Condenaron con 16 años a un violador, ex concejal del FPV. Por la gravedad y calidad de los cargos impuestos al depravado, la justicia “le hizo precio”

(Por: Rubén Lasagno) – Solo basta leer la sentencia elaborada por la Cámara en lo Criminal y Correccional de la Primera Circunscripción Judicial, Secretaría de Juicio y Debate anotado en el el Libro LX – Registro 2379 – Folios 59/80 del 6 de octubre 2022 que tenemos en nuestro poder y el cual hemos analizado minuciosamente, para entender la gravedad de los cargos que enfrentó Emilio Maldonado, un ex concejal del FPV. 

Lamentablemente, por lo delicado de lo actuado en juicio, el extenso documento está plagado de datos reservados, lo cuales no puede ser revelados ni puestos al conocimiento público por involucrar menores de edad víctimas de delitos aberrantes, probados por la Justicia en contra de Emilio Maldonado, ex presidente del Concejo Deliberante de Río Gallegos, amigo personal y hombre de confianza del actual Intendente Pablo Grasso, quien cuando el abusador fue acusado  públicamente por la primera familia, debido a su deleznable comportamiento con una menor (luego apareció la segunda denuncia), no se responsabilizó de haberlo puesto en el cargo, le aconsejó “tomarse una licencia” y trató de minimizar el impacto político.

Posteriormente y gracias a la repercusión en redes sociales, al escándalo generado por las familias con marchas ante el municipio y declaraciones en los medios de comunicación, nota de OPI que llegó a los medios nacionales, el Intendente cambió su estrategia, hizo la mímica de pedir una reunión extraordinaria del CD para promover la destitución, pero su consejo al acusado fue que le ahorrara al partido (y a él mismo) la vergüenza pública y política y Maldonado renunció antes de ser expulsado.

Las denuncias fueron dos. Ambas familias arrinconaron al sujeto con acusaciones directas sobre ambas niñas en el año 2020 y la causa cayó en el Juzgado de 1º Instancia de la Dra López Lestón cuya caarátula fue “MALDONADO EMILIO ALBERTO S/ABUSO SEXUAL SIMPLE REITERADO AGRAVADO Y ABUSO SEXUAL CON ACCESO CARNAL POR ACTOS ANÁLOGOS REITERADOS (SEIS HECHOS) TODO EN CONCURSO REAL”.

La acusación real con una pena de 16 años de cumplimiento efectivo más costas por los delitos de abuso sexual gravemente ultrajante agravado por ser encargado de la guarda en concurso real por abuso sexual con acceso carnal reiterados, en el caso de las dos niñas, tuvo el voto positivo de los jueces Jorge Yance y Joaquín Cabral, pero considerando la cantidad de delitos y la calidad de los mismos, se puede decir que Maldonado “le hicieron precio” por cuanto el Código Penal en el “Título IX – Concurso de Delitos”, expresa en sus artículos 54 y 55, lo siguiente:

ARTICULO 54.- Cuando un hecho cayere bajo más de una sanción penal, se aplicará solamente la que fijare pena mayor.

ARTICULO 55.- Cuando concurrieren varios hechos independientes reprimidos con una misma especie de pena, la pena aplicable al reo tendrá como mínimo, el mínimo mayor y como máximo, la suma aritmética de las penas máximas correspondientes a los diversos hechos. Sin embargo, esta suma no podrá exceder de (50) cincuenta años de reclusión o prisión.

A Maldonado le dieron un tercio de esa condena a pesar de los aberrantes delitos cometidos y uno de los tres jueces estuvo en desacuerdo. El Código actualmente tiene un límite muy alto para jugar la calidad de estos delitos y muchos abogados confunden y desinforman cuando dicen que lo de los 25 años es por lo de la condicional de la prisión perpetua; entonces se decía que el límite eran 25 años. Pero hoy el máximo es 50 años y la condicional de la perpetua subió a 35 años.

