Por: Sofía Terrile
Al menos 10 bancos ya avanzan en inhabilitar cuentas en dólares de quienes estén haciendo transferencias sospechosas para “comprar” o “vender” el cupo de US$200 de o a un tercero; en otras palabras, quienes presuntamente sean “coleros” o soliciten sus servicios. Sucede luego de que se confirmara que una entidad internacional fuera la pionera de las grandes firmas financieras en realizar este tipo de prohibiciones para operar de manera digital.
Según pudo saber LA NACION, al menos tres de los cinco bancos con más depósitos del país ya están inhabilitando la operación digital de las cuentas en dólares de algunos clientes o evalúan implementarla en los próximos días.
Además, se sumaron otros cinco: dos digitales y tres “tradicionales” más chicos. A su vez, otros dos evalúan tomar este tipo de medidas. Uno de ellos es público. Es decir que hay al menos 10 entidades financieras que lo implementaron como práctica o lo están por implementar. La información fue confirmada bajo pedido de reserva de las fuentes.
La operatoria es la siguiente: se detectan movimientos inusuales (mayor cantidad de transferencias en pesos o en dólares) y se procede al “cierre” parcial de la cuenta en dólares de esa persona o empresa, que desde ese momento podrá depositar, retirar y comprar divisa estadounidense solamente de manera física en el banco hasta que presente documentación que justifique esos movimientos.
Es decir: no hay un bloqueo total de la operatoria en dólares, sino temporal y por el canal digital. Algunas de esas cuentas inhabilitadas pueden terminar en un reporte de operaciones sospechosas (ROS) elevado a la UIF o en sumarios cambiarios iniciados por el Banco Central (BCRA).
Por el momento, son decisiones de los departamentos de compliance de los bancos y no hubo una directiva explícita del Banco Central para que esto suceda. Aunque, como decía un referente del sector por lo bajo, a veces no hace falta una circular para que los bancos, parte de una de las actividades más reguladas de la economía, quieran ahorrarse problemas con la autoridad.
A su vez, el BCRA aclaró que las entidades financieras, por sus políticas de prevención del fraude cambiario y de prevención del lavado de activos, tienen permitido establecer “restricciones comerciales al uso de los productos bancarios contratados, sin afectar los fondos de los clientes”.
La novela de los “coleros digitales” empezó cuando se detectó un mal uso de las cuentas digitales tanto de bancos tradicionales como de los eminentemente digitales, como Brubank o Rebanking, dos de los que se sumaron a las inhabilitaciones. Por el efecto de la cuarentena y el cobro de prestaciones sociales, por ejemplo, Red Link informó que se abrieron cerca de 800.000 en solamente dos días del mes pasado.
Sucedió que, entre esos cientos de miles de cuentas, que se pueden abrir desde casa mientras se ingrese una serie de datos biométricos, hubo algunas en las que se detectaron supuestos movimientos inusuales en pesos y en dólares. Es decir, se intuyó que se utilizaban para comprar dólares para un tercero, es decir, que actuaban de “coleros” a cambio de una comisión, pero esta vez desde el celular o desde la computadora.
En las redes sociales hay grupos de Facebook y hasta cuentas de Instagram privadas que incitan a las personas a que sean coleros digitales de un tercero. “Ganá $1500 haciendo prácticamente nada”, prometen, y así le ponen precio a la comisión que obtendría esa persona por comprar billetes estadounidenses para otro.
Hay otro tipo de operaciones que puede realizar cualquier persona, pero que también estará incurriendo en una violación de la normativa de exterior y cambios del BCRA: se trata de quienes “prestan” o “donan” sus cupos de US$200 a un familiar, un amigo o un conocido que ya utilizó el suyo y tiene unos pesos de más para comprar. Ese cupo en realidad es personal, por CUIT (y no por cuenta) e intransferible.
¿Por qué los bancos empezaron a mandar este tipo de advertencia ahora? La existencia de coleros no es una novedad: ya se hablaba de ellos en el anterior cepo cambiario (2011-2015), pero en ese entonces el intercambio dejaba pocas huellas, ya que se manejaba todo de manera física. Lo digital, con su comodidad, también trae consigo la trazabilidad de las operaciones.
La inhabilitación, esperan algunas entidades, debería tener un efecto disuasivo: se espera que en agosto, cuando el cupo de US$200 de cada CUIT se habilite de nuevo, no haya demasiadas operatorias de personas que compran para otros y no tengan que seguir aplicándose este tipo de “sanciones” que, aunque a veces necesarias a nivel compliance, no resultan de lo más agradable a nivel atención al cliente.
De hecho, una de las entidades de origen extranjero que no está implementando el bloqueo de cuentas aclaraba a LA NACION que prefería no exponerse “a perder un cliente” por inhabilitar una cuenta con movimientos inusuales que luego se puedan justificar. Otros explicaban que lo hacían por prevención y así podían avanzar en el trabajo artesanal que implica la comprobación del origen de esos fondos sospechosos.
Para esa justificación, aclaran, puede solamente bastar con una declaración de parte del cliente: en algunos casos es suficiente, por ejemplo, una carta en la que explique que recibió transferencias en dólares de parte de su abuela para poder retirárselos por ventanilla y que ella no tenga que acercarse al banco en plena pandemia.
Mientras los bancos trabajan internamente para evitar que sus clientes infrinjan las restricciones cambiarias, el Banco Central hace lo suyo y bloquea los CUIT para el acceso al mercado oficial si detecta inconsistencias o violaciones, o abre el sumario que puede terminar en cierre de cuentas y denuncias penales por la ley penal cambiaria, confirmaron fuentes oficiales.
El BCRA puede investigar y tomar medidas como la suspensión para operar en cambios, hasta la prohibición de salida del país para quienes no se presenten ante el requerimiento de la autoridad. A su vez, las personas involucradas pueden recibir penas de multa de entre uno y 10 veces el monto de la infracción cometida y penas de prisión de hasta ocho años en caso de que reincidan.
A su vez, la Unidad de Información Financiera (UIF) trabaja en los reportes de operaciones sospechosas (ROS), es decir, sospechas de lavado de activos o de financiación de terrorismo, que se manejan de forma muy discreta y sobre los que LA NACION no obtuvo comentarios.
Más allá de que los bancos no diferencien qué tipo de “coleros” o de contraparte sean sus clientes -si organizados o no- la preocupación de las autoridades no está primeramente puesta en el “goteo” (en esos US$200 de más que puede recibir alguien de parte de un familiar o un amigo), sino en las grandes operaciones que luego pueden volcar esos billetes al mercado informal de divisas, en otras palabras, al circuito “blue”.
Cada vez más personas compran dólares
A pesar de las restricciones que pesan sobre el dólar oficial, las compras privadas alcanzaron un nuevo máximo en mayo, al totalizar los US$451 millones, cifra que casi duplica los US$248 millones adquiridos en abril, cuando la demanda ya se había triplicado respecto de marzo.
Al estar restringida por el límite de US$200, que crezca la compra de dólares solamente puede suceder de una manera: con más personas comprando. En mayo, alrededor de 2,4 millones de individuos hicieron uso de su cupo, el doble de los que compraron en abril. (La Nación)