Todos recuerdan la muerte de Néstor Kirchner, pero nadie habla de las responsabilidades concurrentes de quienes debían cuidarlo y no lo hicieron

(Por: Rubén Lasagno) – El día del aniversario de la muerte de Néstor Kirchner, ocurrida en el año 2010, me focalicé en la cuestión procedimental post mortem del ex presidente, a quien no se le practicó una autopsia para determinar clara y de manera transparente (por tratarse de un hombre público) la causa exacta de su muerte, lo cual deja un interrogante muy grande sobre cómo y de qué murió, más allá de la certificación médica que así lo acreditó en ese momento.

Hoy vamos a abordar otro aspecto omitido por los encargados de la seguridad presidencial, en este caso antes de ocurrido el suceso que terminó con la vida de Néstor Kirchner.

Más allá de la reticencia que tenía NK a ser “vigilado” por el personal dedicado a la seguridad, tanto de él como de su familia, más aún teniendo en cuenta que su esposa en ese momento era mandataria, Presidencia como institución, debe abocarse a minimizar los riesgos de un mandatario en funciones o, como en este caso, un ex presidente consorte de la mandataria en funciones.

Un presidente tiene tres grados de seguridad: seguridad logística, seguridad perimetral y seguridad personal. La logística es la relacionada con todo el servicio que provee apoyo, insumos y servicios que requiera la figura pública, la seguridad perimetral está referida a los círculos concéntricos que comprenden las áreas de responsabilidad de las Fuerzas las cuales desde afuera hacia adentro son: policías provinciales, Federal y seguridad presidencial y la seguridad personal que comprende, además de la seguridad física ante eventuales ataques, evacuaciones o incidentes, el bienestar del funcionario y ello incluye elementos preventivos como, por ejemplo, una unidad coronaria móvil disponible, más aún cuando la persona a cuidar, es un paciente de riesgo cardíaco.

No había Néstor eterno

Aquél fatídico día 27 de octubre de 2010, a pesar de que Néstor Kirchner había salido de una delicada intervención en su carótida y aún cuando su esposa para bajar la ansiedad y la expectativa pública y en honor al “Néstor eterno” había dicho “hay Kirchner para rato”, lo cierto es que el principal actor responsable de la unidad sanitaria presidencial, el Dr Luis Buonomo, no cumplió cabalmente con las medidas preventivas necesarias para cuidar al ex presidente.

Partiendo de la base de que cada segundo es vida, en caso de un ataque cardíaco o un ACV o cualquiera de estas enfermedades de desenlace rápido, es absolutamente imprescindible que se disponga de una Unidad Coronaria en cercanías del lugar donde se aloja el personaje a cuidar.

En aquel momento, Cristina Fernández y su marido estaban más preocupados por resguardar su intimidad que su salud. Por ese motivo los efectivos de Gendarmería y de Policía Federal estaban diseminados en el perímetro de la casa familiar en El Calafate, tenían un puesto de control en el acceso a la vivienda y cada peatón que pasaba por allí era observado si sacaba fotos hacia adentro de la propiedad.

Pero nunca tuvieron la precaución de colocar allí una unidad coronaria móvil con médico, enfermera y un desfibrilador, para acudir inmediatamente de necesitarlo, al interior de la residencia y asistir al paciente. Y eso fue, exactamente, lo que faltó aquella mañana del 27 de octubre de 2010 en El Calafate.

Entre que se produjo la descompensación de Néstor Kirchner, el tiempo que duró la reanimación en la casa, la llegada de la ambulancia, el traslado urgente al hospital Formenti y los posteriores esfuerzos médicos por devolverle la actividad cardíaca, pasaron minutos irrecuperables; el llamado “tiempo de oro”, periodo en el cual es posible aplicar un recursos con éxito, pero pasado esos minutos el resultado es irreversible.

Nadie quiso conocer la verdad

Como nada de esto se investigó, a pesar de involucrar la vida de (nada menos) un ex presidente con su esposa en funciones como presidente del país, nunca se estableció fehacientemente lo que penalmente correspondería ser considerado “abandono de persona”. El médico presidencial no tuvo el suficiente celo profesional para cubrir todas las posibilidades ante la eventualidad de que ocurriera un hecho cuyas altas probabilidades de que sucediera, lo fundamentaban los antecedentes del paciente.

Nada de esto se investigó, no hubo un Fiscal o un Juez que actuara por oficio para delimitar responsabilidad y saber si Néstor Kirchner murió porque la asistencia llegó mal y tarde o si su fallecimiento fue instantáneo, como alguien por allí pretendió decirle a la prensa en aquellos días y era una absoluta falsedad.

Todo indica que el paciente salió con vida de la casa y nadie (y mucho menos la viuda) se encargó de aclarar si al nosocomio llegó muerto o murió allí, luego de la ardua tarea de los profesionales médicos y enfermeras que en off reconocieron haber trabajado por más de 25 minutos tratando de reanimarlo, pero NK ya no respondía.

Esto sumado a lo que ocurrió luego, con el ocultamiento sistemático del cadáver, el cerco informativo alrededor de las causales de la muerte y el sepelio a cajón cerrado que explicamos en nuestro informe anterior, elevan las sospechas de que la muerte de Néstor Kirchner encierra más oscuridad que transparencia y mientras todos se deshacen en loas hacia el ex presidente y lo recuerdan en el día de su muerte con un feriado nacional, se ocultan datos fundamentales para entender por qué, de qué y cómo murió el ex presidente y tampoco cómo y por qué no se le brindaron los resguardos necesarios, teniendo en cuenta el alto riesgo que padecía como  paciente cardíaco grave. 

Unos 20 días después de su deceso, escribí una columna referida a esta circunstancia que nadie resaltó en ese momento. Pasaron 13 años y todo sigue igual, no hay responsables y solo se recuerda el día de la muerte de Néstor Kirchner, no cómo murió y en qué circunstancias. (Agencia OPI Santa Cruz)

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3 COMENTARIOS

  1. A ningun satacruceño le puede llamar la atencion lo ocurrido, ni la falta de respuesta oportuna ni la falta de investigacion posterior.
    Mas aun, la nota periodistica critica pero no es capaz de decir el apellido del juez que debio intervenir para llevar a cabo la averiguacion de lo ocurrido.
    No hay, entre todos los numerosisimos habitantes de El Calafate (6.000), ningun amigo ni algun pariente de los que debieron actuar y no lo hicieron.
    En cualquier parte del pais hubiera sido un escandalo. En Santa Cruz solo hubo y hay silencio

  2. Es que estas analizando mal el tema, en esos momentos tenian la suma del poder publico , aun hoy es dificil hablar.
    Cuando dilucides más de 50 muertes sospechosas encontrarás la punta del ovillo, pero te va a faltar la tecnológica.
    Nicoliche gobernador 1983
    Zudaire SPSE
    El policía de Calafte y sus niños
    El cura que hablaba de droga. Caleta.
    El boxeador tigre Ayala??
    El guardaespaldas en río negro
    Judith Fortsman diputada
    El camporista del hotel uruguayo
    Lidia Andrade en el hotel
    Nisman
    Los gendarmes de Chubut
    Los gendarmes de Salta
    Los gendarmes de Río Negro
    Los policías de la antena
    Sigue la lista , ahí vas a encontrar la causa pero no el motivo . Pero vas bien rumbeado, todavía no les duele tu análisis.

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