25/06 – 15:00 – Hoy 25 de junio se cumplen 1000 días desde que un extraño raptó a Sofía herrera en proximidad de la localidad de Río Grande, en un camping público. Hoy Sofía tiene 6 años y nadie sabe dónde está. Sus padres han transitado todo este tiempo en la más desesperante incertidumbre con el agregado de haber sufrido, a demás de la pérdida, acusaciones infundadas, persecuciones y todo tipo de infamia. La inoperancia de la policía, jueces, Fiscales e investigadores es abrumadora. A tres años, no hay pistas, solo una causa errática y la desesperanza. El actor Ricardo Darín filmó un spot que ruega por la búsqueda de Sofía.
“No tenemos nada, no hay nada… hace tres años que vivimos en el dolor y la incertidumbre. Seguimos buscando a nuestra hija, pero es muy difícil mantener la esperanza cuando uno ve tanto inoperancia o complicidad alrededor del caso de Sofia”; estas fueron algunas de las palabras que nos manifestó esta mañana Fabían Herrera, padre de Sofía, que ha pasado por todos los estadíos posibles en este doloroso caso, hasta el de haber sido sospechoso de incurrir en la desaparición de su hija.
Cuando le preguntamos si después de tres años no abrigaban la mínima sospecha de cómo podrían haber sucedido los acontecimientos dijo “No, han destruido todo con el mal desempeño en la investigación. Hubo todo tipo de errores, no puede ser que 11 horas después el Juez decidiera empezar a buscarla en las fronteras (con Chile), cuando todos sabemos que el tiempo fue más que suficiente para sacarla de la isla”, señaló Herrera a OPI.
Sobre si la causa había pasado por varias manos en estos tres años dijo “el Juez Eduardo López sigue teniendo la causa, pero no hay pistas, no hay nada… está muerta”. El intrincado caso, recordemos, llevó a que interviniera en FBI, en colaboración directa con la embajada de EEUU. Efectivos de la Unidad de Ciencias del Comportamiento de la oficina federal de ese país, se ocupó de profundizar en la búsqueda de pistas sin lograr resultados positivos. Ese departamento del FBI estuvo investigando el crimen de Nora Dalmaso en Córdoba.
Cabe recordar que Fabián Herrera sufrió en carne propia la persecución de la justicia, ya que se lo consideró prima facie, sospechoso de haber producido el secuestro de su hija; esto lo llevó a tomar medidas extremas como encadenarse en la vía pública. “Nos persiguieron como su fuéramos delincuentes, nadie reparó en nuestro dolor; pero el trabajo que tendrían que haber hecho no lo hicieron”, dijo Fabían muy dolido.
“Nosotros desde un primer momento sospechamos que la nena ya no estaba en la isla y se lo dijimos al Fiscal y al Juez, pero ya era tarde cuando quisieron reaccionar, entonces parecía más fácil agarrársela con nosotros”, concluyó.
Recordemos que en este tránsito por los 1000 días hubo muchas manifestaciones en todo el país, aparecieron pistas falsas, llamadas telefónicas anónimas, cartas que indicaban lugares falsos y otras advertían que Sofía estaba viva y hasta un detenido y procesado como fue Alberto Urrutia, cuidador del camping John Goodall,a 50 kms de Río Grande, lugar donde desapareció Sofía sin dejar rastros, cuando pasaba un día de esparcimiento junto a sus padres.
Entre hoy y mañana domingo, la familia confirmó que sale a difusión un spot televisivo filmado por el actor Ricardo Darín y producido por Marcelo Piñeiro, donde se busca a Sofía y piden que aporten datos en cualquier lugar que esté.
Mala praxis
El 06 de octubre de 2008, es decir, poco menos de cuatro meses después de la desaparición, en OPI generamos una nota donde explicábamos que el principal error de la policía, el juez y los investigadores, fue no aprovechar las primeras horas, denominadas “de oro”, que es donde se permiten generar las medidas preventivas para evitar que el o los captores saquen a la niña de Tierra del Fuego, lo cual luego complica la búsqueda y rescate, tal como ha quedado comprobado por los hechos.
A continuación vamos a reproducir aquella nota:
Las horas de oro
La niña perdida en Tierra del Fuego ha sido víctima no solo de su raptor (a estas alturas ya no caben dudas que alguien la levantó del lugar) sino de un sistema erróneo de interpretación de los acontecimientos y capacidad de respuesta que suelen tener las autoridades policiales y judiciales quienes a veces se apegan tanto a los manuales de procedimientos, que dejan de lado el propio criterio que los haría actuar más humanamente y por supuesto anteponerse a las consecuencias nefastas que arroja el actuar a destiempo. (Por: Rubén Lasagno)
Ni bien los padres advirtieron que la niña estaba perdida, se desplegó un enorme operativo para dar con la pequeña en medio del bosque y en los alrededores del paraje; pero paralelamente a nadie se le ocurrió administrar en ese mismo momento las órdenes pertinentes para el cierre de fronteras y la vigilancia en rutas y accesos para detectar cualquier posible fuga ante un eventual secuestro. Esta fue la hipótesis secundaria y aquí estuvo el error pues perdieron un tiempo fundamental.
Pasaron alrededor de 12 horas hasta que se comenzó a generar la conciencia de que aquello podría ser algo más que un extravío de la niña. La razón es por qué debieron pasar tantas horas, sabiendo que en menos de 2 horas cualquier auto puede sacar a una criatura de la isla e inclusive si el raptor pertenece a una organización criminal, es posible que la nena haya sido reembarcada en dos o más vehículos y llevada al exterior.
Este error de esperar los resultados de las búsquedas inciertas en lugares de difícil comprobación y peinado, como es un bosque, un monte o parajes similares, no habla muy bien de la perspicacia que debe tener un funcionario policial, de seguridad pública o un juez quien, habida cuenta de la enorme posibilidad que se le presenta hoy en día a los delincuentes en materia de desplazamiento y perforación de fronteras, donde hay un esquema mafioso perfectamente armado para estas operaciones y porque nuestro territorio es potencialmente adecuado para producir este tipo de delitos, no haya magnificado las prevenciones, más aún sabiendo que las primeras 3 horas son claves en cualquier situación de rapto o extravío.
El hecho de conjeturar solo la posibilidad de la pérdida o el extravío de la niña y dejar trascurrir tantas horas hasta considerar la segunda hipótesis probable, le ha facilitado al delincuente un desplazamiento seguro; además, informado el malhechor permanentemente por los medios de que desde un principio se descartaba que Sofía hubiera sido raptada porque de acuerdo a lo que decían bomberos y policías, “era muy difícil” que en ese lugar alguien pudiera levantar un niño sin ser advertido. El criminal debe haber actuado con relativa tranquilidad porque al menos las primeras horas las tenía garantizadas.
Cualquier policía del primer mundo, acostumbrada a lidiar con este tipo de emergencias, sabe que las primeras horas son cruciales y cuando se trata de extravíos de niños en áreas de bosques, parques, plazas, escuelas y espacios libres, en general adecuan, junto a la búsqueda en el territorio involucrado, un operativo cerrojo alrededor del perímetro territorial, se ordenan controles vehiculares en rutas, se identifica a la gente y se pone todo bajo estricta observación.
Estas acciones acotan los movimientos libres de los captores o los obligan a buscar refugios improvisados o no planificados ampliando el margen de error; y si a esto las autoridades rápidamente le suman el ofrecimiento de una muy buena recompensa por datos ciertos, es casi imposible que un raptor pueda estar tranquilo y no pocas veces termina abandonando a su víctima (más aún si es tan pequeña que no pueda dar precisiones sobre su identificación) para facilitar su fuga de los principales anillos de seguridad que haya montado tanto policía como las fuerzas nacionales o territoriales en rutas, provincias vecinas o fronteras.
En el caso de Sofia creo que se reaccionó tarde y si bien la búsqueda por todos los medios es altamente positiva y esperanzadora, los esfuerzos que se deben volcar en estas instancias son descomunales y no garantizan un éxito en la empresa.
Esta falta de respuesta rápida suele ser producto de la subestimación que las autoridades regionales hacen sobre delitos que son exógenos, atípicos o exóticos a lugares como estos, donde aún se preserva cierta inocencia en la gente como condición natural y las guardias están bajas ante crímenes como el rapto, por ejemplo; sin embargo el cambio de los tiempos y del paradigma del delito no puede sorprender a nadie y mucho menos a quienes deben estar preparado para la tarea más efectiva que hay: la prevención.
Cuando la prevención no es posible porque el delito se ha producido, solo queda la acción concreta, segura y a tiempo. Para ello hay que estar preparado y tanto la policía como la justicia debe desburocratizar los procedimientos y sin faltar a la ley, actuar bajo una situación de alta intensidad que a veces implica producir molestias pasajeras a la ciudadanía que en medio de la abulia de estos paisajes suele alterarse con estas cuestiones.
Sin embargo está comprobado que en estas situaciones las Fuerzas de seguridad no encuentran más que colaboración y buena predisposición por parte del ciudadano. Se hace necesario que quienes tienen la responsabilidad de actuar, se desacartonen durante las primeras 3 horas posteriores a toda pérdida o extravío de menores, consideradas “horas de oro” y pongan en juego absolutamente todos los recursos de búsqueda e investigación, aún siguiendo las pistas más inverosímiles.
Esto será la diferencia entre buscar en la nada y desesperarse y desechar pistas falsas o situaciones confusas que con el correr de las horas favorecen la cobertura que buscan aquellos que plantearon la acción de un secuestro. (Agencia OPI Santa Cruz)