(Por: Rubén Lasagno) – Desde que tengo uso de razón y mucho más desde que ejerzo la profesión, sostengo que el periodismo que no se plantea como libre de ideologías y anclas económicas o que directamente transmite lo que genera un partido político (de cualquier extracción) y está comprometido con una línea ideológica, política o partidaria, no hace periodismo, hace propaganda política-partidaria.
Cualquier periodista/medio que vive condicionado por la pauta, está casi en la misma línea, construyendo asimismo su falta de libertad e independencia por acción u omisión y si a eso le agregamos que por algún “miedo” a perder privilegios o fondos que riegan su bolsillo, el periodista limita su acción ocultándose tras la cortina traslúcida del anonimato, no firmando lo que escribe, en definitiva, no dando la cara, la profesión no está plenamente representada, solo un sinnúmero de intereses afloran tras esa cobarde metodología de tirar la piedra y esconder la mano, por razones absolutamente egoístas y aún más cobardes son aquellos quienes para justificarse, acuden a “miedos”, “amenazas” o “persecuciones”, que no son físicas, son miedos y amenaza de perder privilegios o plata; pero eso no lo dicen y confunden con la victimización de un trabajo como cualquier otro, pero el cual, para ser genuino, debe ser contrapoder.
Esta introducción no pretende ser una clase de periodismo, pretende poner blanco sobre negro, por cuanto vemos a colegas que cuando son echados de un medio, razonan en virtud de sus necesidades, se victimizan y hablan de sus patrones con deshonor, pero olvidan lo que fueron, lo que hicieron y lo que transmitieron hasta 5 minutos antes de ser despedidos. Después, los mismos que operaron sin freno para sus empleadores políticos, se quieren refugiar tras la obediencia debida para justificar sus acciones ruines como sirvientes bien pagos, detrás de un micrófono o desde un estudio de televisión.
No pueden digerir y mucho menos reconocer, que quienes lo sostuvieron y les confeccionaron la partitura de noticias recortadas, sesgadas o hasta de operaciones encubiertas tras la fachada periodística, les hayan dado una patada en la conciencia y dejado sin trabajo, a veces, como en el caso de Tomás Méndez de C5N, por ser más papista que el Papa y creer que ser empleado por la corporación política gobernante, lo blinda de todos los males y que todo da lo mismo.
No piensan, por un minuto, que en política no se pueden exagerar las posiciones, porque los propios patrones que le pagan el sueldo y lo alientan, negocian por cuerda separada con amigos, enemigos y opositores y no es bueno atacar a lo Pirro, porque si se pisan callos y se tocan intereses comunes de quienes les pagan el sueldo, serán ignorados. Y cuando toman iniciativa propia, como en el caso de C5N en el escrache a Bulrich, despiertan la furia de sus empleadores, que en agradecimiento por los servicios prestados, los dejan en la calle.
Desde ambos lados de la grieta hay periodistas con “la camiseta puesta” y eso no estaría mal, si ese periodista que es fuerte en los buenos tiempos, especialmente cuando opina para su amo, defiende su pertenencia u opera indisimuladamente para un partido, no pidiera socorro cuando lo eyectan. Ahí, el mismo buitre que vimos deshojarnos al aire, parecen tímidos perritos hambrientos de “justicia”, pidiendo solidaridad y exponiendo sus padeceres, en muchos casos, esos mismos que nunca vio ni contempló en muchos colegas, de esos que siempre subestimó y vituperó públicamente.
Podemos hacer una larga lista de “periodistas” operadores del oficialismo, que no hacen periodismo. Morales, Navarro, El gato Sylvestre, Brancatelli son casi los íconos de este periodismo partidario. Talibanes del micrófono, justificadores a destajo del gobierno, negadores de la realidad, no les importa la verdad de las cosas, les importa el impacto partidario del mensaje. Y ese impacto está direccionado y su labor no es ad honorem, es rentada, muy bien paga y con el apoyo de un aparato estatal que cree que con ellos se salva, cuando la realidad muestra que sucede, exactamente lo contrario.
Estos mismos periopartidistas, cuando caen en desgracia y de repente se encuentran sin nada, recordemos a Navarro medrando para que el macrismo le diera conchabo, se achican, bajan la cabeza, muestran ojos llorosos, deambulan por los canales y radios y/o colegas que ellos mismos criticaron y operaron, pidiendo solidaridad y argumentando, sin vergüenza, que sus acciones estaban regidas por una especie de obediencia debida. Es decir, sus empleadores le pedían decir tal o cual cosa y ellos, cumplían. ¡Pobres inocentes!.
Es la más vergonzosa y denigrante explicación que pueden dar estos talibanes, que no saben asumir su responsabilidad. Es distinto que un conductor deba leer o dar una noticia sesgada, maquillada o con alto condimento político bajada por la línea editorial del medio, a quienes tienen un programa propio, desde donde arrastran a cualquiera por el piso, lo denigran o sin pruebas y con alta capacidad de daño, difunden información falsa o modificada, orientada a destruir al opositor político del oficialismo o de sus patrones mediáticos.