En cuanto a la versión que dejaron correr algunos, sobre que el ser juzgado por mayoría y no por unanimidad le permitía a la defensa la apelación, es otro error de información filtrado al público, por cuando no tiene nada que ver si es unánime o por mayoría, por el “Fallo Casal” de la Corte Suprema de Justicia, todo se puede recurrir por la Garantía del Doble Conforme, una garantía del procedimiento penal integrante del debido proceso, que exige que para poder condenar a una persona por un delito, se hayan dictado dos sentencias condenatorias sucesivas. 

La sentencia

El documento al que accedimos, se inicia con la descripción de los hechos relatados por testigos y la Cámara Gesell a las niñas, más las pericias psicológicas, donde quedan expuestos las aberrantes acciones llevadas a cabo por el depravado en contra de criaturas de 9 años, cuya defensa, ejercida por los abogados Ulloa y Macagno, al momento de hablar señalaron que “no son los principios y valores de las personas que están en el recinto, sino el valor de la justicia, ya que hemos escuchado reiteradas situaciones donde se utilizó las redes sociales y los medios de comunicación para generar en cierta medida una situación del estado de vulnerabilidad y del derecho de inocencia”.

Es decir que, según la defensa de Maldonado, todos tienen la culpa menos él y que haya trascendido la aberrante noticia de sus deleznables actos de depravación, atentan contra su “derecho de inocencia”, pero Maldonado no muestra el mínimo sentimiento de reparación por el daño causado en dos niñas pequeñas quienes toda su vida estarán marcada por la acción criminal del condenado. Como siempre, la culpa es de los otros, no de quien cometió el delito.

También plantearon la nulidad de la pericia psicológica a Maldonado, aludiendo poca transparencia en el proceso, cuestión que el fue denegada por la Fiscalía.

Al momento de concederle la palabra al imputado, el chileno Emilio Maldonado dijo “Soy una persona que nació en Punta Arenas y a lo 8 años de nacido mi familia me trajo a esta ciudad que me vio crecer, junto a mi familia y amigos. Mis padres me enseñaron lo que es la solidaridad, preocuparse por los otros, valores que me enseñó la familia y luego los practiqué en la política. Soy una persona sencilla, siempre traté de preocuparme por los otros, de ser solidario, he ayudado a clubes deportivos, he hecho eventos solidarios y siempre trabajé para los niños. Ésta es una situación que no me la esperaba”.

Si uno compara lo que dice Maldonado con lo que hizo entre quienes le confiaron sus hijos, reluce todavía como más grave el engaño prodigado por el imputado, por cuanto usaba esa máscara de “valores y solidaridad” con el que se autoelogia, para cometer sus deleznables acciones en contra de la integridad de las niñas.

A continuación refiere a los hechos y los delitos de los cuales es acusado y elabora un relato sobre la relación con las familias involucradas, donde (de acuerdo a ese relato) Maldonado aparece casi como un inocente hombre sorprendido en su buena fe, con acusaciones infundadas, llenas de mentiras que han operado sobre él por razones estrictamente políticas (¿?).

La defensa de Maldonado y sus propias palabras, no tienen el mínimo sustento de veracidad por la falta de contundencia a la hora de expresar sus dichos con pruebas irrefutables que contradigan la carga probatoria que expuso la fiscalía: es decir, Maldonado no pudo desdecirse ni comprobar de que todo lo expresado en las Cámaras Gesell y las declaraciones de padres y amigos, fuera falso o al menos una parte de todo ello, como un agregado fuera de la realidad con el propósito (cómo expresó el condenado) de “perjudicarlo personal y políticamente”. 

La típica defensa difusa de estos personajes depravados que abundan entre la clase política de la provincia y son en muchos casos amparados, escondidos y silenciados por el propio entorno político y mediático, no ha podido en este caso ser todo lo efectivo que hubiesen querido amigos como el Intendente Pablo Grasso, entre otros muchos, por lo arbitrario y repugnante de sus delitos y fundamentalmente por la valentía de las familias que no se han dejado amedrentar y han planteado su lucha de manera pública, visibilizando a este delincuente del cual muchos de su entorno inmediato, no son ajenos o al menos eran conocedores de sus desvíos morales. (Agencia OPI Santa Cruz)