El papa León XIV utilizó su plataforma en la Plaza de San Pedro para desafiar la naturalización del conflicto global y exigió explícitamente que la comunidad internacional no se resigne ante la mecánica de la destrucción. Durante el rezo del Ángelus, el Pontífice articuló un mensaje que unifica las distintas heridas globales bajo un dolor común, advirtiendo contra la habituación a la guerra que amenaza con anestesiar la conciencia colectiva. Esta exhortación sirvió como preludio a un recuento detallado de la violencia sistémica y la discriminación que afectan a las comunidades cristianas en naciones como Bangladesh, Nigeria, Mozambique y Sudán, territorios desde donde llegan reportes frecuentes de ataques contra lugares de culto.
La denuncia del terror se intensificó al abordar la situación en la República Democrática del Congo, donde las Fuerzas Democráticas Aliadas ejecutaron un asalto letal en Kivu del Norte. El Pontífice detalló la brutalidad de la incursión contra un centro de salud diocesano en Byambwe gestionado por religiosas, un ataque que arrojó un saldo de al menos veinte víctimas y que implicó el asesinato de mujeres dentro de una sala de maternidad. Este ataque deliberado contra infraestructura civil y poblaciones vulnerables subraya la urgencia de su pedido para que los creyentes colaboren hacia el cese de la violencia y la búsqueda del bien común frente a la devastación que continúa en los pueblos.
En el frente europeo, León XIV dirigió su atención a la continuidad de las hostilidades en Ucrania y citó específicamente los bombardeos rusos registrados en Kiev entre el jueves y el viernes. El análisis expuesto por la Santa Sede resalta una estrategia bélica que no perdona a los niños y que desmantela la infraestructura civil, dejando a familias enteras sin hogar ante la llegada de las bajas temperaturas. En este contexto, el llamado a orar por una paz justa y estable se enmarca como un rechazo a la destrucción sistemática de una nación martirizada, reiterando que no es admisible acostumbrarse a este escenario bélico.
El relevamiento de la situación global concluyó con un enfoque en América Latina, específicamente sobre el siniestro vial ocurrido en el sur de Perú, cerca de Ocoña. El Papa confirmó un balance provisional de 37 muertos y 13 heridos tras la caída de un autobús a un barranco y extendió su solidaridad para que las familias en duelo encuentren consuelo. A través de este recorrido que abarca desde el terrorismo en África y la guerra en Europa del Este hasta las tragedias civiles en los Andes, el mensaje papal reafirma que la voluntad divina es la paz entre todos los hijos y rechaza la inevitabilidad del sufrimiento humano. (Agencia OPI Santa Cruz)