(Por: Rubén Lasagno) – Cuando un país luce debilitado política, económica y militarmente, es vulnerable a cualquier presión internacional y mucho más frágil ante los reclamos territoriales, como sucede con los países limítrofes de lo cual Argentina tiene mucha experiencia con Chile, especialmente.
Para “contener” las ambiciones expansivas de cualquier país limítrofe, no solo hace falta poseer una fuerza militar concreta, bien dotada, rápida y profesional en los tres ámbitos o escenarios, tierra, aire y mar, sino es fundamental tener una estatura político-estratégica superlativa, que le permita al país contar con una diplomacia prestigiosa, hombres y mujeres respetados y representativos, que sean capaces de manejar con efectividad las relaciones internacionales, pero fundamentalmente, negociar en las crisis y antes de ello prevenir los conflictos, advirtiendo en la mesa de análisis todos los escenarios posibles a futuro, para desactivar a tiempo cualquier conflicto en ciernes.
Argentina no tiene nada de todo lo mencionado. Desde hace años, sucesivos gobiernos vienen destruyendo la capacidad disuasiva militar, han dinamitado la teoría de la Defensa nacional, subestimando al vecindario y enmarcando la legítima defensa del país, en pseudo ideologías burdas y absurdas cuyo único fundamento es la destrucción del aparato de represión y defensa, que deja al país a merced de cualquier megalómano infradotado que una mañana se levanta con el sueño napoleónico y nos complica la vida por décadas.
Y si bien desde Alfonsín hasta acá, ningún gobierno se preocupó por la soberanía nacional, solo hicieron mímica sobre los derechos en Malvinas, archipiélago que en la práctica perdimos en la guerra, el kirchnerismo, específica y puntualmente se encargó de destruir lo que restaba, vulnerando la soberanía nacional desde las facilidades otorgadas a los pseudo mapuches para que quemen la bandera nacional y reclamen tierra liberada en el sur, hasta el avance de Chile sobre el mar continental argentino, acción que data del gobierno de Piñera.
Acción sin reacción
El año 2009 bajo el gobierno de Sebastián Piñera, Chile comenzó a reclamar aguas jurisdiccionales argentinas lo cual se completó y se complicó con un mapa marítimo de plataforma extendida, publicado por el presidente Alberto Fernández en el 2020 ante la Comisión de Límites de la Plataforma Continental (CLPC). Esto terminó de salir a la luz el 23 de agosto de 2021 cuando el propio gobierno chileno lo hizo público mediante Decreto 95, publicado en el Boletín Oficial, donde constan los espacios marítimos chilenos y se blanqueó la disputa.
Fue el ex presidente chileno quien dijo que iba a reclamar ante las Naciones Unidas la soberanía en un territorio de 5.000 kilómetros cuadrados, conocido como la medialuna al sur de Tierra del Fuego. Argentina lo incluye en su propia plataforma y sostiene que es un sector del espacio marítimo que forma parte del Patrimonio Común de la Humanidad de conformidad con la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CONVEMAR).
A partir de este proceso que no fue abortado diplomáticamente en tiempo y forma, como corresponde cuando existen controversias de tipo internacional, todo progresó y sigue indetenible y ahora el presidente Boric crítica a sus antecesores Piñera y Bachelet, por no haber advertido a tiempo y generado los reclamos oportunamente, sobre lo expresado por el presidente argentino, sin reconocer que fue el propio Piñera quien en el año 2009 prendió la mecha al conflicto que se revela hoy.
Ahora la marina chilena publicó un mapa donde las aguas en disputas están consideradas como de su jurisdicción, oficializando una crisis que si bien se dirime en el plano diplomático, las acciones fácticas de Chile, se hacen presentes, una vez más en esta nueva realidad política nacional e internacional.
Argentina y Chile tienen otras controversias limítrofes pendientes como el caso de los Hielos Continentales y el territorio antártico superpuesto con el Reino Unido.
En ningún momento como ahora, se ven a cielo abierto, las falencias que tenemos en materia de política exterior y fundamentalmente de disuasión. Como reza el dicho popular “al manso y al desvalido, cualquiera se le anima” y Argentina es mansa y está absolutamente impotente ante cualquier ataque exterior, porque por décadas los gobiernos han vivido teorizando sobre ideologías absurdas y desintegrando el aparato militar, la Inteligencia, las Fuerzas de Seguridad y menospreciando la política exterior, sustituyendo a profesionales de carrera, por amigos políticos y gente sin preparación al frente de las embajadas u organismos de representación, mientras el resto del mundo y sin muy lejos nuestros vecinos del otro lado de la frontera, han hecho de esa materia una política de Estado.
Al respecto el Manual de Disuasión y Defensa de Fernando Thaubv García, lo define de la siguiente manera “La crisis puede ser un instrumento que un Estado emplee deliberadamente para alcanzar ciertos objetivos mediante presiones o negociaciones, sin llegar al uso generalizado de la fuerza. La crisis requiere de un manejo político diestro apoyado en una disuasión eficaz, para evitar que el conflicto escale en intensidad“. (Agencia OPI Santa Cruz)
Lamentablemente Es cierto Todo Lo Que Expresa El Artículo Que Recibí Y Se Los Agradezco Profundamente Ya Que Este Es Un Tema Obviado Por La Pseudo Polita Exterior Argentina, Que Nunca Fue Tratada Orgánica Y Profesionalmente En Pos De Los Intereses Argentinos, Pero Lamentablemente Estoy Convencido Que Los Pseudo Funcionarios Siempre Estudiaron. A La Perfección EL O LAS FORMAS DE PEDIR SU EXILIO EN CASO QUE LO NECESITARA COMO YA MUCHOS LO USARON A TRAVES DE NUESTRA CORTA HISTORIA…
como me duele esta Argentina, la quiero fuerte, trabajadora, defendiendo sus derechos y creciendo a pasos agigantados, que Dios nos ayude!!!!
pais desmenmebrado