- Publicidad -

Por la inflación y la pobreza, el Gobierno afrontará el peor cuadro social en la historia de las PASO

Según publica Clarín El salario mínimo, la AUH y las jubilaciones son más bajos que hace 10 años. El consumo también muestra señales de deterioro.

El Gobierno llegará a las elecciones con el peor escenario en materia social en la historia de las primarias desde 2011. Faltando tres meses para las PASO, la mayoría de los indicadores que definen el “voto económico” arrastran un marcado deterioro  y el margen de maniobra para mejorar la situación del electorado es muy limitado, según un informe de Ecolatina.

Para la consultora, la principal evidencia es que la pobreza ya supera el 40%, registro que no sólo supone el nivel más elevado para un año electoral, sino que es el mayor desde 2005.

Pobreza en Argentina - Foto: NA

“Esta desmejora tiene lugar frente a una creciente inflación que estimamos supere el 115% interanual en mayo, alcanzando niveles considerablemente superiores al del resto de los años electorales (los mayores desde 1991, a la salida de la última hiperinflación)”, señaló Ecolatina.

La suba de precios se ubica 70 puntos porcentuales por encima del último año electoral (2021), 60 puntos por encima de 2019 y 90 puntos arriba del promedio de inflación anual del resto de los años electorales analizados, que exhibieron una cifra anual en un rango similar.

“Esta dinámica ha dado lugar a un manifiesto debilitamiento del ingreso real de los hogares, tanto laborales como no laborales”, agregó el informe.

Por un lado, el salario real se ubica en 2023 en el nivel más bajo en contraste a todos los años electorales, y este año sería el sexto consecutivo de caída. Luego del último pico alcanzado a mediados de 2017, el salario real formal es un 19% inferior hasta marzo y el salario real informal un 42%.

A su vez, el Salario Mínimo Vital y Móvil perdió un 37% de poder de compra respecto a 10 años atrás (elecciones de 2013), la jubilación mínima un 24% (aún contemplando los bonos actuales) y la Asignación Universal por Hijo (AUH) un 18%.

Sumado a esto, hay un “encarecimiento relativo de los alquileres”. El salario real del sector formal (RIPTE) -el mejor posicionado- representa cerca del 35% del costo de alquiler de un monoambiente -lo más económico- en CABA, el peor guarismo en comparación a otras previas electorales, mientras en 2015 el alquiler representaba el 25% del ingreso.

El deterioro social tuvo lugar a pesar de una mejora en el mercado de trabajo. Es que, si bien aumentó el empleo, la mayor cantidad de nuevos puestos de los últimos años correspondió a puestos informales y cuentapropistas, que entre 2019 y 2022 explicaron el 72% del empleo generado.

Esta dinámica acentuó la dualidad del mercado laboral entre trabajadores protegidos por las paritarias y aquellos dependientes de la ayuda estatal, lo cual reforzó el fenómeno del “trabajador pobre”.

En cuanto al consumo privado, se ubicaría únicamente por debajo de 2015 y 2017. Ahora bien, después de alcanzar el pico en el tercer trimestre de 2022, “se observó un retroceso en el último trimestre del año pasado, y estimamos que esta caída se haya profundizado en el primer semestre de este año”.

La fuerte aceleración inflacionaria generó un “sesgo pro-consumo”, que incentiva a desprenderse rápidamente de los pesos sobrantes, volcándolos al consumo.

“De todas formas, este “veranito” de consumo también comenzó a encontrar un techo a fines de 2022, en un marco en el cual la política económica cobró un sesgo mayormente contractivo, con un ajuste del gasto público en términos reales que contempló una quita o reducción de subsidios para muchos hogares (reduce el ingreso disponible para consumo) y un fuerte incremento en las tasas de interés (encarece el crédito)”, indicó Ecolatina.

A nivel sectorial, se observa un deterioro:

* el consumo masivo -alimentos, bebidas y artículos para cuidado del hogar y personal- se ubica actualmente un 12% por debajo de 2015 o es 5% inferior a 2017 (según Scentia);

* el patentamiento de vehículos resulta 50% más bajo que en el pico de 2013;

* el crédito al consumo es 43% más bajo que en aquel año;

* la compra-venta de inmuebles en CABA y PBA es un 15% inferior

* y la adquisición de electrodomésticos y electrónica de consumo es cerca de 20% inferior a 2017 (más aún respecto a 2015).

Dado este panorama, el Gobierno tiene incentivos a mejorar el poder adquisitivo previo a las elecciones. Sin embargo, su margen es exiguo.

“La aguda escasez de divisas, sumado a la inestabilidad de una elevada brecha cambiaria y la debilidad en la demanda de pesos acotan considerablemente la posibilidad de profundizar el atraso cambiario acumulado o propender a tasas de interés reales negativas, mientras que la posibilidad de congelar tarifas de servicios públicos y/o acelerar el gasto público en términos reales choca con la falta de financiamiento”, concluyó Ecolatina. (Clarín)

spot_img

Suscribité al Newsletter

Más Noticias

- Publicidad -spot_img

Más Noticias

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí