Prohibieron el lenguaje inclusivo en el Estado y las escuelas. Buscan normalizar aberraciones lingüísticas impuestas por cuestiones ideológicas y negocios

(Por: Rubén Lasagno) – Algún día tenía que suceder, en algún momento debía primar la racionalidad en algún gobernante, en algún político, en alguien con poder y decisión para terminar con la aberración lingüística que trató de imponer el kirchnerismo en su estado natural, con la imposición de un pensamiento político populista absolutamente discriminatorio y contradictorio, casi como su propia esencia, pero que pone en peligro no solo el acervo cultural, sino lo más rico que tiene nuestro origen hispanohablante: la lengua.

El gobierno porteño y el gobierno nacional, prohibieron el lenguaje inclusivo en las escuelas y la documentación del Estado y puntualmente, aquellas expresiones que incluyen la “e”, la “x” o el “@” como “chiques”, “bienvenidxs” o “alumn@s”. 

La resolución acaba de llegar a los colegios y empieza a regir desde ese mismo momento. Esta medida alcanza a escuelas privadas, públicas y en los tres niveles (inicial, primaria y secundaria) y está dirigido a corregir las distorsiones del lenguaje en las comunicaciones formales con las familias y los carteles que se exhiban dentro de los establecimientos, donde no podrán mostrar frases, palabras ni textos de ninguna especie que contengan símbolos y/o faltas ortográficas que contradigan las reglas gramaticales del idioma español y los lineamientos que sigue la enseñanza en base a las normas dictadas por la RAE (Real Academia Española).

En concreto, todas las expresiones con la “e”, la “x” y el “@” quedan prohibidas en las escuelas de CABA y el Estado nacional, en las comunicaciones formales y la enseñanza, excepto, en los diálogos informales que los alumnos puedan mantener entre ellos o los profesores fuera de las clases que imparten. 

“Sabemos que el lenguaje va mutando y no somos ajenos a eso, pero ese tipo de distorsiones generan dificultad para aprender las reglas gramaticales y básicas de la lengua. Es algo que venimos trabajando con especialistas y si bien no hay evidencia porque aún todo es muy nuevo, coincidimos en que va en contra del aprendizaje. Nosotros tenemos la obligación de enseñar el uso correcto de la lengua. Después los chicos son personas libres y pueden adecuarlo como crean conveniente”, señaló Soledad Acuña, ministra de Educación porteña. “Esa forma de hablar queda excluida de los documentos del Estado nacional“, aseguró el vocero presidencial.

Un paso importante

El kirchnerismo durante sus 16 años de populismo intentó suplir muchas banderas de luchas tradicionales como los Derechos Humanos, la igualdad de género y los derechos de la mujer, exacerbando exponencialmente su interés, potenciándolos en sus discurso militante, hasta apropiarse de esas banderas, influir en esa masa militante y rodear todas y cada una de esas banderas, de negocios millonarios, verdadero fin de su estrategia “ideológica”.

Una de esas “creaciones ideológicas”, estuvo dirigida a modificar la lengua, generar un argot propio cuya intención fue que el uso y costumbre solidificara esta tendencia a hablar mal y escribir peor, copiada de sectores minúsculos de la sociedad, preferentemente jóvenes, que en otros países implementan como una suerte de moda urbana, pero no hay antecedentes de que un gobierno permita, admita u ordene que en las conversaciones y documentos formales, se permita esta suerte de “disgresión lingüística”, un doblez gramatical, fuertemente ideologizado, emparentada con esas banderas que mencioné anteriormente.

Un tema también importante, es la discriminación evidente que trataron de imponer en el diálogo y los discursos formales y no formales, bajo excusa de “la igualdad”, utilizando los pronombres en ambos géneros (ellos y ellas) evitando los colectivos y discriminando cada vez que se referían a diputados y diputadas, compañeras y compañeros, llegando al paroxismo de decir “docentes y docentas”, como lo hizo en su discurso Axel Kicillof o “jóvenes y jóvenas” tal lo señaló Velázquez, la entonces presidente del Consejo Provincial de Educación de Santa Cruz.

La RAE fundada en 1713, por definición es la institución que busca preservar el buen uso y la unidad de una lengua en permanente evolución y expansión. Sus (actualizados en 1993), establecen que la función principal de la Real Academia es “velar por que la lengua española, en su continua adaptación a las necesidades de los hablantes, no quiebre su esencial unidad”.

Una de las críticas que se le han hecho a la RAE es su negativa a reconocer palabras o expresiones que han surgido entre las generaciones más jóvenes, sobre todo a raíz de la aparición de las redes sociales, como -precisamente- el lenguaje inclusivo.

En el 2020 lanzó el Observatorio de Palabras, un repositorio digital que ofrece información sobre palabras o acepciones de palabras y expresiones que no aparecen en el Diccionario de la Lengua Española (DLE), pero que han generado dudas en cuanto a su uso, tales como neologismos, extranjerismos, tecnicismos, regionalismos, entre otros.

Sin embargo, la consideración que haga la RAE sobre el cambio de paradigma idiomático, no incluye la sustitución de las palabras y las acepciones tal como es de uso normal, pero más allá de que la RAE también deba aggiornarse a los tiempos que corren con la incorporación de nuevas palabras, resulta absolutamente prescindible, que un Estado (en este caos nuestro país) a través de un gobierno, obligue a los estamentos que lo constituyen a utilizar el “lenguaje no sexista” en documentos oficiales o en las propias escuelas, por decisión inconsulta y autoritaria, como fue su implementación por parte del kirchnerismo en los tiempos que gobernó.

Esto viene a ser corregido por decisión política del gobierno de Javier Milei y en CABA. Sería bueno que la provincia de Santa Cruz adhiera, aunque hasta el momento, las autoridades no se han expresado. (Agencia OPI Santa Cruz)