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Sigue creciendo la presión impositiva sobre las familias

Sigue creciendo la presión impositiva sobre las familias
13/07 – 11:30 – Aunque a la presidenta Cristina Kirchner le encante repetir que durante su gestión no ha subido los impuestos, la carga tributaria real se incrementó en forma permanente. Este año, una persona necesita entre 173 y 225 días para cumplir con todas sus obligaciones.

Por: Martín Kanenguiser
Según un estudio del Iaraf, la presión tributaria formal se ubica en estos momentos entre el 47% y el 62% del ingreso total de una familia asalariada. Si bien la presión tributaria efectiva llegó en 2014 al 35% del PBI, en este estudio se apela al concepto de “presión tributaria formal”, que se usa en países con altos niveles de evasión y que permite cuantificar el porcentaje de ingresos que una familia deja de cobrar para pagar los impuestos nacionales, provinciales y municipales.

Por lo tanto, el llamado “día de la independencia tributaria” -indicador internacional que refleja hasta qué día del año una persona debe trabajar para pagar los impuestos- se ubica en el país entre el 21 de junio y el 12 de agosto, según su nivel de ingresos.

En 2011, esos días caían entre el 18 de junio y el 4 de julio, por lo que sólo en cuatro años aumentó entre tres y 39 días la recarga diaria para pagar impuestos.

Para elaborar el informe, los economistas del Iaraf tomaron cuatro niveles de ingresos totales por mes incluyendo las cargas laborales: el más bajo, de $ 18.336 (equivalente a $ 12.373 de bolsillo), de $ 39.732 ($ 26.811 de bolsillo), de $ 58.040 (39.842) y de $ 83.406 (60.466).

Los factores que han incidido sobre este incremento, según el Instituto que dirige el economista Nadín Argañaraz, son los siguientes:
La falta de actualización de mínimos no imponibles y deducciones del impuesto a las ganancias para los años 2012 y 2014, junto con la falta de ajuste de los topes de los tramos de la escala de cálculo desde el año 2001. Esto provocó que la gente pague un impuesto mayor a sus ingresos nominales cada año, pese a las tibias correcciones aplicadas en 2013 y este año.

Según el Iaraf, solamente por este factor se corrió el “día de la independencia tributaria” entre 5 y 7 días para los tres niveles de ingresos más elevados que toma en cuenta el informe.

También el congelamiento del piso del impuesto a los bienes personales generó un retraso adicional de entre 3 y 5 días en los niveles de ingresos más altos, comenzando por aquellos que son propietarios de apenas un inmueble.

Entre otros impuestos directos, el aumento de los impuestos inmobiliario y automotor (ambos de origen provincial) provocó el atraso de un día adicional.

En relación a los impuestos que gravan el trabajo, aunque no hayan variado las alícuotas nominales, como subieron los topes en las remuneraciones sobre los cuales se efectúan retenciones jubilatorias en porcentajes bastante superiores al aumento promedio de los sueldos, en los hechos hubo “un incremento en la alícuota efectiva de la retención jubilatoria para los niveles superiores de ingresos, que han provocado un desplazamiento del índice de entre tres y cuatro días en el último año”, expresa el informe.

En el Iaraf además destacaron que desagregando la carga tributaria por tipo de impuesto, se aprecia una mayor preponderancia de los tributos del ámbito nacional en las economías familiares.

“Ganancias tiene una importancia creciente en los niveles de ingresos más elevados. Por el contrario, el IVA y los impuestos internos poseen mayor peso en los niveles más bajos de los casos de ingresos considerados”, destacó el estudio.

El trabajo además precisó que en los niveles de los trabajadores con mayores ingresos, “Ganancias pasa a tener una mayor participación, llevándose en el caso del nivel más elevado casi un 27% del ingreso bruto del trabajador.”

Los tributaristas consultados por LA NACION coincidieron con las conclusiones del estudio del Iaraf y expresaron su esperanza en que el gobierno entrante en diciembre de este año corregirá esta distorsión a través de una rebaja impositiva, pese al creciente déficit de las cuentas públicas que heredará del kirchnerismo.

Al respecto, el presidente del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Ciudad de Buenos Aires, Humberto Bertazza, indicó que, aunque el Gobierno afirme lo contrario, “la presión tributaria subió en los tres niveles de gobierno, comparando con lo que ocurría hace 10 años, y se incrementó mucho más que en el resto de los países de la región, incluso más que en Brasil”.

Según el experto, “la presión tributaria creciente preocupa porque surge de un incremento del gasto público, que, según la percepción de la sociedad, no tiene una devolución eficiente” en términos de la prestación que recibe de los distintos servicios públicos.

En tanto, el presidente del Instituto Tributario, César Litvin, sostuvo que “la presión fiscal creciente es real, no es una sensación”.

En particular, dijo que “aunque no haya habido otros aumentos nominales de impuestos más que el del tributo a los autos de alta gama, hay más gente pagando por la falta de actualización en Ganancias y en Bienes personales”.

Adriana Piano, socia de impuestos del estudio San Martín, Suárez & Asociados, señaló que “es cierto que subió la presión a nivel local tanto para personas físicas como para las personas jurídicas, sobre todo las pymes. Pero a nivel nacional, hay impuestos distorsivos como el impuesto al cheque, porque no mide capacidad contributiva y tiene escasa capacidad de pago a cuenta” de otros impuestos.

Más allá del 10 de diciembre, con el cambio de gobierno, según Bertazza, “como la presión tributaria ha llegado a un techo, debe bajar; ya hablamos con los asesores de los candidatos presidenciales y así será”.

En particular, el experto consideró que “se pueden bajar las retenciones [a las exportaciones] tomando este tributo como un pago a cuenta de Ganancias para no perder financiamiento; el IVA debería bajar del 21 al 18% y unificarse en una sola alícuota, eliminando la del 10,5% para los alimentos, pero manteniendo un subsidio específico para ese rubro”. Y en el caso de Ganancias, el CPCE pidió que se reduzca la alícuota máxima del 35% para las sociedades, “ya que el tope a nivel internacional está en el 25 por ciento”.

Por su parte, Litvin enfatizó también que “cualquier nuevo gobierno debe pensar en una baja tributaria, porque eso generará más actividad económica; y el bache fiscal inicial que genere ese cambio debe cubrirse con endeudamiento y no hacer lo que hizo la Alianza, que fue subir impuestos, porque eso provocaría más recesión”. (La Nación)

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1 COMENTARIO

  1. Parece que vivimos dos ARgentinas.Una la que nos obliga a pagar altos impuestos,y la otra,la real,cuya miseria crece dia a dia. Ahora el oficialismo dice que si gana van a continuar con el modelo.

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