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La Argentina tendrá en 2020 el peor déficit fiscal primario de su historia

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El ministro de economía de la nación Martín Guzmán - Foto: Telam
Banco Central - Foto: Marcos Brindicci

Por: Francisco Jueguen

Según publica La Nación La Argentina está quebrada. El país tendrá en 2020 -marcado por la pandemia de coronavirus y las medidas oficiales para contenerlo- el peor déficit fiscal primario de su historia.

Lo curioso es que esa debacle en las cuentas públicas no tuvo que ver con un gasto muy grande frente al Covid-19 (hubo, sí, erogaciones extraordinarias), sino con la combinación de lo anterior con decisiones políticas -la cuarentena extendida- que provocaron un derrumbe de la economía mayor al de otros países y provocaron una enorme pérdida de ingresos al fisco.

Los analistas privados creen que el rojo primario de este año rondará el 6,5% del PBI (el financiero, cerca de 8,6%). En el Ministerio de Economía estiman que el primario será de unos 7 puntos del producto.

Este año había arrancado con medio punto de déficit fiscal primario, pero ya a comienzos de la gestión de Martín Guzmán se había incrementado el déficit interanual en febrero (+0,1% del PBI) y en marzo (-0,5%).

En abril, mayo y junio, los rojos bordearon el punto del PBI por el fuerte aumento del gasto y la merma en los ingresos que provocó la cuarentena obligatoria al paralizar totalmente la actividad económica.

Una serie estadística del Palacio de Hacienda no encontró niveles mayores para el déficit primario de 2020 en la historia, aunque sí para los financieros en 1974, 1975 y 1976 y 1981, 1982 y 1983, posteriores al llamado “Rodrigazo” y años previos al Plan Austral.

Otra serie del sector público argentino publicada por la Oficina Nacional de Presupuesto (ONP) muestra que hubo sí un déficit primario más profundo al que se observará en 2020 sólo en 1974, 1975 y 1976. En cuanto a déficit financiero, para esa serie, puede encontrarse similitud con el actual previsto en esos mismos años si se le adicionan 1981, 1982 y 1983.

En el Gobierno hacen una aclaración metodológica. “Las utilidades del Banco Central (BCRA) se registraban sobre la la línea, como un recurso. Eso lo cambió el gobierno anterior y se ha conservado. Es decir, los siete puntos de déficit hoy no contemplan como recursos las utilidades del BCRA”, remarcaron los especialistas en la materia a la hora de comparar.

Anteayer, la Secretaría de Hacienda que dirige Raúl Rigo informó que el Sector Público Nacional (SPN) registró en noviembre un resultado primario deficitario de $58.693 millones. Los ingresos totales ($468.452 millones) crecieron 27% interanual, por debajo de la inflación registrada en el mes. El gasto primario ascendió a $527.145 millones (+40,5%). La brecha entre ambos conceptos se achicó fuertemente frente a los meses previos. El déficit primario acumulado a noviembre es 5,3% del PBI (o sea, casi dos billones de pesos).

“El gasto primario registró el menor guarismo interanual del año, incluso a aquellos observados prepandemia”, celebraron desde el Ministerio de Economía. “Así, el nivel de déficit primario fue el más bajo desde la irrupción del Covid-19 (-0,2% del PBI). La recuperación progresiva de la actividad económica que fortaleció los ingresos fiscales está permitiendo avanzar en el proceso de sostenibilidad fiscal compatible con una política de gasto para proteger a las familias, el empleo y la producción”, precisaron cerca del ministro de Economía.

Pero noviembre no es diciembre. En el oficialismo creen que el 0,2% con relación al PBI de déficit primario se ensanchará hasta un 1,5 con relación al producto en el último mes del año. Es probable, “sin desbordes”, que el gasto pase de 40% de crecimiento interanual a más de 50% por el pago de aguinaldos, bonos salariales o cierre de pagos de gestiones anuales. Una precisión que quedará a analizar por los expertos será el gasto flotante.

“Esperamos que las cuentas fiscales cierren el año con un déficit de alrededor de 6,5% del PBI. Esta proyección tiene en cuenta la mayor estacionalidad del gasto en diciembre en paralelo con la eliminación del IFE y la reducción del ATP a empresas pertenecientes a sectores severamente afectados por la crisis del Covid”, señaló un informe de LCG.

“Además, se incluyen las erogaciones ya anunciadas por el Gobierno como el bono para titulares del plan Potenciar Trabajo, la duplicación del monto de la tarjeta Alimentar y aumentos extraordinarios para beneficiarios de AUH que motivarían incrementos adicionales del gasto sobre el último bimestre del año”, precisaron en la consultora que dirige Guido Lorenzo. Vale recordar que el Presupuesto 2021 diseñado por Guzmán no estipula gasto en Covid, “algo que podría ponerse en duda ante la amenaza latente de nuevos rebrotes”, dijeron en LCG.

“Diciembre va a tener un déficit fiscal grande, y ya de hecho hubo mucho giro de utilidades del Banco Central al tesoro y puede haber más”, dijo Lorenzo Sigaut Gravina, director de Ecolatina. “El número va a depender de lo que pase con la deuda flotante. Si queda algo para el año que viene”, dijo el economista, que prevé un rojo por debajo de 7 puntos del PBI.

“El déficit será uno de los más altos de la historia reciente. Se origina en partes iguales por el gasto excepcional por Covid y la caída de la recaudación por el desplome de la actividad. La Argentina no gastó tanto por el Covid, sino que cayó más que el resto del mundo y perdió más por recaudación”, dijo el experto, que estimó cerca de 2,5 puntos de baja en la recaudación y algo similar de gasto extra por la pandemia.

Para el año que viene, el Gobierno estimó un rojo primario de 4,5% del PBI. En principio, estará financiado en un 60% con emisión monetaria. Y pese a los cambios en los diagnósticos en el Ministerio de Economía buscando dar señales de prudencia en medio de las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI), todo estará regido por el año electoral. Ya lo dijo Cristina Kirchner: se apostará a insuflar la demanda. Y para encenderla se necesitan fondos en el bolsillo del votante. Por eso, moderó el ajuste jubilatorio, advirtió al Fondo sobre el sendero fiscal y decidió colocar la política tarifaria, un barril sin fondo de subsidios, bajo su órbita. (La Nación)

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