- Publicidad -

Otra tanda de medidas en el intento de domesticar el dólar libre y sin freno

Martín Guzmán aseguró que no extenderán el plazo para que los bonistas acepten el canje salvo que haya “nuevos elementos” - Foto: Telam

Las que lanzó el Gobierno hasta ahora son consideradas tibias. Para el mercado debe haber un shock de expectativas.

Por: Laura García

Esta semana la nueva ola de ajustes al cepo será puesta a prueba de lleno. Pero las medidas cambiarias se vienen sucediendo y poco cambia. Los analistas hablan de tibieza y reacción tardía, mientras el blue se escapa a $ 178 en una escalada de desconfianza. Sin una reacción oficial de impacto para enfriar la brecha, el dólar a $ 178 estará barato, dicen.

Un Martín Guzmán que se mostró al frente de la cuestión cambiaria no sólo ratificó la intención de no devaluar sino que ya deslizó, en principio, que habría “un cambio de dirección en el control del dólar contado con liquidación”. “Vamos a ir moviéndonos en la dirección de ir facilitando esas operatorias”, adelantó el ministro de Economía en relación a este mecanismo que permite girar dólares al exterior vía la Bolsa ($ 165).

El cúmulo de restricciones despojaron de liquidez a este canal, poniendo presión sobre el precio. Se estima que habría el equivalente a unos US$ 7.000 millones esperando para salir como consecuencia de las últimas trabas, sobre todo para no residentes.

La brecha entre el contado con liquidación y el dólar oficial aumentó en casi 45 puntos en los últimos 20 días (de 75% a 120%). “En el pasado, subas de 45 puntos en la brecha gatillaron devaluaciones (en enero de 2014, por caso)”, recuerda Fernando Marull, de FMyA, quien como otros analistas espera que el Central use la artillería pesada en lugar de insistir “con subas marginales en la tasa de interés, algunas ventas de bonos para bajar la brecha y endurecer más el cepo”.

Más allá de las reservas que languidecen, hay poder de fuego disponible. Es cierto que las reservas brutas suman US$ 40.800 millones pero las “líquidas” (dólares constantes y sonantes) suman US$ 1.100 millones, cuando a comienzos de año superaban las US$ 9.000 millones.

“Pero la entidad también podría activar parte del swap con China (de casi US$ 19.000 millones) -explica Marull- que tiene un costo de 7% anual, o vender parte de la tenencia de bonos (US$ 6.000 millones a un costo de 15% anual)”.

En la misma línea, Nery Persichini, Head of Strategy de GMA Capital, apunta: “Las expectativas de devaluación parecen inmunes a toda medida. Tanto es así que la suba de tasas generó un impacto prácticamente nulo y el endurecimiento del cepo apenas logró contener la sangría de reservas. De hecho, el BCRA ya se desprendió de casi US$ 1.000 millones desde el 15 de septiembre”.

Se refiere a la fecha en que se anunció, entre otras cosas, las nuevas limitaciones para el acceso minorista al cupo de US$ 200 y se buscó atraer agrodólares. En esta ocasión, en cambio, se volvió a poner el foco en la demanda, endureciendo el acceso a divisas de los importadores. 

Persichini pone de ejemplo la mejora “homeopática” de las tasas que en el caso de lo que perciben los ahorristas no sólo no alcanza para cubrir la incertidumbre cambiaria, sino que tampoco es suficiente para equiparar el marcador con la inflación esperada, que alcanzaría 4% mensual hacia diciembre (la tasa mínima pasó de 33% a 34% a 30 días para depósitos menores a $ 1 millón).

¿Pero qué significa esta brecha instalada ya cómodamente arriba de 100%? Jorge Vasconcelos, desde el IERAL, explica que “es el síntoma más evidente de los desequilibrios macroeconómicos que habrán de empujar con más fuerza a la inflación”.

“Desde diciembre, el Banco Central emitió $ 1,9 billones para financiar al Tesoro, a un ritmo anualizado equivalente a 9,5 puntos del PIB y, para moderar el impacto inflacionario, absorbió una fracción significativa a través de pases y Leliq. Así, sus pasivos que devengan interés se incrementaron al ritmo anualizado de 5,3 % del PIB”, detalla.

Es la deuda que contrae el Central con bancos para tratar de contener la vorágine de pesos que emite. Un pasivo por el que, claro, debe pagar intereses.

Para el año que viene, el Ieral espera que la emisión de pesos alcance 7 puntos del PIB, incluyendo los intereses de las Leliq. “Habrá severas limitaciones para absorberlos, ya que hacia fin de este año los pasivos remunerados se aproximarán a 11% del PIB: la crisis de 2018 se desencadenó cuando el stock de Lebacs alcanzó ese umbral”, anticipa. (Clarín)

spot_img

Suscribité al Newsletter

Más Noticias

- Publicidad -spot_img

Más Noticias

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí