En los primeros siete meses del año, las cuotas de los servicios de medicina privada acumularán un incremento del 52,8%, siguiendo la tendencia de la inflación. Esta situación ha llevado a que miles de afiliados se vean obligados a dar de baja el servicio debido a la imposibilidad de afrontar los costos.
Además, se estima que tres de cada diez afiliados a prepagas recurren también a hospitales públicos debido a la falta de especialistas en la red de prestadores y las largas demoras para obtener turnos, que pueden superar los dos meses.
Con los aumentos registrados en junio (5,49%) y julio (8,49%), un plan familiar promedio para un matrimonio con dos hijos menores puede alcanzar entre $110.000 y $150.000 mensuales.
El sector de medicina privada, que incluye tanto a las prepagas como a las obras sociales de personal directivo, cuenta con alrededor de 6 millones de beneficiarios (titulares y grupos familiares). Aproximadamente el 20% de ellos son afiliados voluntarios o directos, mientras que el resto son trabajadores cuyos aportes se derivan a una obra social con convenio con las prepagas.
Un relevamiento realizado por la asociación Defensa de Usuarios y Consumidores (Deuco) reveló que en el período comprendido entre 2012 y 2022, las cuotas de los planes de medicina prepaga aumentaron un 3.544%, muy por encima de la inflación registrada durante ese mismo período, que fue del 2.467%, según el Índice de Precios al Consumidor (IPC).
Pedro Bussetti, presidente de Deuco, destacó que la medicina privada ha aumentado más que la inflación en los últimos diez años, evidenciando una brecha significativa.
Ante la escasez de especialistas en algunas ramas médicas, muchos médicos han comenzado a cobrar copagos, ya sea autorizados por las prepagas o a través de acuerdos directos con los pacientes. Esta situación permite obtener un turno de atención a cambio de un pago adicional.
La alta inflación también está afectando la calidad de los servicios de seguro de salud, que son ampliamente buscados por las clases medias que buscan evitar la sobrecarga de los hospitales públicos, especialmente en el conurbano bonaerense.
Con el aumento acumulado del 6,9% en enero y los incrementos mensuales posteriores, se espera que la suba acumulada en los primeros siete meses del año alcance el 52,8% para aquellos a quienes se les aplica el índice de costos de salud. Para quienes ganan menos de 6 salarios mínimos, el aumento en el período enero-julio será del 42,7%.
Considerando que la inflación del primer cuatrimestre fue del 32%, se estima que en mayo, junio y julio se sumarán aproximadamente un 9% adicional, lo que llevará el incremento acumulado a alrededor del 60%.
Además del aumento del 5,49% en las cuotas de junio, los afiliados recibirán una notificación de otro aumento del 8,49% en julio, que se aplicará por igual a todos los beneficiarios. Esto se debe a que el Índice de Costos de Salud es inferior al 90% de la variación de los salarios formales (RIPTE), que se utiliza como indicador para fijar el incremento de la cuota para aquellos que ganan menos.
El incremento diferenciado establecido por el decreto 743/2022 establece que el tope del 90% del RIPTE se aplica a aquellos que perciben menos de 6 Salarios Mínimos Vitales y Móviles (SMVM) en relación con el Índice de Costos de Salud. Para aquellos que ganan más de 6 SMVM, se aplica el aumento determinado por el Índice de Costos.
Sin embargo, prestadores y especialistas afirman que este tope no se está aplicando de manera adecuada, lo que dificulta aún más la provisión de servicios médicos.
Además, la mayor informalidad y el aumento de los costos de los planes de salud han provocado una disminución en la población que cuenta con cobertura de una obra social o medicina privada. (Agencia OPI Santa Cruz)
Con información de NA.