El Papa Francisco visita Marsella para abordar la crisis migratoria de Europa

El Papa Francisco llegó a la ciudad portuaria de Marsella el viernes en una visita relámpago que durará apenas 27 horas, con un objetivo claro: llamar la atención sobre la crisis migratoria que afecta a Europa. Este viaje, que originalmente estaba planeado para realizar observaciones finales en un encuentro de jóvenes católicos y obispos del área del Mediterráneo, se produce en un momento crucial debido a una nueva oleada de miles de inmigrantes que llegaron la semana pasada a la isla de Lampedusa, en el sur de Italia.

Lampedusa, situada más cerca del norte de África que de Sicilia, se ha convertido en el punto de llegada de la mayoría de los inmigrantes que emprenden la peligrosa travesía en barcos a menudo no aptos para navegar. Según datos del Gobierno italiano, casi 130,000 inmigrantes han llegado a Italia en lo que va de año, casi el doble que en el mismo período de 2022.

La primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, ha destacado que la migración se ha convertido en un problema que afecta a toda la Unión Europea, no solo a los países receptores de primera línea como Italia, Malta y España.

A pesar de que el Papa Francisco ha abogado repetidamente por abordar la cuestión de la migración entre los 27 países de la UE, su postura abierta hacia los inmigrantes, llegando a calificar su exclusión como “escandalosa, repugnante y pecaminosa”, ha generado controversia, especialmente en Francia.

Gilles Pennelle, director general del partido de extrema derecha Asamblea Nacional de Marine Le Pen, el principal rival del presidente Emmanuel Macron en las elecciones presidenciales del año pasado, criticó al Papa afirmando: “Se comporta como un político, o como el jefe de una ONG, y no como un Papa”.

El Papa ha declarado que su visita está dirigida a Marsella, no a toda Francia. Uno de los primeros eventos programados será una visita a un monumento en homenaje a los héroes y víctimas del mar, recordando su visita a Lampedusa en 2013, cuando condenó “la globalización de la indiferencia” y rindió homenaje a los inmigrantes fallecidos en el mar.

La elección de Marsella como sede del evento “Encuentros Mediterráneos” de los obispos franceses tiene un profundo significado, ya que la ciudad ha experimentado una larga historia de migración, con influencias culturales de Europa, Oriente Medio y el norte de África que todavía se sienten en sus calles.

Cesare Mattina, sociólogo de la Universidad de Aix-Marsella, señaló que Marsella es una ciudad cosmopolita donde muchas personas mantienen identidades doble o triple. Sin embargo, la ciudad también enfrenta problemas comunes a la mayoría de los centros urbanos, como el crimen, las drogas, el racismo y la indiferencia.

El cardenal Jean Marc Aveline, arzobispo de Marsella, anunció que en las reuniones se abordarán no solo temas religiosos, sino también cuestiones sociales, disparidades económicas, el medio ambiente y el cambio climático. (Agencia OPI Santa Cruz) Con información de NA

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