Tras pintarse la cara y desafiar al capitalismo, el Secretario de Petroleros Privados, Claudio Vidal, firmó la rebaja salarial como cualquier otro

Durante más de un mes se escucharon todo tipo de amenazas, advertencias y manifestaciones rabiosas con desafíos populistas/anticapitalistas de parte del Secretario General del Sindicato de Petroleros Privados de Santa Cruz, Claudio Vidal, cuando en base a la nueva realidad del país y el mundo, las empresas relacionadas al petróleo debieron acordar una reducción salarial para aquellos trabajadores del sector, en base a la caída de la producción y el valor del barril en todo el mundo. Además del Ministerio y el Sindicato de Petroleros, tuvo representación la Cámara de Exploración y Producción de Hidrocarburos (CEPH) y la Cámara de Empresas de Operaciones Petroleras Especiales (CEOPE).

Guillermo Pereyra de Neuquén, Jorge “loma” Avila y José Llugdar de Jerárquicos de Chubut, junto a la Federación de Petroleros tras negociaciones complicadas hace más de un mes firmaron la Resolución 249/2020, homologada por el Ministerio de Trabajo, la cual básicamente acordó la reducción salarial del personal suspendido por la pandemia, quienes mientras duren estas condiciones excepcionales, percibirán el 60% de sus remuneraciones.

El sindicato Petroleros de Santa Cruz comenzó una campaña de protesta y difusión de argumentos contrapuestos a la medida y personalmente el Secretario General del sindicato, Claudio Vidal, ensayó todo tipo de mensajes elípticos y directos hacia las empresas, hacia los sindicatos que firmaron el acuerdo y hacia la Federación, de la cual, recordemos, se escindió ni bien asumió el cargo en su primera gestión.

Finalmente como en toda disputa hay vencedores y vencidos y el dirigente petrolero protocolizó la firma de la Resolución 626/20 haciéndole conocer a todos los actores del sector (Ministerio, Cámaras, petroleras y contratistas de las operadoras) que a partir del acuerdo logrado, los trabajadores petroleros en cuarentena cobrarán el 60% de sus haberes, un logro sensiblemente inferior a los de Ferreyra, Ávila y Ludgar quienes lo hicieron por el 70%. Por su parte, las empresas derivarán los 10 mil pesos que abonan en cuota sindical, para los trabajadores en carácter de retribución extraordinaria.

Dicha Resolución quedó homologada por el Ministerio de Trabajo, mediante la Resolución 626/20 que el propio Vidal reconoce haber firmado por medio de una nota enviada a las operadoras del área de explotación y producción de hidrocarburos, como también a contratistas y subcontratistas. Su trabajo, que hoy el Sindicato vende como “conquista” fue en realidad constituir una base de ayuda para que las empresas lograran que el precio del barril “criollo” se fijara en 45 dólares, se aprobara una eliminación de las retenciones a las exportaciones y un subsidio de más de 33 mil pesos para cada trabajador mediante el “Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción” (ATP).

Nada habría sido tan evidente para el sindicato provincial, si desde el principio hubiera prevalecido la mesura de su dirigencia, sin necesidad de “presentar batalla” en solitario y discursear ante los medios, mientras otros sindicatos convenían aspectos “inéditos” para un gremio petrolero, como es la disminución de los salarios algo que de hecho implica una flexibilización de facto con la contribución directa y participativa de los sindicatos. 

Hubiera sido mucho más beneficioso y menos expuesto, que nadie se “pintara la cara” sosteniendo un mensaje de tono beligerante y desafiante contra “las empresas que han ganado millones”, mientras en la mesa de acuerdo se fleixibilizaban necesariamente los salarios, en el marco de una situación atípica de la economía nacional y mundial.

Cualquier argumento, en ese marco de crisis, podría haber sido entendido perfectamente por trabajadores y la opinión pública, como ha ocurrido con otros gremios quienes ante la recesión, la inactividad y la baja productividad y demanda, han convenido reducciones salariales para evitar despidos.

Solo quien está fuertemente emparentado con el paradigma estatista del populismo K, puede pretender que las empresas privadas deben hacerse cargo de responder por la caída de la productividad debido a la prohibición y/o restricción para explorar y explotar, mientras el Estado provincial y nacional, abona los salarios al 100% a la mayoría de los trabajadores que no concurren a sus lugares de trabajo por la cuarentena y aún así, cobran; tal es el caso de los diputados, los senadores, los jueces y gran parte de la administración central. Sin embargo, digamos que la realidad es que, sí lo entienden. Los sindicalistas pactan en al mesa y se guardan para si la construcción de un discurso para “la tribuna”. En este caso, como en tantos otros, no es importante lo que se dice de la boca para afuera, como lo que realmente se firma en los papeles donde figuran las condiciones del acuerdo real. (Agencia OPI Santa Cruz)