión impositiva va a ser más elevada que este año, pero menor a la que teníamos en 2015”, explicó el ministro, que aclaró que la rebaja de gastos y la suba de ingresos explican el diseño de presupuesto 2019 que se votaba ayer en el Congreso.
“Todo el ajuste que veníamos haciendo era por el lado del gasto hasta 2018. Para 2019, necesitamos converger al equilibrio primario para evitar una crisis financiera. Es el primer año que la suba de impuestos va a ser parte de la baja del déficit”, aclaró. Dujovne dijo que desde 2017 la baja del gasto con relación al PBI fue de cuatro puntos.
En el evento del festejo del 50 aniversario de la Comisión Nacional de Valores ( CNV ), el funcionario reconoció que el aumento de la carga tributaria para 2019 fue para “evitar una crisis financiera” En el evento del festejo del 50 aniversario de la Comisión Nacional de Valores ( CNV ), el funcionario reconoció que el aumento de la carga tributaria para 2019 fue para “evitar una crisis financiera” Crédito: Silvana Colombo
Antes de Dujovne, el presidente de la CNV, Marcos Ayerra, había recalcado la “transformación” que se hizo en los últimos años en la Comisión, “más allá de las inestabilidades macro que afectaron al mercado” que regula cerca de US$50.000 millones al precio de hoy. Rescató la ley de financiamiento productivo, y la vuelta al país al grupo de los emergentes.
“El mercado estuvo muy bien 2017, lo que generó mucho entusiasmo. Pero estuvo muy mal en 2018. Es como si hubiéramos vuelto a foja cero”, se lamentó. Ayerrra pidió un mercado de capitales fuerte y dijo, optimista, que cree que el crecimiento volverá pronto de la mano de la estabilidad cambiaria y de una baja de tasas. Pidió además luchar contra la corrupción y adelantó que el mes que viene llegará una misión de la SEC al país.
Dujovne se refirió luego al bono para los estatales, que recibirán una suma fija de $5000 y dos alzas en enero y febrero, de 5%. Afirmó que el costo era de $3000 millones para el fisco, pero que, por el sobrecumplimiento de la meta fiscal para este año, había margen para recomponer salarios de una paritaria que había quedado desactualizada. “El bono no pone en riesgo la trayectoria fiscal”, ratificó.
“Estamos en un momento difícil con relación a la actividad”, agregó. Estimó que es el tercer año de austeridad fiscal y que la política monetaria es “muy dura”, tras el renovado acuerdo con el FMI. “Las expectativas de inflación se habían desanclado”, confesó el ministro. “Había que asegurar que la inflación se iba a desacelerar”, dijo y se esperanzó: “En la medida que baje la inflación, vamos a ver una recuperación de los salarios reales”.
“La inflación de octubre es el producto del arrastre que dejaron las fuertes subas de los últimos días de septiembre. El mes pasado tuvo una inflación anormalmente elevada. Noviembre muestra una fuerte desaceleración de los precios”, señaló el ministro, que aseguró que si siguen bajando consistentemente, el BCRA tendrá margen para hacer menos restrictiva la política monetaria y las tasas podrían bajar.
El ministro dijo que el staff report del FMI no incluyó críticas a la sustentabilidad de la deuda, sino que ubicó al país en una clasificación que habitualmente suele hacer el organismo en este tipo de informes. “Si no hay riesgos de sustentabilidad directamente no vas al Fondo”, ironizó. “Ese comentario (en el staff report) es consistente con la calificación de la deuda B o B+ que tiene el país. La deuda es sostenible pero hay riesgos”, sostuvo. Con relación a las calificadoras aseguró que miran al futuro con un espejo retrovisor. “Nunca indicaron antes de abril que íbamos a tener problemas de liquidez. Ahora cuando hay un downgrade quizás sea el mejor momento para comprar. Estamos mucho más solventes que lo que estábamos meses atrás”. (La Nación)