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Las encuestas: de su valor relativo hasta el uso partidario, destruyeron el fino mecanismo del pulso social hoy transformado en una herramienta más de campaña

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Elecciones padrón - Foto: OPI Santa Cruz/Francisco Muñoz

(Por: Rubén Lasagno) – Al tema de las encuestas lo hemos abordado en varias ocasiones, desde que estamos en la web. La última vez fue el 14 de agosto de 2019, donde, además de emitir una vez más nuestra opinión sobre el fenómeno encuestador pre eleccionario, dimos a conocer con datos concretos post elecciones de aquel año, cómo y de qué manera todas las encuestadoras del país, aún las más “prestigiosas”, habían errado sus predicciones y volcado datos falsos a la opinión pública.

El argumento siempre es el mismo: las encuestas dejaron de ser mecanismos recolectores de datos ciertos para “tomar la temperatura” social sobre un determinado tema, cuando la política (y los políticos, especialmente) vieron en ella un mecanismo para manipular a la denominada “sociedad blanco”, aquella que se intenta influir/impactar para que el votante se deje llevar por la corriente y apoye al/los candidatos que las encuestas “dicen” que están en las preferencias mayoritarias, aunque no sea así.

Elecciones 2021 - Foto: OPI Santa Cruz/Francisco Muñoz

En los 80 y los 90 las encuestas eran presenciales, puerta a puerta. Las empresas encuestadoras eran ciertamente complejas organizaciones con mucha gente, planillas, un intrincado sistema de encuesta personalizada en cada hogar y un grupo de “verificadores” que pasaban detrás del encuestador, para evitar que se falsearan datos. Eso fue, no existe más. La inseguridad, el cambio del paradigma comunicacional, las redes sociales y la digitalización de las redes y la telefonía cambió desde lo metodológico y arreció el sistema más falible y vulnerable que existe: las encuestas telefónicas.

Desde call centers virtuales, varios agentes encuestadores (en el mejor de los casos, en general lo hace una máquina) llaman a un grupo/target de personas seleccionadas por ciudad, barrio, nivel social, etc, toman las opiniones del encuestado, los vuelcan a un programa que las tabula, selecciona, ordena en base a un requerimiento determinado y allí sale un menjunje donde nada está claro y obviamente ninguna encuestadora muestra lo que en otros tiempos era “el trabajo de campo” y claro está ninguna se somete a regulaciones, inspecciones, supervisiones o controles de que esos datos sean veraces, porque son empresas privadas.

Cuando un partido político en campaña o un gobierno en funciones, contrata los servicios de encuestas para medir potencialidades electorales o aceptación de su desempeño, cabe la razonable sospecha de que nos están macaneando. En otros casos, los encuestadores suelen darle “los resultados reales” a quienes encargaron la compulsa y dibujan una más “edulcorada” para la opinión pública a fin de ayudar a su cliente.

Hace ya un tiempo hablamos con un gerente de una importante firma encuestóloga y nos quedó claro que cada una de nuestras afirmaciones eran acertadas. Por si esto fuera poco, en el año 2018 el propio Raúl Timerman, consultor oficialista si lo hay, en el programa Animales Sueltos dijo que las IVR son poco o nada confiables y que se prestaban a manipulaciones favoreciendo al cliente que paga. En 2019 los datos más promisorios de las “grandes” consultoras hablaban de una diferencia promedio entre Alberto Fernández y Mauricio Macri, de alrededor de 5 puntos a favor del primero y fueron 15 puntos reales. Ninguno acertó.

Por tal motivo pensamos que todo medio o periodista que replica una de estas encuestas o está siendo muy inocente (cosa que lo dudo), es un ignorante (lo cual puede ser posible) o está operando para tal o cual candidato, casi seguramente. 

Por ese motivo, es condición dentro de la línea editorial de OPI, no reproducir ni replicar ninguna encuesta oficial ni de la oposición y muchos menos aún, en épocas de campaña o previo a  una elección.

Uno o dos buenos analistas políticos, con un sociólogo que pueda determinar comportamientos sociales y un operador hábil en el manejo del programa para encuestas virtuales, son suficientes para armar los resultados que luego las “consultoras” difunden hasta con décimas de diferencias.

