15/02 – 10:00 – Además, alargó el plazo de vencimiento promedio de sus títulos
Por: Javier Blanco
El Banco Central (BCRA) superó ayer sin inconvenientes el test de mercado que significaba enfrentar el mayor vencimiento de deuda de su historia: gracias a la liquidez reinante, logró refinanciarla en su totalidad, pese a reducir la tasa que paga por ella en casi dos puntos respecto de los niveles que pagaba en diciembre.
El resultado de la operación era seguido de cerca en el mercado dada la discusión abierta sobre la aceleración que volvió a mostrar en los últimos tiempos la expansión monetaria. Después de todo, el vencimiento que enfrentó trepaba a los $ 235.769 millones, representaba casi el 30% de la base monetaria y el 40% del total del pasivo que acumuló cuando centraba sus esfuerzos en retirar circulante del mercado para ayudar a desacelerar la inflación.
Sin embargo, no tuvo problemas ayer para renovar esa deuda ya que recibió propuestas de compra por $ 261.332 millones y termino emitiendo nuevos títulos por $ 244.382 millones (Lebac), pese a recortar las tasas que paga.
De esta manera, evitó que la subasta tenga impacto en la oferta de agregados monetarios y consiguió mejorar el perfil de su deuda, ya que no sólo redujo su costo, sino que estiró los plazos: sólo un tercio (33%) de lo adjudicado fue a la Letra más corta (28 días), que vence a mediados de marzo.
La licitación de ayer marcó el inicio del cronograma mensual de subastas y significó un crecimiento de $ 8613 millones en el stock de deuda del Central. Los nuevos títulos que emitió pagarán tasas del 22,75% a 28 días, 22,51% a 63 días, 22% a 91 días, 21,5% a 154 días, 21,25% a 217 días y 21,25% a 273 días.
La otra tasa, sin cambios
Previamente, el Comité de Política Monetaria de la entidad había resuelto mantener sin cambios en el 24,75% anual su tasa de política monetaria, que, vale recordarlo, desde este año se define por el interés promedio del costo que tienen los pases.
De esta manera, dejó a ese indicador estable por once semanas consecutivas, buscando asegurar el “sesgo antiinflacionario” de su política monetaria, dado que sigue detectando “señales mixtas sobre la evolución de los precios”. (La Nación)