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El dólar y la inflación en otra semana de pronósticos sombríos

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Billetes de dólar estadounidense - Foto: NA

Según publica Clarín La búsqueda de cobertura se acelera ante las elecciones y la incógnita es si habrá prudencia política para mantener cierto marco de estabilidad hasta octubre.

Por: Daniel Fernández Canedo

Hacía ocho meses que el Banco Central no asistía en forma directa al Tesoro para cubrir el déficit. Este mes ya emitió por esa vía $ 450.000 millones.

El año pasado el Banco Central había ganado US$ 6.000 millones en las reservas, este año va perdiendo US$ 10.000 millones y el golpe de la sequía al balance del sector externo es muy fuerte.

El ministro de Economía de la Nación Sergio Massa - Foto: NA
El ministro de Economía de la Nación Sergio Massa – Foto: NA

En las últimas semanas, los economistas desempolvaron los informes sobre la situación previa a la hiperinflación de 1989 durante el gobierno de Ricardo Alfonsín, buscando parámetros.

En un informe de octubre del año pasado, la economista Marina Dal Poggetto marcaba como diferencia que ahora la historia inflacionaria de partida es mucho menor: “Por primera vez en 2022 la inflación orillaría los tres dígitos, mientras que en 1989 venías de 14 años con inflación que en sólo dos años se ubicaron debajo de los tres dígitos” y la indexación estaba generalizada.

La historia también demuestra que el déficit fiscal primario en 1989 era de 12 puntos del PBI y ahora ronda 4,5%, que la monetización de aquellos años era muy superior y con un dato político a considerar: en el 89 gobernaba el radicalismo y el peronismo era oposición.

Frente a hechos distintivos, un denominador común es el de la economía con muchos pesos y pocos, muy pocos, dólares en las reservas del Banco Central.

El conjunto de anuncios del ministro Sergio Massa de la semana pasada ayudó poco a modificar el clima financiero, pero aquietó algo a un mercado expectante a la política al bajar su posible candidatura la vicepresidenta Cristina Kirchner y a la posibilidad de que lleguen los dólares del Fondo Monetario Internacional.

En Economía tienen más claro que nunca que sin la plata del FMI se le achicarán sensiblemente los márgenes de acción sobre el mercado cambiario, pero la negociación con el organismo todavía aparece en estado gaseoso.

Los allegados al ministro saben a la perfección que ni la utilización de los US$ 5.000 millones del Swap de China para pagar importaciones de ese país, ni un equivalente que pudiese llegar de Brasil, alcanzarían para abastecer a un mercado con apetito de cobertura cambiaria.

En junio llegarían US$ 2.000 millones del FMI que forman parte de los desembolsos para pagarle al organismo y el Gobierno aspira a otros US$ 10.000 millones que vencen este año con el adicional de pedir que lo liberen de tener que pagarle US$ 4.900 millones.

El dilema frente al FMI para Massa ministro y posible candidato es enorme.

Como ministro mantendrá la negociación basándose, como hasta ahora, en el golpe de la sequía sobre las exportaciones y la recaudación y en que la disparada de la inflación de marzo, abril y mayo licuaría jubilaciones y salarios y, por tanto, el gasto público en términos reales.

El cuello de botella sigue estando en la utilización de los dólares que pueda desembolsar el Fondo. Un punto de fricción es el reclamo tradicional de algún salto cambiario y el otro, que en estos días cobró relevancia, es la intervención del Central en los dólares financieros.

Economistas con experiencia en transitar corridas cambiarias están convencidos (y apoyan) de que el gobierno actual no podrá abandonar las intervenciones ni ahora ni hasta las elecciones y, por tanto, la clave estará en definir un esquema que alivie el golpe recesivo de cerrar aún más el pago de importaciones.

Dentro y fuera del gobierno se acepta que un dólar estable es la pieza fundamental para pensar en estabilizar en algo los precios. Después del cimbronazo del 8,4% del aumento del costo de vida en abril, la preocupación de los analistas es que en mayo no llegue a los dos dígitos.

Actualmente, rigen no menos de 11 tipos de cambio distintos (oficial, Mep, CCL, tarjeta, ahorro, blue, etc.) la postergación en el pago de importaciones ronda US$ 12.400 millones y el Gobierno alienta a las empresas a que paguen deudas con dólares propios para que no demanden divisas a precio oficial.

La sequía le dio un golpe al sector externo por una pérdida de US$ 20.000 millones que, parcialmente, podría darse vuelta recién en el primer trimestre del año próximo.

El sendero a transitar es largo, estrecho y todos los agentes económicos están al tanto de las dificultades. ¿Habrá prudencia política para mantener el puente colgante hasta las elecciones dentro de algún marco que se asemeje algo a una situación de cierta estabilidad? (Clarín)

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