LA MALVERSACIÓN DE LAS PALABRAS

Cristina poniendo “freno de mano” al presidente Alberto Fernández

(Por Rubén Lasagno) – Tanto Alicia Kirchner como Alberto Fernández malversaron las palabras en sus respectivos discursos. Transformaron lo que debería ser una mirada hacia delante de un gobierno con proyectos y planes de cara a la sociedad, con la grandeza de reconocer errores y mostrarse rectificador y empático como estadistas que deberían ser, por la mentira, la abstracción de la realidad provincial y nacional, con actitud acusatoria mirando el espejo retrovisor donde, para licuar sus responsabilidades de corruptos, inútiles y mentirosos, culparon de todos los males a los 4 años de Mauricio Macri y se olvidaron de que los treinta últimos gobernó el kirchenrismo sin alternancia en Santa Cruz y los últimos 70 lo hizo el Peronismo a nivel nacional con dos periodos de la UCR y de todo ese tiempo, 13 años y medio lo sigue haciendo el Frente Para la Victoria.

Lo de Alberto Fernández no merece un análisis serio porque ayer demostró la desesperación de un títere empeñado por sacar buena nota frente a  su ventrílocua, al punto que la jefa de la banda tuvo que tirar del piolín para que su arlequín bajara la voz en una sobreactuación innecesaria emprendida por el presidente, mientras con la sonrisa contenida y la mirada puesta en un punto distante del infinito, su mentora le aplicaba un freno de mano (literalmente) sobre el brazo izquierdo, como diciéndole “Bueno Alberto, ya está, no es necesario que te arrastres tanto; bajá la voz”.

De la monotonía monocorde de su monólogo irrecuperable, no vamos a transcribir nada porque no hay nada que recatar. Fue un hazmerreir, un ridículo, una patética pintura de la cara más retardataria de un gobierno sin plan, sin rumbo y tapado de corrupción y malos ejemplos. Fernández se transformó de aquel moderado que simuló para ganar las elecciones en el 2019, en el típico producto K, inhábil para comunicarse, tosco para moderarse y pírrico para mostrarse, lejos de cualquier atisbo de racionalidad, sin contenido valorable en sus palabras, pero importante en el tono en que difundió sus palabras vacías, porque equivale al final de la simbiosis donde Alberto no es más Alberto y es Cristina. En definitiva, hoy sabemos claramente quien nos gobierna de aquí hasta el 2023 cuando, esperamos, la ciudadanía los eyecte del poder.

La gobernadora merece un capítulo aparte. Si bien Alberto Fernández echó sobre su hombro la culpa de todos sus males a Mauricio Macri, al menos cuenta con una ventanita de 4 años para justificar su injustificable mala praxis a un año y medio de gobierno; pero lo de Alicia Kirchner es realmente increíble, porque culpó a Macri y “a gobiernos anteriores en Santa Cruz”, del retraso humano, de infraestructura, previsional, educativo, de salud y social llegando a decir sin avergonzarse “Nos tocó reparar, sanar y reconstruir la provincia”, como si el Frente Para la Victoria fuera un grupo de marcianos que en diciembre llegó a Santa Cruz y comenzó a gobernar sin antecedentes ni conocimiento previo de la situación.

La gobernadora se invalida asimismo, cuando recorta la realidad de todos y cada uno de los santacruceños que hace 30 años votan a su familia  y a los delegados que han puesto en los sucesivos gobiernos provinciales desde Néstor Kirchner para adelante. Recordemos que incluyendo Néstor, su hermano, quien arrancó la saga en 1991, Sergio Acevedo, Carlos Sancho y Daniel Peralta después, hasta los dos mandatos que ella misma lleva al frente del Ejecutivo provincial, nadie gobernó la provincia de Santa Cruz que no sean ellos.

Es decir que la realidad per se invalida de hecho sus palabras y transforma su discurso en una patética pintura surrelista la cual se transforma en la bala de plata que se le vuelve en contra y la muestra patética y sin argumentos para explicar cómo se le puede echar la culpa a otros de la miseria existente en Santa Cruz, cuando son ellos mismos los que estuvieron antes, ahora y tienen el tickets válido hasta dentro de tres años, al menos.

La gobernadora sin la mínima autocrítica, habló de todas sus deudas pendientes: la Caja de Previsión Social, la Caja de Servicios Sociales, ambas entidades intervenidas por ellos mismos y que en más de 25 años aún no encontraron la forma de “sanearlas”, según el discurso oficial;  como tampoco han podido mejorar la salud, la educación ni controlar debidamente al sector público, o revertir la pobreza, crear unidades productoras de riqueza, paliar el desempleo ni crear puestos de trabajo, excepto lo que siempre hicieron sus gobiernos: usar al Estado como agencia de colocación de empleo, razón por lo cual Santa Cruz tiene el 80% de su población vinculado de forma directa o indirecta con el Estado en su distintas variantes: nacional, provincial y municipal.

Un capítulo aparte fue el tema del agua en Caleta Olivia. El descaro de la gobernadora de echarle la culpa al gobierno de Macri que pasó solo 4 años en los últimos 30, después de que el kirchnerismo durmiera la siesta durante 12 años tras la remanida falacia “Nación-provincia-municipio”, que hace un año y medio volvió a sus discursos falaces, es difícil de digerir como una deuda pendiente de “otros” con la sociedad caletense, si no se autoinculpa como los únicos responsables de la falta de agua en zona norte, donde sobraron los proyectos y los fondos, pero las obras siguen sin concretarse y la Planta de Ósmosis Inversa sigue siendo una entelequia.

Solo algo está claro: la gobernadora no se autopercibe como responsable de nada y muchos menos, en su primer discurso formal, hizo mención a la corrupción política a su cargo que hizo abuso de poder con el uso ilegal de las vacunas, aún siendo que todos los vacunados son de su partido, militantes y amigos suyos.

Malversar es un término jurídico-económico y significa usar el dinero asignado a  un propósito, en otro. Si transponemos los términos y lo llevamos a la lingüística, es usar las palabras indebidamente cambiando los términos y el sentido de las mismas para justificar los errores cometidos, o aún peor, como en este caso, para ocultarlos o lisa y llanamente, mentirle al pueblo. (Agencia OPI Santa Cruz)

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2 COMENTARIOS

  1. Lugares comunes de la oposición…. Cómplice del descalabro que dejó el gobierno anterior…antes de hablar de mentirosos y corruptos ..indicar en qué y cuándo Alberto mintió o se llevó algo….deprimente nota….no aporta…

  2. Cristina Romero, de acuerdo a tu comentario, la verdad manifiesta en este artículo es deprimente. Veo que hay verdades que te deprimen, que no quieres que hablen de mentirosos y corruptos y que todo es culpa de Macri. Alberto no resiste los archivos, o no viste los videos en los cuales le dice de todo a su compañera de gobierno, hasta de psicópata la trata. A la mañana te dice una cosa, al mediodía otra y a la noche una tercera, seguro ninguna de las dos primeras. Todo el país conoce el feudo de Santa Cruz, que como de santa no tiene nada tendrás que seguir deprimiéndote.

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