(Por: Rubén Lasagno) – La “restitución” del cargo de Procurador al Dr. Eduardo Sosa, impulsada por el gobernador Claudio Vidal, no suena extraña en medio del maremoto que el propio gobierno generó en la Justicia provincial.
Esta movida tiene dos lecturas claramente definidas: la primera es instalar la decisión oficial en la discusión pública, utilizando el simbolismo que representa el Dr. Sosa como anatema del poder kirchnerista durante 30 años en Santa Cruz.
La segunda, aprovechar la alineación de prácticamente toda la oposición (excepto el kirchnerismo) detrás de este vapuleado tema institucional, para capitalizar la receptividad social y política y generar así un espacio propio dentro del esquema judicial, un sistema que sigue cooptado por las fuerzas K y que Vidal pretende perforar. En otras palabras: sacar a los que están para poner a los propios, argumentando que es “para mejorar la justicia”, cuando en realidad, solo se trata de cambiarla de manos.
La primera pregunta que debemos hacernos es: ¿por qué Claudio Vidal se acordó de Eduardo Sosa tras casi dos años de gestión y no antes?. Esto cobra mayor relevancia cuando el propio abogado afirmó en Radio News (programa Contracara) que, apenas asumió el gobernador, se reunió con él y le aseguró que sería reparada la injusticia cometida por Néstor Kirchner al borrar de un plumazo la Procuración (desdobló los cargos en penal y civil), en momentos en que Sosa investigaba los fondos liquidados por YPF que se robó el expresidente. De aquella acción delictiva es corresponsable Sergio Acevedo (por acción u omisión), quien fue mano derecha del expresidente, ex-vicegobernador, gobernador y funcionario de NK durante muchos años, hasta que en 2006 se fue en silencio de la calle Alcorta, sin hablar nunca de este flagrante delito cometido por el kirchnerismo en su máxima expresión.
Esta semana, Acevedo fue elegido por Vidal para ocupar un lugar en el máximo Tribunal de Justicia de la provincia. Cuando conviene Vidal omite preguntar y exigir explicaciones.
La visible “operación” desplegada por el gobierno provincial de la mano de Pedro Luxen (para lo cual fue puesto en la Cámara de Diputados), respaldada por el vicegobernador Fabián Leguizamón y ordenada por Claudio Vidal, es clara: utilizar un tema tan sensible y representativo de la injusticia e impunidad kirchnerista como lo ha sido durante años “el caso Sosa”, para volver todo “a foja cero”. Se busca regenerar la Procuración como tal y para hacerlo más creíble y revestir esta decisión de una épica política que posicione a Vidal y su gobierno como quienes llegaron para reencauzar la institucionalidad y los valores de la Justicia en Santa Cruz, se le ocurrió a Vidal usar el ícono que representa Eduardo Sosa.
Y aquí aparece la respuesta que buscábamos al principio de esta nota: lo que menos espera Vidal es que Eduardo Sosa acepte el cargo. Y si lo hace, según se desprende de las palabras del propio abogado, debido a sus íntimas convicciones, podría llegar a actuar en contra de los propios intereses, por eso, el gobierno, confía en que por su edad o por razones de salud, el prestigioso letrado (de asumir) en el corto tiempo deje su cargo (o no lo asuma). Entonces, Vidal tendrá el campo expedito para colocar allí a un abogado propio y de alguna manera, “entrarle” al sistema judicial hoy en manos K.
Si a esto le agregamos el jury contra la hoy presidenta del STJ, René Fernández, no hay dudas de que la intencionalidad del gobernador es “ir por todo”, aun a costa de los sucesivos escándalos que genera el oficialismo para cumplir sus objetivos. Todo ello, a pesar de la vergüenza institucional que Santa Cruz proyecta a nivel nacional.
La voz de Sosa y lo que Vidal espera de él
El Dr. Eduardo Sosa confirmó que oportunamente le ofrecieron una reparación económica que no aceptó y llevó a la justicia, causa que llegó a la Corte Suprema pero nunca prosperó. Dicho esto, en teoría, de crearse la Procuración, su nombre debería ser propuesto en una terna a la Legislatura, donde necesitaría la aprobación de los diputados, lo cual se descarta sucederá de forma automática.
La intención, en apariencia noble, es meramente simbólica. Suponiendo que Sosa tomara ese cargo, sin duda lo haría condicionado por el propio gobierno. Y en caso de tomar la decisión de investigar libremente a la actual gestión, tendría los mismos problemas, presiones y enfrentamientos que tuvo cuando gobernaba Néstor Kirchner. Además y aún dándole al Dr Sosa la autoridad moral de la cual se hizo acreedor por mucho tiempo, políticamente pertenece a un partido que hoy es asociado del gobierno provincial: Encuentro Ciudadano, lo cual, al menos, pone en duda cualquier independencia de gestión.
Este es el marco político-institucional en el cual se lleva adelante esta “propuesta” del gobernador Vidal para “reformular el Poder Judicial” de Santa Cruz, definida por el propio mandatario como “un acto de justicia”. Sin embargo, de los consultados, pocos creen que Sosa asuma. Incluso dentro del gobierno se habla de que le ofrecerían una sustanciosa compensación económica para que no lo haga. Así, quedaría avalado el propósito político de recrear la Procuración —un lugar clave para monitorear al Gobierno provincial— y ocuparlo con fuerza propia, tal como Vidal está tratando de hacer con el STJ y con cuanto juzgado subrogado o vacante haya en Santa Cruz. Por otro lado Vidal usufructuaria el relato al decir “mi gobierno repuso a Sosa en el cargo”; una absoluta falacia de fondo.
Y volvemos a insistir en la premisa que planteamos en otros informes: el cambio de la justicia en Santa Cruz es impostergable, necesario e indiscutible, pero para ser distintos a los kirchneristas y convencer al pueblo de que se actúa con sano juicio, el mecanismo a implementar por el gobierno debe ser transparente, limpio, participativo, consultivo y constitucional; y no precisamente pisoteando las leyes y las propias instituciones, como hace Claudio Vidal, usando esto como excusa solo para sacar a los que están y poner a los propios. Es decir, erradicar el canibalismo comiéndose al caníbal. (Agencia OPI Santa Cruz)