Según publica Clarín El gasto público pegó un salto de 71,6%. Los ingresos crecieron por arriba de la inflación.
Por: María Iglesia
Con un fuerte salto en subsidios, además de lo destinado al bono IFE y al programa ATP, en septiembre hubo un déficit fiscal primario (antes del pago de intereses de la deuda) de $ 167.182 millones.
A su vez, cuando se suma el pago de intereses de la deuda pública por $ 44.839 millones, el déficit llegó a los $ 212.020 millones en septiembre, informó el Ministerio de Economía.
Por el impacto de la pandemia del coronavirus, se resintieron los ingresos y aumentó el gasto público. El déficit fiscal fue financiado hasta ahora, en mayor medida, con la emisión del Banco Central.
En los primeros nueve meses del año, el déficit de las cuentas públicas entre lo que ingresa y lo que se paga llegó a los $ 1,3 billones, equivalentes al 4,8% del PBI, calculan analistas privados.
Este acumulado se compara con un resultado positivo de 2019: en nueve meses se había registrado un superávit de $ 22.892 millones, de un 0,1% del PBI, en un contexto en el que aún se buscaba un horizonte de equilibrio fiscal en medio del programa anterior con el FMI, que en ese momento se quedaba trunco.
Este año el Gobierno proyecta que finalizará con un rojo fiscal primario de en torno a 8% del PBI y estima para 2021 reducirlo hasta el 4,5%, según el proyecto de Presupuesto 2021.
Durante septiembre, si bien los ingresos mostraron mejor performance que los meses previos, crecieron a un 34,3% frente a septiembre del año pasado. Los tributarios, en particular, lo hicieron a un 45,2%, por primera vez en el año por arriba de la inflación.
Pero el gasto público aumentó a un ritmo que fue del doble de los ingresos: aumentaron a un 71,6% frente a septiembre, principalmente por el pago de subsidios, además de los programas del IFE, ATP y de la asistencia a las provincias.
“Se vuelve a acelerar el gasto primario luego de dos meses de caída. Vemos que los subsidios suben fuerte por el congelamiento tarifario y a una mayor demora del cobro las facturas de electricidad”, mencionó Juan Ignacio Paolicchi, de la consultora EcoGo.
Si bien reconoció que los ingresos tributarios mejoran, los otros no lo hacen. “Es una mala noticia para la consolidación fiscal. Claro que no se puede reducir el gasto en medio de la pandemia, pero sí dar certidumbre, sobre todo para bajar la brecha cambiaria, de que la consolidación fiscal va a estar en 2021”, añadió.
El gasto primario ascendió a $ 612.806 millones, una suba de 71,6%. “Esta dinámica se corresponde con el enorme esfuerzo fiscal transitorio en un contexto excepcional de pandemia, necesario para implementar las medidas para el cuidado de las familias, el empleo, la producción y compensar la caída de recaudación de las administraciones provinciales”, explica el comunicado oficial.
Por un lado, las transferencias corrientes registraron un incremento interanual de 188,3%. “Este incremento estuvo explicado significativamente por las erogaciones extraordinarias en concepto del IFE y el Programa de ATP, que ascienden a cerca de $ 71.500 millones. Por su parte, el incremento del monto destinado al Programa Alimentar y el apoyo a comedores escolares fue de casi $ 12.200 millones”, se añadió.
Pero el salto más importante se dio en los subsidios energéticos: aumentaron un 327,5% frente a septiembre del año pasado. “Respondió casi en su totalidad a la asistencia financiera a CAMMESA en el marco del congelamiento transitorio de tarifas eléctricas dispuesto por el Ejecutivo para amortiguar los efectos nocivos de la crisis sanitaria y económica sobre la economía de las familias”.
Y se especificó que “el incremento en septiembre se debió en buena medida a la regularización en los pagos a CAMMESA”.
Respecto a las transferencias al sector público, las destinadas a las provincias se incrementaron en un 266,9%, principalmente por los aportes del Tesoro Nacional y convenios de asistencia financiera.
En cuanto a las prestaciones de la seguridad social, el gasto aumentó en línea con la inflación, un 32,4% en los últimos 12 meses. Por último, el gasto de capital, que el Gobierno busca darle un impulso en 2021, registró un crecimiento por debajo de la inflación, de 22,5%.
Para Matías Carugati, de Seido, “el resultado estuvo un poco por debajo de lo que esperábamos pero aún así muestra cierto deterioro respecto a los meses anteriores. Pensando hacia delante, creemos que va a ser difícil para el gobierno mostrar mejoras sustanciales, por dos motivos. Primero, la recaudación va a mejorar producto de la recuperación de la actividad, pero ésta se va a agotar eventualmente por los problemas macro. Segundo, la situación social (y los incentivos políticos) hacen que sea difícil bajar el gasto público, particularmente el asociado al Covid19”. (Clarín)