10:30 Fue al hablar ante las autoridades del país en la primera etapa de su visita. Francisco exhortó a los colombianos a consolidar la reconciliación nacional.
Por: Sergio Rubin
El Papa desplegó hoy toda su sagacidad y simpatía para ganarse el corazón de los colombianos y hacer más digerible su mensaje de reconciliación a un pueblo profundamente dividido sobre la resolución del problema de la guerrilla. Desde citas a Gabriel García Márquez a alusiones a rivalidades futbolísticas y hasta un intento de acompañar el ritmo de un grupo de danzarines fueron apenas algunos de los recursos a los que apeló, palabras y gestos que en muchos casos desataron la euforia de la gente y, sobre todo, de los jóvenes.
En paralelo, Francisco formuló un contundente respaldo al proceso de paz que polariza posiciones entre la dirigencia y la sociedad. E incluso alertó sobre la necesidad de “huir de toda tentación de venganza”. Fue en un discurso en la Plaza de Armas de la Casa Nariño, sede del gobierno, ante el presidente Juan Manuel Santos y la dirigencia civil del país, pero con la ausencia del ex mandatario Alvaro Uribe, férreo opositor a los acuerdos de paz. De todas formas, el Papa también advirtió que la pobreza “genera violencia” y llamó a resolver sus causas.
Precisamente en ese discurso Francisco recurrió a García Márquez para apuntalar su apelación. En el discurso a las autoridades, al hablar del camino de reconciliación que espera al país, dijo a los colombianos que tienen delante de sí una hermosa y noble tarea y que en sus corazones “resuena el aliento del gran compatriota Gabriel García Márquez”.
Entonces citó algunos extractos del discurso del escritor durante la aceptación del premio Nobel de Literatura en 1982: “Sin embargo, frente a la opresión, el saqueo y el abandono, nuestra respuesta es la vida. Ni los diluvios ni las pestes, ni las hambrunas ni los cataclismos, ni siquiera las guerras eternas a través de los siglos y los siglos han conseguido reducir la ventaja tenaz de la vida sobre la muerte”.
Y continuó citando al escritor en un discurso que éste tituló “Soledad en América Latina”, cuando dijo que “una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad, y donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra”.
También el Papa hizo un guiño a una de las obras maestras de García Márquez: “Cien años de soledad” cuando dijo en su primer discurso: “Es mucho el tiempo pasado en el odio y la venganza… La soledad de estar siempre enfrentados ya se cuenta por décadas y huele a cien años”. Después en el discurso a los obispos, les recordó que “uno de sus ilustres literatos escribió hablando de uno de sus míticos personajes: “No imaginaba que era más fácil empezar una guerra que terminarla”. Era una cita del coronel Aureliano Buendía de los “Cien años de Soledad”.
En ese mensaje había sido particularmente duro, al recordarles que “no son políticos, tampoco burócratas, sino pastores”. Y les dijo que la Iglesia “tampoco se puede reducir a una organización dirigida con modernos criterios empresariales, por una casta clerical”.
Luego, tras su paso por la catedral y desde los balcones del arzobispado, Francisco mantuvo un “diálogo” con más de 20.000 jóvenes que desbordaban entusiasmo, al punto que muchos llegaban a las lágrimas ante las palabras y los gestos de Francisco, que los invitaba a luchar por un mundo mejor. Y que en su mensaje apelaba a expresiones populares como el fútbol para poner de ejemplos de rivalidades y capacidad de superarlas. “Los jóvenes coinciden en la música, en el arte… ¡Si hasta una final entre el Atlético Nacional y el América de Cali es ocasión para estar juntos!”, les dijo Francisco.
“Ustedes pueden enseñarnos que la cultura del encuentro no es pensar, vivir, ni reaccionar todos del mismo modo; es saber que más allá de nuestras diferencias somos todos parte de algo grande que nos une y nos trasciende, somos parte de este maravilloso país”, aseguró.
Tras un encuentro con obispos, el Papa volvió sorpresivamente al galpón para presenciar a un grupo de danzarines que acompañó con sus manos, lo que provocó el delirio de los jóvenes y constituyó un broche de oro para el encuentro más bullanguero de la gira.
Por la tarde, el Papa presidió una multitudinaria misa por la justicia y la paz en el parque Simón Bolivar, en las afueras de Bogotá, de la que participaron más de un millón de personas y que contó con la presencia de un centenar de heridos y mutilados por la guerrilla.
En la mañana, cuando iba de la Nunciatura a la sede del gobierno, un centenar de venezolanos con pancartas lo saludaron a su paso con la intención de llamar la atención sobre la crítica situación de su país. Tras la misa, en la sacristía saludó y conversó unos minutos con obispos colombianos, según informó anoche el Vaticano, sin dar más detalles.
El Papa viajará mañana a Villavicencia, muy sacudida por la violencia, donde presidirá un Gran Encuentro por la Reconciliación. El sábado irá a Medellín y el domingo a Cartagena, desde donde regresará a Roma. (Clarín)