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Reservas: el BCRA cortó la racha vendedora, pero se encamina a cerrar su peor junio en cuatro años

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Banco Central - Foto: Marcos Brindicci
Banco Central - Foto: Marcos Brindicci
El titular del Banco Central minimizó el salto del dólar libre y lo vinculó con “maniobras especulativas”

Según publica La Nación Lleva un saldo negativo por sus intervenciones de mercado de US$325 millones en el mes.

Por: Javier Blanco

El Banco Central (BCRA) logró hoy dejar en pausa la pequeña racha vendedora de reservas que le hizo ceder unos US$400 millones en las últimas tres ruedas de la semana anterior con una nueva “minicompra” de US$10 millones, es decir, apenas 2,5% de lo perdido en dicho lapso.

De esta manera, de no haber adaptaciones al cepo importador (tarea que tomó a su cargo el nuevo ministro de Desarrollo Productivo, Daniel Scioli) se encamina a cerrar su peor mes de junio en cuanto al saldo de intervenciones en el mercado desde 2018, mes en que la entidad había resignado US$1265 millones en medio de la corrida contra el peso activada a fin de abril de este año y con libertad para la compra y venta de divisas, dado que a siete ruedas de finalizar el mes muestra un rojo en torno a los US$325 millones por esa actividad.

De hecho, sería el primer mes de junio, con algún tipo de cepo en vigencia, con saldo desfavorable al respecto, es decir, una situación inédita, ya que se trata de un mes en que el impacto de la liquidación de la cosecha gruesa en la oferta de divisas se suele hacer sentir generando las condiciones para que el BCRA embolse el diferencial con la demanda, lo que les aportó a sus reservas de un promedio de US$700 a 900 millones, en años “normales” o hasta un máximo de US$1768 millones, como en junio de 2007.

Todo sucedió en una jornada en la que se operaron por la plaza de contado oficial US$424,879 millones (lo que muestra que el BCRA apenas captó 2% de lo negociado el día en que la entidad validó un aumento de $0,75 para el dólar mayorista, que cerró a $ 123,47/123,67 por unidad, para compra y venta respectivamente). “Como en cada inicio de semana el ajuste del tipo de cambio mayorista compensa los días sin actividad por el fin de semana y por los feriados del viernes y del lunes”, recordó Gustavo Quintana de PR Cambios.

“Aún con un volumen que ajustó a la baja 25% una oferta levemente superior a lo demandado permitió al BCRA frenar la ola de ventas y comprar unos diez millones de dólares”, explicó por su parte en su habitual informe ABC Cambios.

La ineficacia que muestra el BCRA para recomprar reservas es duramente cuestionada desde el propio oficialismo. Ayer nomás la vicepresidenta Cristina Fernández, en su ya habitual e inédito rol opositor, denunció un “festival de importaciones” y cargó contra la falta de coordinación de organismos como la Aduna, la Comisión Nacional de Valores y la propia entidad monetaria para controlar conductas que favorecen la sobrefacturación de exportaciones y subfacturación de importaciones.

A una conclusión similar parece haber llegado el Gobierno que definió en una cumbre interministerial la semana pasada revisar el sistema de autorización de importaciones.

Desde el BCRA sostienen que el saldo negativo de intervenciones es resultado de un combo de razones, entre las que identifican el nivel de actividad que mantiene el aparato productivo (que calculan debería sostenerse con un caudal de US$6500 millones de importaciones a los precios actuales) y el salto que muestra la demanda para atender el pago de compras externas de combustibles y energía, por el lado de la demanda, y mencionan a un cambio en la estacionalidad de la oferta proveniente del agro.

“La volatilidad en precios internacionales hace que parte de la exportación de soja y subproductos no se haga al ritmo habitual y tenga retrasos. Estimamos unos 2500 millones de dólares de retraso”, esbozó su presidente Miguel Pesce durante el fin de semana en una entrevista radial.

A eso agregan algún componente especulativo, en alusión a empresas que estarían adelantando compras para sobrestockearse con el dólar barato y facturar al cambio libre. De allí a que apunten a una mayor “sintonía fina” en las autorizaciones. (La Nación)

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