Por: Francisco Jueguen
Según publica La Nación La carta de los senadores que responden a Cristina Kirchner fue recibida en el Ministerio de Economía con la misma interpretación que le dio ayer el Presidente: es un apoyo no un condicionamiento a la dirección tomada por Martín Guzmán para calmar al mercado y, sobre todo, al indomable dólar.
Incluso cerca del ministro aseguran que esa misiva dirigida al Fondo Monetario Internacional (FMI) toma argumentos y datos que el mismo Guzmán había utilizado para criticar la relación del organismo que dirige Kristalina Georgieva con Cambiemos.
“Gracias al Congreso por el apoyo en este paso clave que marca la ruta hacia donde vamos: una Argentina que crece, da trabajo y certezas”, tuiteó ayer el ministro de Economía luego de que la Cámara de Diputados diera el visto bueno final al Presupuesto 2021 tras el “problema de planillas”.
“La recuperación de la actividad con estabilidad macroeconómica es el horizonte; el presupuesto, la herramienta y pilar de nuestra estrategia”, afirmó en ministro.
El economista de Columbia plantea en el Presupuesto 2021 un déficit fiscal primario de 4,5% del PBI que será financiado en un 40% por deuda en pesos y en un 60% por emisión monetaria (este último ítem implica la impresión de un billón de pesos). En las últimas semanas, con el giro de diagnóstico del ministro para enfrentar la tensión cambiaria, hizo saber que buscará invertir esa proporción.
El rojo fiscal primario llegará este año a 8 puntos del PBI, influenciado por el impacto de la pandemia y las medidas oficiales para contenerla. Sin embargo, el Ministerio de Economía había invertido la tasa de crecimiento de los ingresos y de los gastos antes del aterrizaje del coronavirus en el país. Los primeros resultados fiscales ya mostraban gastos creciendo por encima de los ingresos. El déficit primario que dejó Hernán Lacunza a fines de 2019 fue de 0,5% del PBI, ayudado por liquidaciones agropecuarias que se anticipaban a las subas de retenciones que impulsaría el Frente de Todos.
El ajuste para 2021 se basa en el mantenimiento del nivel de subsidios de este año para las tarifas de los servicios públicos, que aumentarán en base a la inflación; las eliminaciones del IFE y el Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP), y el cálculo jubilatorio basado en recaudación y salarios que, según los expertos, mejorará las cuentas fiscales del Estado a costa de los ingresos de los jubilados.
Guzmán no tiene previsto modificar la previsión de déficit fiscal para el año que viene en el marco de las negociaciones que lleva con la misión del FMI en Buenos Aires. Tampoco habrá modificaciones en esas previsiones en las metas plurianuales que el ministro espera presentar en el Congreso para blindar el acuerdo con el Fondo. Todo un desafío si efectivamente el organismo interpreta la carta de los senadores como un límite al ministro de Economía. Si fuera leída por la misión del FMI de esa manera, los enviados desde Washington podrían poner en duda el aval político que requirieron a las autoridades para sellar un programa de facilidades extendidas (EFF, según las siglas en inglés). Se trata de un plan que prevé reformas estructurales, algo que los legisladores pidieron al jefe del Palacio de Hacienda que no acepte.
Guzmán confía en que el desequilibrio de 4,5% del PBI para 2021 es sensato a la hora de lograr una recuperación económica y estabilidad macro. El ministro además cree que puede darse una mejora de la recaudación, aunque no queda claro si llegará por el rebote económico o por nuevos impuestos (la reforma tributaria que prepara podría llegar al Congreso en sesiones extraordinarias).
Mientras tanto, la misión del Fondo sigue en Buenos Aires: hoy siguieron las reuniones en el Ministerio de Economía con una buena noticia: el tercer test que se hizo el integrante de la misión, que había dado positivo por Covid-19, fue finalmente negativo. (La Nación)