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Un oportuno mensaje de la Corte para todo el Poder Judicial, el gobierno y también para la oposición

Corte Suprema de Justicia de la Nación

Según publica Clarín Con la impronta de su titular, Horacio Rosatti, el tribunal advirtió que no avalará cualquier trasiego de la política. Ni el que intentó el FdT ni los que se negocien ahora. El estratégico “punto 8”.

Por: Claudio Savoia

Dice el dicho que no hay peor astilla que la del propio palo. Y cualquier peronista con historia sonreirá al leerlo el día en que, sin que nadie lo esperara, la Corte Suprema de Justicia decidió anular la jugada K para quedarse con tres de los cuatro representantes del Senado en el Consejo de la Magistratura luego de la artificial división del bloque oficialista. La movida llevó al organismo al senador Martín Doñate, que desde este martes deberá devolver su silla al cordobés Luis Juez, designado por el bloque de la segunda minoría antes de que el Frente de Todos se repartiera dos camisetas. Sostenido por una sólida y estable mayoría, el presidente del máximo tribunal, Horacio Rosatti, volvió a borrar las líneas trazadas por Cristina Kirchner en el tablero de arena de su guerra contra el Poder Judicial. Pero también lanzó un mensaje a la oposición, y a los tribunales inferiores que habían avalado la jugada de Doñate.

El fallo de la Corte, que calentó la tibieza primaveral de un martes donde la agenda pasaba por otros temas, posó un reflector sobre los trapicheos que desde hace tres semanas vienen manteniendo políticos de todos los bloques legislativos para designar a los nuevos representantes de Diputados y Senadores en el Consejo.

La noticia de que los históricos Graciela Camaño y Pablo Tonelli no pujarían por ser reelectos abrió especulaciones y negociaciones en despachos y oficinas de toda la ciudad, que primero alumbraron el debut de Horacio Rodríguez Larreta con su alfil Alvaro González en lugar de Tonelli y todavía mantienen una guerra abierta por el reemplazo de Camaño, con un ingrediente clave: a qué bloque corresponde esa banca. ¿Al Peronismo Federal, que la tenía hasta ahora? ¿O al Frente de Todos?

Esa discusión reaviva el antecedente de Juez y Doñate, y viene desafiando a la Corte y al fallo con el que en diciembre pasado ordenó volver a la integración de veinte consejeros para la Magistratura. Esa sentencia -que aún hoy le cuesta digerir al kirchnerismo- buscó restaurar el equilibrio en la proporción de los estamentos representados en el organismo, que para el máximo tribunal había sido violado con la ley que a instancias de Cristina Kirchner reformó el Consejo en 2006.

Esa información es vital para comprender el alcance del fallo de este martes. La apelación de la Corte a la “buena fe” institucional para repartir las vacantes que le corresponde a cada bloque legislativo en el Consejo es una respuesta casi directa a la “mala fe” que le atribuyó al oficialismo para burlar no sólo a la ley, sino también a la sentencia que la misma Corte había firmado en diciembre.

Pero ese cristalino mensaje para el kirchnerismo -redactado con un lenguaje inusualmente llano y poco presto a interpretaciones rocambolescas- también le lleva noticias a la oposición, y sobre todo a las instancias inferiores del propio Poder Judicial.

Para Juntos por el Cambio, la primera advertencia es similar a la que hoy le toca recibir al peronismo: que no intente el mismo camino que transitó durante el gobierno de Macri, con operadores judiciales y el diseño de movidas complejas para manipular tribunales o tratar de seleccionar jueces.

Para jueces y fiscales de primera y segunda instancia, el fallo del caso Juez cae como un reto en medio de la clase: todos habían convalidado la “trampa” que la Corte acaba de rechazar. Y no se trata sólo de un cambio de parecer: la paloma que partió hacia Comodoro Py avisa también que el máximo tribunal no admite el “tiempismo” habitual en ese fuero, que la justicia tiene que hacer lo que debe en el plazo que debe y que no espera a que los políticos dejen el poder para darles malas noticias cuando les toca recibirlas. El manual opuesto al declamado fantasma del lawfare que agita Cristina.

“Acá se entendió perfecto el mensaje”, admitía por la tarde un veterano camarista federal. “Para la justicia no terminó el año, no hay Mundial ni excusa que valga. Esto no es TyC Sports.”

¿Y por qué el fallo Juez salió justo en medio de otra andanada K contra la justicia -media sanción para el proyecto de subir de cinco a quince los jueces de la Corte, intento legislativo de que jueces, fiscales y empleados judiciales paguen Ganancias- y mientras se debaten en el Congreso los nombres de los nuevos consejeros que deben integrarse a la Magistratura este mismo mes? “Mirá los papeles”, responde un empleado administrativo de la Corte. “El dictamen del procurador Casal sobre este caso se firmó hace menos de diez días, y es obligatorio considerarlo antes de votar. Se hizo casi de inmediato”.

El estratégico “punto 8”

Hasta aquí, las consideraciones jurídicas del pronunciamiento de la Corte y sus implicancias políticas. Pero ahora llegarán los problemas prácticos: en estos días debe arrancar un nuevo Consejo, y ¿qué va a hacer Cristina? ¿Va a designar a Luis Juez para que jure? ¿Dejará que pasen los días sin obedecer el fallo de la Corte hasta que se designen los nuevos senadores para el organismo? ¿Intentará repetir entonces su maniobra, diciendo que esta vez las designaciones no se hacen antes de que el bloque peronista se haya dividido en dos sino después?

Las respuestas a cada pregunta podrían ser piedra de toque de nuevas luchas interpretativas, esos espadeos mediáticos y en redes sociales de los que tanto gustan hacer uso los funcionarios y militantes K. Pero escondido entre los párrafos de la parte resolutiva del fallo, los ministros Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Juan Carlos Maqueda sembraron el clave “punto 8”, que no deja lugar a dudas.

En dos párrafos, la Corte regresa a su fallo de diciembre sobre la integración del Consejo de la Magistratura, y explica “que la fecha de la notificación de la sentencia es el momento que el Congreso debe tener en cuenta para determinar cuál es el bloque de cada Cámara que, por ser la segunda minoría, debe proponer el representante correspondiente, toda vez que no ha habido una nueva elección legislativa que haya modificado la composición de la Cámara. En la sentencia del 16 de diciembre se fijó la notificación como el momento decisivo a partir del cual se debían llevar a cabo ‘las acciones necesarias a fin de cumplir con el sistema de integración del cuerpo’”.

SI no fuera claro, el segundo párrafo explica que “dicha fecha resulta dirimente para fijar cuáles son los bloques de mayoría y minorías y prescindir de ella permitió —como se explicará— que, una vez conocido el pronunciamiento de este Tribunal, una de las cámaras del Congreso reformulara los bloques existentes y, de este modo, alterara la finalidad de pluralidad representativa contemplada en la ley restablecida”.

La segunda minoría en el Senado, entonces, era Juntos por el Cambio en diciembre. A ella le corresponde designar a un consejero, que en marzo fue Luis Juez y según trascendió en la tarde del martes ahora volvió a serlo, para el período que finaliza en 2026. Nadie podrá eludir esta orden, ni ningún juez podrá hacer lugar a cualquier reclamo que intente soslayarla o ignorarla. (Clarín)

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