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Se acumulan dudas en plena negociación con el FMI, y debilitan a Guzmán y Alberto F.

Martín Guzmán Ministro de Economía en la Cámara de Diputados - Foto: Telam

Según publica Clarín En el Gobierno hay miradas distintas sobre el ajuste que generan incertidumbre a futuro.

Por: Ezequiel Burgo

¿Por qué las palabras de los funcionarios muchas veces van en dirección contraria a las decisiones que toma el Ejecutivo? Como dice la economista Marina Dal Poggetto, el discurso económico del Gobierno es “esquizofrénico”.

La economía argentina genera interrogantes por las idas y vueltas de quienes la conducen. Hasta por parte del propio Presidente.

Un mes atrás, cuando arribó a Buenos Aires una misión del staff del FMI, el Gobierno recibió a los técnicos con cinco ofrendas sobre la alfombra roja. En cuarenta y ocho horas Martín Guzmán anunció que Argentina iría por un acuerdo de Facilidades Extendidas (un programa que incluye compromisos para hacer reformas), que Argentina canjearía deuda en pesos por dólares para que fondos extranjeros se fueran del país, una ley que establecía la aprobación del Congreso para obtener financiamiento del FMI y una nueva fórmula de jubilaciones.

Esas cinco señales fueron borradas de un plumazo por otras cinco en un puñado de semanas: el bloque del Frente de Todos del Senado emitió una carta criticando al FMI, el Congreso aprobó el impuesto a las grandes fortunas, por impulso de Cristina Kirchner la fórmula de actualización de las jubilaciones fue modificada, Felipe Solá acusó al representante de EE.UU. en el Fondo de obstruir el acuerdo con Argentina y el Poder Ejecutivo prorrogó el congelamiento de las tarifas. “Claramente no es bueno esto último de las tarifas”, admite una persona del Gobierno al tanto de las negociaciones. Mientras Guzmán negocia y hasta el propio Presidente dice una cosa, el Gobierno aparece haciendo otra. “El programa no se caerá por esto -dicen en el equipo económico-, la clave son los accionistas”.

Estados Unidos es el principal de ellos. Todas las miradas apuntan al encuentro entre Alberto Fernández y Joe Biden. Pero la otra silla relevante es la de Alemania.

Ayer el presidente argentino le escribió una carta a Angela Merkel, manifestando su interés para que la agencia de exportaciones , Euler Hermes, otorgara las garantías a los bancos que financiarían la construcción de la represa de Chihuido contra certificados de avance de obra. El consorcio detrás del proyecto podría acceder a un préstamo de US$ 2.200 millones a 20 años al 6-6,25% anual.

Merkel le hizo este ofrecimiento a Fernández en febrero último (el Tesoro alemán respalda a Hermes). Fernández nunca respondió y la oferta alemana corría riesgo de caerse porque Argentina jamás había manifestado formalmente su interés. Hasta ayer, que el Presidente reaccionó enviando la carta.

El país necesita no sólo del financiamiento alemán sino también de su voto en el FMI y que Guzmán cierre su tarea. Pero para ello se deberá mostrar un rumbo más firme y dejar postergar correcciones como las de las tarifas. (Clarín)

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