Por: Gustavo Ybarra
Según publica La Nación En un clima de fuerte expectativa política y de gestiones de último momento a la caza de los pocos votos indefinidos que quedan, el Senado se dispone a debatir hoy el proyecto de ley que legaliza el aborto sin causa hasta la semana 14 de gestación.
En un escenario de extrema paridad, las señales que emanan de los sectores que apoyan la legalización parecen indicar que el aborto legal será ley al término de la sesión, cuyo inicio está previsto para las 16 y que se espera que dure hasta la mañana del día siguiente.
Los números previos indican un empate en 34 votos por lado, con cuatro indecisos o posibles abstenciones a la hora de la votación. En esta lista se anotan los provinciales Lucila Crexell (Movimiento Neuquino) y Alberto Weretilneck (Juntos Somos Río Negro), y los radicales Oscar Castillo (Catamarca) y Stella Olalla (Entre Ríos).
Sin embargo, el sector “celeste”, que rechaza el aborto, llega disminuido por las bajas de los oficialistas Carlos Menem (La Rioja), internado en grave estado de salud desde hace diez días, y José Alperovich (Tucumán), de licencia por las acusaciones de violación que pesan en su contra.
Hace poco más de dos años, durante el gobierno de Mauricio Macri, el primer intento de legalizar el aborto chocó contra el fuerte rechazo del Senado. Aquella votación concluyó con 38 votos en contra y 31 a favor.
Si bien las negociaciones no pararon durante la semana de Navidad -el proyecto recibió dictamen de tres comisiones el 17 de diciembre-, en las últimas horas se aceleraron las gestiones de ambos lados de la grieta que abrió el aborto en el Congreso y que atraviesa de manera horizontal a todos los partidos políticos.
Tanto es así que, tras semanas de trabajo subterráneo, la Iglesia Católica salió a jugar fuerte con la intervención, tanto pública como privada, del obispo Marcelo Sánchez Sorondo, canciller de las pontificias academias de las Ciencias y de las Ciencias Sociales.
El religioso publicó ayer un tuit dirigido a los senadores en el que parafrasea al expresidente Néstor Kirchner, al que alude pero no menciona, pidiéndoles que “no dejen sus convicciones en las escalinatas del Senado”.
El mensaje parece dirigido a aquellos senadores oficialistas “celestes” que, presiones y negociaciones políticas del Gobierno mediante, mutarán su rechazo de hace dos años por el apoyo al aborto. Por el momento, al menos se conocen dos que harán un giro de 180 grados: Silvina García Larraburu (Río Negro) y José Leavy (Salta). Pero podrían ser más.
La intervención del obispo argentino que se encuentra en el Vaticano también tuvo un capítulo privado, en el que comenzó a trajinar el teléfono para tratar de convencer senadores de que rechacen el proyecto del Poder Ejecutivo.
Llamadas desde Roma
Según pudo saber LA NACION, Sánchez Sorondo hizo sonar los ringtones de los celulares de legisladores tanto del oficialismo como de la oposición. Además, no fue el único obispo que desde Roma llamó a legisladores en un intento de engrosar la lista de votos “celestes”.
Las gestiones de último momento de la Iglesia se suman al trabajo que desde el primer momento vienen realizando “celestes” de la Cámara alta. Entre los más activos se destacan el jefe del bloque oficialista, José Mayans (Formosa), y la radical Silvia Elías de Pérez (Tucumán), quienes trabajan para evitar la fuga de votos que viene sufriendo el rechazo al aborto en la Cámara alta.
En la vereda de enfrente, han sido varios los encargados de buscar los votos que permitan alcanzar la sanción de la iniciativa, que fue aprobada por la Cámara de Diputados en la mañana del 11 de diciembre.
Los más activos han sido el Gobierno y varios senadores oficialistas, que saben que se juegan algo más que la ampliación de derechos que esgrimen cada vez que defienden la legalización del aborto. Pero también jugaron fuerte opositoras como las macristas Guadalupe Tagliaferri (Capital) y Gladys González (Buenos Aires).
El propio presidente Alberto Fernández mantuvo reuniones con legisladores en su búsqueda de alcanzar el único logro legislativo en su primer año de gestión.
El papel del jefe del Estado contrasta con la prescindencia en la búsqueda de votos de Cristina Kirchner. No obstante, varias de las espadas legislativas de la vicepresidenta, como Anabel Fernández Sagasti y María de los Ángeles Sacnun, jugaron fuerte para “convencer a compañeros”, para evitarle al Gobierno el duro golpe político que significaría el rechazo del proyecto. (La Nación)