Ni un acierto

Vamos a repetir acá, el relevamiento que hicimos y publicamos en el año 2019, donde demostramos que ninguna de las encuestadoras había acertado (ni cerca) con sus datos previos a las elecciones de aquel año. El resultado fue el siguiente:

Opinaia, la encuestadora que figuraba como la más cercana a la verdad en el 2015, en esta oportunidad Alberto Fernández se imponía por un 35,8% contra 33,9% de Mauricio Macri, con casi dos puntos de diferencia. Si proyectaban indecisos, la diferencia se achicaba a 1,2%: 37,6% a 36,4%. Falso

Management & Fit, difundió sus números con una ventaja de 1,9 puntos, con 41,2% para el Frente de Todos y 39,2% para Juntos por el Cambio. Falso

Publicidad in Read: los últimos sondeos muestran que gana Alberto por entre 2 y 5 puntos de ventaja. Falso

Raul Aragon y Asociados, tenía al Frente de Todos con 42,2% sobre un 35,9% de Juntos por el Cambio, con un margen de error de +-2,2 con 9 puntos de diferencia con la realidad. Falso

Marketing & Estadística arrojó una diferencia de 4 puntos durante la semana previa al escrutinio. Falso

Real Time Data pronosticó en la última semana que la diferencia entre los espacios polarizados de la política era de solo 1 punto: 39 a 38%, también a favor de Fernández. Falso

Synopsis en sus encuestas previas la fórmula K llegaba a 37,97% contra 33,99% del binomio oficialista. La diferencia, de 3,98 puntos. Falso.

Gustavo Córdoba & Asociados le daba una brecha de 7,6 puntos. Falso

Germanos & Asociados arrojó una diferencia a favor de Fernández-Fernández de 5 puntos. Falso

Hugo Haime, histórico consultor vinculado al peronismo, puso a los Fernández con 13,5 puntos de ventaja, el más cercano a la realidad pero teniendo en cuenta que siempre forzando los números a favor del kirchnerismo, como lo hizo en el 2015, con lo cual no tiene entidad seria, sino es un “acierto” circunstancial. Falso

Analogía, dio una ventaja de 42 sobre 38 a favor del kirchnerismo con 4 puntos de diferencia. Falso

Tendencias arrojó cifras de 5,8 puntos de ventaja entre los Fernández y Macri, con el 38,5 y 32,7 entre uno y otro. Falso.

Del Indec a las encuestas

Hay un patrón común entre el IPC que mide el gobierno y las encuestas realizadas por “consultoras” de las más variadas extracciones: ambos parten de porcentuales estadísticos que nadie conoce, ningún mortal tiene acceso a los componentes que conforman las muestras y solo conocemos el número final. En ambos casos está extensamente probado que se han falsificado datos estadísticos.

En el INDEC hubo denuncias, causas y todo un revuelo por el tablero de dibujo que tenía Néstor Kirchner Cristina Fernández después, el cual arrojaba índices de inflación irreal, más o menos lo mismo que hace ahora Sergio Massa para convencernos de que su gestión es un éxito porque no llegamos a los tres dígitos.

Con las encuestas no hay denuncias porque son acciones privadas que no tienen anclaje en la realidad, no modifican la vida de cada ciudadano y no afectan a nadie, excepto a los crédulos, toda vez que es un método para direccionar el comportamiento social, influir y provocar el engaño. 

Se lo considera inocuo, aunque se trata de un ardid más de la clase política nacional, que ha destruido la credibilidad en su manejo y eficacia, por ese motivo es tan importante que todos sepan cómo y para qué se promueven y contratan. (Agencia OPI Santa Cruz)

6 COMENTARIOS

    • Claramente las encuestas no son 100% exactas y todas responden a intereses, pero es dable rescatar que todas en este caso acertaron en que ganaban los Fernández!

      Soy opositor, pero en cuanto a la encuesta de tiempo sur, que pongan lo que quieran, como siempre ya sabemos que gana el frente para la Victoria

  1. La encuesta de Tiempo Sur la armó el garca de Taito y Cardini los testaferros que compraron el diario. Dos tremendos delincuentes que viven mamando de la teta del estado. En chubut los conocemos bien. TAITO ROBA DESDE LA EPOCA DE DAS NEVES Y EL OTRO ES UN GARCA A LA ENESIMA POTENCIA. No les cree nadie. Solo en Santa Cruz pueden hacer y decir estas cosas jajaja

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