-En Facebook volvió a circular actualmente un posteo viral donde se afirma que Raúl Vizcaíno, un supuesto médico, dice que el 27 de octubre de 2010 atendió al ex presidente y que tenía una herida de bala en la cara.
-Sin embargo, el DNI con el que se presenta al profesional le pertenece a una mujer de la localidad bonaerense de Wilde (Provincia de Buenos Aires), y no hay registros en El Calafate (Santa Cruz) de un médico con ese nombre.
-Según el certificado de defunción, el cuerpo de Kirchner no presentaba signos de violencia. Reverso consultó a un profesional que intentó reanimar al esposo de la ex presidenta, quien afirmó que en la cara del ex jefe de Estado no había herida alguna.
Por: Reverso
En los últimos días (ver acá y acá) volvió a circular un texto en Facebook de 2014, que desde ese año tiene 10 mil reacciones y fue compartido más de 50 mil veces, firmado por un supuesto doctor Raúl Vizcaíno. En él asegura haber atendido a Néstor Kirchner el día de su muerte, el 27 de octubre de 2010, y afirma que el cuerpo del ex presidente presentaba una herida de bala en su rostro y que por eso se trató de un magnicidio (muerte violenta dada a persona importante por su cargo o poder). Un chequeo de Reverso permite determinar que esas afirmaciones, que ya habían trascendido en años anteriores (ver acá, acá y acá), son falsas.
En primer lugar, el supuesto médico se identifica con un número de DNI (10.083.432) que no le pertenece a él sino a una mujer, Ester Alicia Czaczkowski, domiciliada en la localidad de Wilde, Provincia de Buenos Aires, según pudo constatar este medio al ingresar el número de documento en el sistema de consulta pública del padrón electoral actual.
“Atendí a Néstor Kirchner en el hospital de Calafate, tras su arribo a la (sic) centro asistencial en el que trabajaba, antes de los acontecimientos que paso a relatarles, el 27 de octubre de 2010 a las 7.34 de la mañana fui testigo de un magnicidio”, sostiene la desinformación, firmada por el supuesto médico Vizcaíno.
Los primeros médicos que atendieron a Kirchner fueron, en realidad, Benito Alen González y Claudio Cirille: el primero, como parte del equipo médico presidencial -ya que el ex mandatario acompañaba a su esposa, por entonces presidenta en ejercicio, Cristina Fernández de Kirchner-, y el segundo, como médico de guardia en el Hospital José Formenti, de El Calafate.
Cirille, quien en la mañana del 27 de octubre de 2010 llegó en la ambulancia desde el Hospital de El Calafate hasta la residencia del matrimonio Kirchner en esa localidad, desmintió en diálogo con Reverso que haya habido entonces cualquier signo de violencia en el cuerpo de Kirchner.
¿Y Vizcaíno?
“El ex. Presidente, arribó al hospital con una herida de bala en el pómulo izquierdo como punto de entrada, y el lóbulo derecho el punto de salida, lo que le provoco (sic) la muerte instantánea”, aseguró en el posteo viral el inexistente médico.
No hay registros de un médico con apellido Vizcaíno en la localidad santacruceña, dijo Cirille, citando además testimonios de colegas suyos.
“Acá en El Calafate jamás existió un médico con ese apellido, Vizcaíno, ni matriculado ni registrado. Al menos yo, que estoy desde 1995 acá, no lo conozco. También he hablado con los doctores Oscar Bellini y Carlos Giménez, que son de los más antiguos de El Calafate, y tampoco conocen un médico con ese apellido”, dijo Cirille a Reverso.
Cronología
Según contó Cirille, y está documentado en el libro Salvo que me muera antes, del periodista Ceferino Reato -que aporta detalles sobre la base de testimonios obtenidos en el lugar, con médicos y enfermeros intervinientes, quienes jamás mencionaron algún indicador que dé lugar a la hipótesis de una muerte violenta- la primera atención de urgencia a Kirchner fue prestada en el propio domicilio del ex presidente. Allí lo atendió en un primer momento Alen González, quien estaba presente por ser integrante de la Unidad Médica Presidencial.
Minutos después arribó en una ambulancia desde el hospital local Cirille, quien se sumó a las maniobras de reanimación cardiológica. Ante la falta de reacción del paciente, que ya presentaba pupilas dilatadas (signo de falta de actividad cerebral), Cirille propuso trasladarlo de inmediato al hospital para intentar otras acciones con mayor equipamiento y tecnología.
“No había ningún signo de causas violentas -señaló Cirille a Reverso-. No había ningún indicio de disparos de bala ni nada por el estilo. Cuando llegué a la casa, otro médico estaba haciéndole masajes cardíacos”, relató el médico, que al ser consultado sobre las causas respondió: “Aparentemente había sido algún tipo de infarto. Yo era el médico de guardia del hospital y me sumé a esas tareas”.
El certificado de defunción, sin embargo, fue firmado por el médico Renato Lestard, que estaba designado como responsable en El Calafate de la Unidad Médica Presidencial, ya que el jefe titular de ese equipo era el médico Luis Buonomo, que en ese momento se encontraba en Buenos Aires.
Según el Tomo I, Acta 027, Folio 044 de la Oficina Seccional 1.713, citada por Reato en su investigación, la causa de la muerte quedó asentada tal como la indicó Lestard: paro cardiorrespiratorio, que es una causa estándar de los certificados de defunción.
“La única forma de chequear la causa certera de la muerte es con una autopsia, que nunca se hizo, y es la única forma de chequear intoxicaciones y cosas así. En una atención rápida, uno no puede confirmar ni descartar nada. Lo que sí se puede afirmar es que no hubo signos de violencia”, explicó Cirille.
¿Por qué no se hizo la autopsia?
La autopsia no se realizó porque no es obligatoria: el artículo 264 del Código Procesal Penal de la Nación establece que la autopsia es obligatoria “en todo caso de muerte violenta o sospechosa de criminalidad”.
Cirille también reconoció que aquel día no había desorden en el domicilio ni nada que le hubiera llamado especialmente la atención sobre una posible pelea o situación violenta.
Otros médicos mencionados por Reato en su libro como integrantes del equipo que recibió al paciente Kirchner en su llegada en la ambulancia son Rodrigo Sabio y Patricia Pérez, especialistas en terapia intensiva, quienes detallaron el tipo de maniobras de reanimación y la secuencia de hechos, y tampoco hicieron mención alguna a que hubiera habido signos de violencia.
Presiones y amenazas
La falsa publicación también da cuenta de una supuesta persecución posterior y amenazas para, supuestamente, silenciar los hechos. “Desde ese día, vivo huyendo, y escondiéndome, trabajando en negro en panaderías, talleres, o lo que sea que encuentre. Conseguí un documento falso, para poder dar cierto grado de credibilidad a mis empleadores. Mi pareja falleció en un confuso accidente, a los dos días de la muerte del expresidentes, cuando se encontraba realizando tramites en Río Gallegos. Yo tuve que escapar del calafate, al ver que a una de mis enfermeras del hospital las amenazaron de muerte, si comentaban algo de lo que habían visto” (sic), dice el texto firmado por Vizcaíno.
Consultado Cirille sobre si sufrió algún tipo de presión desde entonces, el médico dijo a Reverso: “Al contrario, para nada, yo incluso estaba terminando mi guardia, por lo que al llegar al hospital se empezó a hacer cargo la gente de la guardia nueva, pero a mí jamás me han molestado por este tema y, que yo sepa, al resto tampoco”.
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Autor: Raúl Figueroa I ADN Sur
Edición: Juan José Domínguez; Matías Di Santi; Laura Zommer y Cecilia Becaría