(Por: Rubén Lasagno) – Los que vivimos “la Hiper” en la época de Raúl Alfonsín, sabemos de qué hablamos. Por más que algunos economistas nos intenten demostrar con palabras y explicaciones rebuscadas que “la situación no es la misma”, todos la hemos sentido en el bolsillo en aquel momento, como la sentimos hoy; todos veíamos cómo luego del cierre de los supermercados el personal se pasaba horas y horas remarcando, como sucede hoy; nos quejábamos porque retiraban las mercaderías de las góndolas y faltaba aceite, azúcar, o de los corralones, materiales de construcción e insumos básicas; las estaciones de servicio retaceaban el combustible y cargaban determinada cantidad de litros, con aumento diarios de la nafta y el gas oil; los salarios se licuaban en una semana por más que dieran aumentos mensuales; no se podía viajar por los costos dolarizados; la gente que tenía algo de dinero dejaba plazos fijos por dos días o una semana, para aprovechar los altos intereses que pagaban; las empresas retrasaban una semana los pagos para “trabajar” la plata en el circuito financiero; no se vendía una casa ni se podía comprar; nadie alquilaba, porque eran contratos basuras a precios siderales; sobraban las casas y la gente vivía en la calle; la indigencia puso en esa calle a gente que había bajado estrepitosamente de su nivel social, que aun no siendo el mejor, tampoco era paupérrimo; los jubilados no podían sustentarse y solo unos pocos podían vivir ayudados por las familias y los hijos volvían a la casa de los padres; los estudiantes universitarios abandonaban las carreras para volver a sus pueblos; la clase media iba a la extinción, todos caían en la pobreza, los pobres quedaban desamparados y solo la elite económica y financiera del país hacía pingües negocios, la clase política eran casi especuladores compulsivos, algunos con manejo de información privilegiada y “empresarios” amigos del poder era frenéticos compradores de inmuebles, tierras, campos, estancias y departamentos, en un “todo por dos pesos”.
Eso fue en forma resumida, lo que vivimos en la “Hiper” de aquellos años.
Es lo que vivimos hoy bajo la conducción política de estos inútiles que nos gobiernan y del Ministro-candidato que nos quiere convencer que vamos mal pero estamos bien y lo votemos en octubre que él va a cambiar todo lo que no pudo cambiar en estos 4 años de desgobierno, mentira, corrupción y clientelismo.
Estamos en una hiperinflación galopante que hunde a todos los argentinos en la miseria. La crisis tiene nombres y apellidos: Alberto Fernández, Cristina Fernández y Sergio Massa.
Desde nuestro medio jamás diríamos a quién el lector debe votar. No tenemos, no proponemos, no impulsamos ni aconsejamos candidatos, pero sí sabemos a los que no debemos votar.
Tener memoria y conocer el presente, es indispensable para salvar el futuro de la Patria. (Agencia OPI Santa Cruz)
no …no es lo mismo…ahora tenemos un cancer que son los 22.000.000 millones de planes como hacemos
tenes razon
Excelente análisis, estamos en la hipérbole hace rato
y peor aun que en la época de la hipertensión anterior
porque no tenemos un mango y tapado de deuda
LLAMADO A LA SOLIDARIDAD
Se requiere información del paradero de los mafiosos Cristina y Máximo Kirchner, desaparecidos el domingo 13 de agosto luego de emitir sus votos PERDEDORES
MENEFREGA!!!!!
Vamos por ese camino…el de la hiper. Aunque no se ven los gremialistas. Baradel, dónde estará ? se ve que los maestros de la pcia de Bs As deben estar cobrando en dólares y que las escuelas deben estar preciosas, porque no se lo ha escuchado más.
Qué mal le ha hecho el peronismo a este país. Sobretodo los peronistas radicalizados, los K. Parece que tienen la cabeza quemada. Y me molesta cuando luego de hacer este comentario, (en reunión de amigos) alguien que se identifica K dice: ” a vos sos macrista..” porque no entienden que se puede ser sólo ciudadano, sin sentirse representado por ningún partido político. Parece que tienen la cabeza quemada. En ese grupo de personas, me extraña la presencia de gente que tiene buen nivel cultural.
La salida sigue siendo Ezeiza. Por allí se fueron mis hijos.