09:00 – Armas de puño, fusiles tácticos, rifles de francotiradores de larga distancia, minas antipersonales, granadas, armamento pesado para apoyo de la infantería. Tenían todo lo necesario para equipar a un batallón militar. Ese poder de fuego estaba en manos de la organización criminal desbaratada hoy en el mayor secuestro de armas de los últimos treinta años, al menos. Fueron secuestradas más de 2500 armas, entre las que se encuentran 1262 fusiles tácticos, cifras que pueden aumentar, ya que anoche continuaba el conteo de material decomisado en más de 50 allanamientos.
Los investigadores sospechan que ese arsenal sería parte de un contrabando que tenía como destino los grupos narcos de Brasil pasando previamente por Paraguay. Esas armas fueron secuestradas por la Gendarmería Nacional y por personal de la Dirección General de Aduanas (DGA) en procedimientos que derivaron en el arresto de 22 sospechosos, según informaron fuentes oficiales.
Los operativos fueron ordenados por el juez en lo penal económico Pablo Yadarola, que desde el 17 de octubre del año pasado investiga a una banda dedicada al contrabando de armas.
Según las fuentes consultadas, hubo allanamientos en la localidad bonaerense de Martínez, donde se detuvo al presunto líder de la organización criminal; en Córdoba; Bahía Blanca; Tandil, y en la ciudad de Buenos Aires. También hubo procedimientos simultáneos en los Estados Unidos y en España.
“Tenemos un arsenal en Buenos Aires, otro en Río Negro y otro en Córdoba. Todas estas armas conformaban una triangulación de Estados Unidos y de Europa a la Argentina, donde se armaban y se enviaban a Pedro Juan Caballero, en Paraguay, para enviarlas a Brasil”, explicó la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.
En Martínez, fue detenido el presunto jefe de la banda, y en los Estados Unidos, los dos responsables de la organización, según fuentes oficiales. El hombre arrestado como supuesto cabecilla, que habría sido identificado como Ricardo Deisernia, se enfrentó a procesos penales en los Estados Unidos en 2003 por contrabando de kits para convertir pistolas en armas automáticas de tiro a ráfaga. Personal del FBI habría presenciado esa parte del operativo.
Entre los lugares allanados aparecería también una importante armería ubicada en Monte Grande. En Córdoba se habrían ocultado explosivos en un predio perteneciente a la Fuerza Aérea, pero que había sido usufructuado por una compañía privada y que en la actualidad mantenía grandes cantidades de explosivos y municiones sin control efectivo, según contaron investigadores del caso.
Entre las armas secuestradas hay fusiles de asalto (AK47, SAR80 británicos, Famas francés, M4 norteamericanos, FAL, entre otros modelos), subfusiles tácticos, ametralladoras pesadas calibre 50, armas cortas, rifles de francotiradores Barret M82 calibre 50, granadas y minas antitanques. Incluso se encontró un cañón antiaéreo Oerlikon 20 mm con 100.000 municiones de ese calibre. Otras 30.000 balas fueron incautadas por los gendarmes y el personal de AFIP-Aduana, que contaron con la colaboración de ocho equipos técnicos de la Agencia Nacional de Materiales Controlados (Anmac).
“Esto no solo es importante para la Argentina, sino también para bajar la violencia en Paraguay y en Brasil, porque muchas de estas armas son las utilizadas por los grandes carteles brasileños, que manejan el negocio del narcotráfico con ametralladoras y armas pesadas de todo tipo”, sostuvo Bullrich. Según la funcionaria nacional, desde los Estados Unidos y países europeos se despachaban las piezas de fusiles y ametralladoras. Las enviaban a la Argentina en un barco de bandera portuguesa y las armas eran ensambladas aquí.
Por su parte, el secretario de Seguridad, Eugenio Burzaco, afirmó: “Es muy importante que se hayan incautado estas armas y que no hayan llegado a manos de delincuentes”.
La causa aquí comenzó el 17 de octubre pasado, cuando la División Sumarios de Prevención de la Dirección General de Aduanas (DGA), de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), puso en conocimiento del juez Yadarola un pedido de “envío controlado” hecho por la División Investigaciones del Departamento de Seguridad Nacional de la embajada de los Estados Unidos en la Argentina.
En el escrito se informaba que la oficina Miami de Homeland Security Investigations (HSI) había interceptado un paquete que contenía 100 piezas de armas de alto calibre. Tenía una falsa declaración de lo que se despachaba. La carga simulaba ser indumentaria deportiva que tenía como destino final un domicilio de la ciudad de Campana.
Con esos datos se inició un operativo en los días previos a la Cumbre del G-20 y se desmontó un grupo que enviaba armas a grupos narcos que operan en las favelas brasileñas. Una derivación de ese expediente permitió concretar hoy el mayor decomiso de armas desde la época de los alzamientos carapintadas. (La Nación)
