La secretaria de Agricultura de los Estados Unidos, Brooke Rollins, condicionó la compra de carne argentina al citar un supuesto “problema de aftosa” en el país, un argumento que contradice la condición sanitaria oficial de Argentina, reconocida como libre de fiebre aftosa por la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA). La funcionaria ratificó que en los próximos días habrá “novedades” sobre la importación, pero advirtió que “no será mucha”, mostrando una postura distante de lo anticipado por el presidente Donald Trump.
En declaraciones a la cadena CNBC, Rollins confirmó las conversaciones bilaterales pero minimizó el volumen de la operación. “El presidente está en conversaciones con Argentina. Creo que escucharemos más sobre eso en los próximos días, pero como parte de nuestras 12 millones de toneladas métricas de producción, no será mucho”, señaló la secretaria.
La funcionaria estadounidense vinculó la decisión a la protección de su mercado interno. “Es un desafío, pero estamos en ello. Vamos a asegurarnos de que nuestra industria ganadera esté protegida”, afirmó Rollins. Añadió que “este es un mercado muy matizado y complejo, y queremos asegurar un buen futuro para nuestros productores”.
Esta postura y la justificación sanitaria contrastan con el anuncio previo de Donald Trump, quien había manifestado que planeaba comprar carne argentina con el objetivo de reducir los precios en los supermercados de su país. El acuerdo evaluado implicaba un incremento en las compras de 20 mil a unas 60 mil toneladas de carne de origen argentino. (Agencia OPI Santa Cruz)