El simulador de presidentes ya está inventado

(Por: Rubén Lasagno) – La vicepresidente Cristina Fernández sentada en la butaca del copiloto en un simulador de vuelo, junto con Sergio Massa, dijo algunas palabras pretendidamente irónicas, aunque yo siempre sostengo que la ironía es inherente al sujeto inteligente y no sería este el caso.

No quiero detenerme en la parte argumentativo de sus palabras, en las cosas que dijo tratando de hacer una parábola entre las manifestaciones de Rodríguez Larreta quien criticó el impuesto que pagan los pobres cada vez que compran un sachet de leche y cómo una porcinúscula de ese impuesto “paga” parte de un pasaje en la altamente deficitaria Aerolíneas Argentinas.

Quiero si, detenerme en una frase interesante de Cristina Fernández que fue, a mi criterio, un fallido de la clarividencia subconsciente, un desliz freudiano, que brotó como una revelación inesperada de un deseo íntimo expresado involuntariamente por su otro yo, ese que va en contramano de su retórica, de sus discursos vacuos y del relato absurdo al cual nos tiene acostumbrados.

Alguien debería inventar algún simulador de presidentes” señaló, desconociendo que el peronismo en su conjunto inventó esa máquina hace mucho tiempo, pero su esposo y ella, personalmente, la perfeccionaron.

El marido de la viuda, fue el padre de la criatura, cuando simulaba dar un paso al costado en el 2010 y preparaba a su esposa para iniciar la carrera de postas en la presidencia, quizás para perpetuar el kirchnerismo 25 o 30 años, como en Santa Cruz.

Pero la que modeló, perfeccionó e inventó el verdadero simulador de presidentes es la hoy vicecondenada y todo empezó con el fracaso político de Daniel Scioli en el año 2015 cuando CFK lo mandó como mascarón de proa y le puso como marca personal al inefable Carlos Zanini. Obviamente, el simulador no le entregó un buen producto, Scioli fracasó en su carrera a la presidencia.

En la campaña del 2019, ante el enojo público con el gobierno de Macri, CFK tenía ganas, pero no podía ser ella quien encabezara una candidatura a la presidencia debido a su situación judicial, entonces buscó un bufón, lo revistió con pátina de moderado y dejó a todos boquiabiertos por cuanto “el elegido” era quien había representado un “opositor” acérrimo; pero a Cristina el simulador de presidentes, le funcionaba sin fallas. Y así simuló su segundo candidato, Alberto Fernández, que ganó y así nos fue.

En esta oportunidad, ocupando el lugar del copiloto en el simulador de AA, a su lado en la foto, aparece el actual Ministro de Economía Sergio Massa, otro ex opositor que corrió a sus brazos cuando revivió el llamado y hace un par de meses atrás comenzó a simularlo candidato a presidente y hoy está en carrera para probarse el traje de mandatario títere, una segunda experiencia que ensaya CFK, con muy pocas probabilidades de éxito, después del desastre en el que han hundido al país en estos casi cuatro años.

Dicho esto, la alegoría del simulador de presidentes es de su especial autoría. Cristina Fernández es propietaria de la máquina, aquella que usó su marido, cuando simulaban candidatos testimoniales, donde el candidato ponía la cara y el nombre, pero cuando ganaba no asumía o asumía y dejaba a su segundo en la lista.

La máquina de la simulación es intrínseca al kirchnerismo y espero que en estas elecciones les vuelva a fallar, porque lo único simulado en toda esta trama no resulta ser solo el presidente, también lo es un gobierno que, como éste, se reveló inútil, corrupto y corporativo, únicamente preocupado por rescatar del fango a la vicepresidente que con una condena de 6 años sobre su espalda, simula que es una perseguida política y proscripta y no la jefa de una banda que operó en la década pasada, aunque en ese caso, no estaba simulando. (Agencia OPI Santa Cruz)

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