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En una demostración de fuerza, la oposición busca aprobar mañana la boleta única en Diputados

Boleta única de papel -

Según publica La Nación Una quincena de bloques opositores convocaron a una sesión especial para mañana; el oficialismo rechazará la iniciativa por considerarla innecesaria.

Por: Laura Serra

La unidad de la oposición frente a la resistencia del oficialismo será la postal que coronará la sesión especial que la Cámara de Diputados celebrará mañana. La prenda de esa unidad será el proyecto que propone aplicar la boleta única de papel como nuevo instrumento de votación en reemplazo de las boletas partidarias, un sistema que el Frente de Todos defiende y reivindica a rajatabla.

Con los números justos -se estima que habrá 131 diputados sentados en sus bancas tras la baja del radical Mario Negri, que ayer dio positivo de Covid-, los opositores confían en que le torcerán el brazo al oficialismo y que alcanzarán la mayoría para darle media sanción a la iniciativa. Será el epílogo de aquella sesión en la que hace un mes atrás emplazaron al Frente de Todos a que abra las comisiones para discutir el tema; en minoría, los oficialistas accedieron a regañadientes. Luego de tres jornadas de deliberaciones, los dieciséis bloques de la oposición impulsores de la boleta única vuelven nuevamente a la carga con un dictamen unificado, el cual enfrentará el rechazo liso y llano del oficialismo y sus únicos aliados, los bloques de izquierda y los diputados misioneros del Frente para la Concordia.

El Frente de Todos no se dará por vencido. De perder la partida en la Cámara de Diputados aún le queda la instancia del Senado, donde las huestes que responden a Cristina Kirchner –que se expresó públicamente en contra de la boleta única– se disponen a frenar la iniciativa. Los más optimistas en la oposición depositan su esperanza en cuatro senadores oficialistas que, en distintas oportunidades, se expresaron a favor de este instrumento de votación. Los más pesimistas creen que Cristina Kirchner ni siquiera dará lugar al debate en comisión y cajoneará el proyecto, como hizo con otras tantas iniciativas que le incomodan.

Además, aunque llegase a prosperar en el Senado, la boleta única aún debería sortear un posible veto presidencial. Pese a todas sus diferencias públicas, si en algo coinciden el presidente Alberto Fernández y su vice es en rechazar un cambio en el sistema de votación.

Aunque el camino hacia la instrumentación de la boleta única se presenta difícil y empinado, lo cierto es que esta media sanción de la Cámara de Diputados constituirá un mojón importante. No sólo porque demostrará la potencialidad de una oposición unida a la hora de acordar una agenda común, sino porque la iniciativa, al ser fruto de un amplio consenso parlamentario, servirá de base para que, si no resulta aprobada durante esta gestión, un gobierno de distinto signo político pueda en el futuro cristalizarla.

Los pros y los contras

El proyecto opositor propone instrumentar el modelo de boleta única de Córdoba, el cual concentra en una misma papeleta toda la oferta electoral a nivel nacional (presidente y vice, diputados y senadores nacionales y parlamentarios del Mercosur). De esta manera se le garantiza al ciudadano el derecho constitucional básico de elegir y ser elegido pues, al poner la responsabilidad de la impresión y distribución de las boletas en cabeza del Estado, se asegura la presencia de la totalidad de la oferta electoral en cada centro de votación. Adiós al robo de boletas, exaltan los impulsores del proyecto.

Sus detractores, en cambio, insisten que pese a todas las críticas que recibe la boleta partidaria, la Argentina no tiene ni tuvo un problema de fraude estructural en los últimos tiempos. “La reforma en el sistema de votación es innecesaria”, es su latiguillo. Advierten, por el contrario, que de instrumentarse este nuevo sistema de votación se podrían desatar efectos adversos innecesarios.

¿Cuáles serían esos efectos adversos? Una mayor fragmentación política, responden. El incentivo a votar en cada categoría a un candidato de diferente partido tiene como consecuencia la fragmentación del sistema político, con el riesgo de caer en la parálisis institucional y la ingobernabilidad.

Por el contrario, los impulsores de la boleta única sostienen que este instrumento de votación dotará de mayor autonomía al elector pues le permite al votante marcar por categoría a las agrupaciones políticas de su preferencia, neutralizando así el llamado “efecto arrastre”.

Sin dudas, uno de los puntos de mayor polémica será el tamaño que tendrá la boleta, sobre todo en la instancia de las primarias. En aras de defenestrar el proyecto opositor, el oficialismo simuló cómo sería la boleta única según las pautas propuestas y la convirtió en un verdadero afiche. La oposición admite que el diseño de la boleta es el principal desafío a superar, aunque incluyó en el dictamen algunas pautas para evitar que la papeleta se convierta en una maraña confusa de colores, listas y nombres de candidatos.

Todos estos planteos quedarán expuestos en el debate del próximo miércoles. Los oficialistas no disimulan su fastidio y correrá a la oposición con el argumento de que la boleta única no constituye una prioridad para los argentinos y sus padecimientos económicos. La oposición disiente: la boleta única, sostiene, permitirá exhibir ante la opinión pública una amalgama opositora capaz de hacerle frente a un oficialismo que, hoy por hoy, no da solución a sus problemas. (La Nación)

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