Los ejemplos de Morales, Navarro, Silvestre o Vertbisky (solo por nombrar algunos) es paradignmático, en este tema de operar, difundir mentiras y atacar a quien no piensa igual que el gobierno kirchnerista. Y ninguno de ellos, si mañana quedaran fuera de los medios hegemónicos del gobierno, podrían aludir obediencia debida, porque han ido mucho más allá de trabajar en un medio, han desplegado un espacio de operación política que no se hace sin ponerle conciencia, trabajo, convicción y una alta dosis de partidismo, a cambio de una suculenta paga que los hace millonarios en poco tiempo.
El periodismo es una profesión paga
“Tener no es signo de malvado/ Y no tener tampoco es prueba/De que acompañe la virtud” escribió Silvio Rodríguez en una de sus magníficas letras, cuyo simbolismo lo podríamos usar aquí para rebatir el pensamiento universalizado de que cualquier periodista que tenga un buen pasar, necesariamente lo hizo de forma corrupta. Pero, aunque algunos piensen que el buen periodista debe andar con los pantalones rotos, tampoco es así. Es un a profesión que debe ser remunerada como cualquier otra. Cierto es que cuando ostentan tanta fortuna, haciendo solo periodismo y pontifican políticamente a favor de un gobierno por el cual se juegan la vida, el honor y la moral, es que están recibiendo oro a cambio de su entrega y cuando esto pasa, ya no cuenta la obediencia debida, solo cuenta el negocio que en algún momento, se le ha cortado y finalmente, es eso lo que lloran cuando se victimizan.
En nuestra provincia, los únicos periodistas/conductores que fueron despedidos de la emisora FM Laser, por ser inconveniente para los negocios con el poder, no porque hayan fallado en la bajada de un mensaje oficialista, sino por no respetarlo, fueron los colegas Héctor Barabino, Daniel Gatti y Héctor López, a quienes en el 2007 echaron de la emisora con su programa “Séptimo día” y a la colega Mirtha Espina, quien mucho antes, en el 2001 en su programa “Y dieron las diez” incomodaba desde el micrófono a Néstor Kirchner y le compraron el espacio a Lu12, por 20 mil dólares; la emisora con las hijas de Segovia al frente en ese momento, la sacaron del aire de forma inmediata.
Aquí, obviamente, no cabía la obediencia debida. Pero en el que ejercían, por esos tiempos, Carmona y Millán, los íconos de las operaciones políticas del FPV en Santa Cruz desde los multimedios de Rudy Ulloa, eran la representación fiel del periodismo basura e indigno, que en el contexto en el cual hablamos, nunca fue periodismo.El periodismo que incomoda y entorpece o no se doblega ante el mensaje oficial, como es el caso de Héctor Barabino o Mirtha Espina de aquellos años, es eyectado por contraproducente. El otro periodismo que expulsan, como en el caso de Tomás Méndez en C5N hace unos dias, lo extirpan por exceso de obsecuencia y errores de evaluación del momento político y en este caso, no tienen excusa ni justificación para victimizarse; lo tienen bien ganado. (Agencia OPI Santa Cruz)
Excelente nota Rubén!!!! tal cual lo que pasa con el periodismo hoy, no con todos, pero cada vez son más los periodistas que negocian con el poder! Saludos
Como contramedida al periodismo militante de un lado, no podemos dejar de recordar a los vanguardista del ataque desproporcionado y sumamente agresivo de algunos crápulas del otro lado, como Majul – Feimann- Lueco- Rossi – Lanate – Etchecopar – Nelson Castro – Spert – Milei, (estos últimos que dicen conocer de política y mucho más aún al decir que saben como manejar la cosa pública) Y que decir de Bullrich – Carrio – Alonso – Iglesias – Wolff – Canosa, etc.etc. con un lenguaje despreciativo hacia las autoridades nacionales que creo no merecen.
Demás está decir que para muestra basta un botón y como lo que habla la boca, es lo que se lleva en el corazón, podemos concluír diciendo que algunos políticos no merecen ser tales. Esto creo.
EDUARDO tranquilo militonto se te nota demasiado para muestra basta un boton
a usted “sin identidad” personal y escondido tras un “no se mucho” le respondo: en lo personal no estoy adherido a partido político alguno, motivo por el cual no soy militante, ni como me tilda, militonto. Si me interesa como seguramente a usted también la política, si no fuera así, no leería este portal, sólo creo distinguir una realidad que nos aqueja desde hace mucho, cual es, la de que tenemos políticos, periodistas y personajes de la justicia, que insisto, no merecen tan distinción. Eduardo cordialmente a un argentino “sin identidad”.
Excelente evaluación de una lamentable realidad.
Chapeau !