El Papa Francisco canonizó hoy a la beata María Antonia Paz y Figueroa, conocida como Mama Antula, convirtiéndola así en la primera santa argentina. La solemne ceremonia se llevó a cabo en la Basílica de San Pedro, en la Ciudad del Vaticano, y contó con la presencia del presidente argentino, Javier Milei.
El anuncio de la canonización tuvo lugar cuando el Sumo Pontífice leyó la fórmula oficial a las 9:46 de la mañana en Roma (5:46 hora local de Argentina). Francisco declaró a la beata María Antonia de San José de Paz y Figueroa santa, inscribiéndola en el catálogo de los santos y estableciendo que sea venerada en toda la Iglesia.
Centenares de peregrinos argentinos, familiares de Mama Antula y el presidente Milei viajaron a Italia para participar en este histórico evento. Además del presidente, estuvieron presentes diversos líderes religiosos argentinos, como los cardenales Víctor Manuel “Tucho” Fernández y Mario Poli, el arzobispo de Buenos Aires Jorge Ignacio García Cuerva, el obispo de Santiago del Estero Vicente Bokalic Iglic, y el titular de Cáritas y obispo de Quilmes, Carlos Tissera, entre otros.
La ceremonia comenzó a las 9:30 de la mañana en Italia y tuvo lugar en la Basílica de San Pedro, un hecho inusual ya que tradicionalmente estas ceremonias se realizan en la Plaza San Pedro.
Durante la celebración, se destacó la presencia de un retrato oficial de Mama Antula frente al altar central de la Basílica. Esta imagen es una reproducción de un cuadro pintado por José de Salas, quien lo realizó después de la muerte de la santa, ya que ella nunca permitió ser retratada.
Mama Antula, nacida en 1730 en Santiago del Estero, fue la fundadora de la Casa de Ejercicios de Buenos Aires. A lo largo de su vida, recorrió diversas regiones promoviendo ejercicios espirituales según el espíritu ignaciano, confiando plenamente en la Providencia. Falleció el 7 de marzo de 1799, y sus restos descansan en la iglesia de Nuestra Señora de la Piedad, en la Ciudad de Buenos Aires.
El proceso de canonización de Mama Antula recibió un impulso definitivo en octubre pasado, cuando el Papa aprobó un milagro atribuido a su intercesión. Este proceso había comenzado en 1905, un año después de su primer milagro registrado. Desde entonces, Mama Antula ha sido reconocida por su vida de virtud y su dedicación a la espiritualidad cristiana, convirtiéndose ahora en un ejemplo venerado para la Iglesia Católica en Argentina y más allá.
