Según publica La Nación Las primeras reacciones a la designación de Batakis arraigaron la perspectiva de un deterioro mayor de la economía, con un marco de política económica más laxo que el que proponía Martín Guzmán.
Por: Rafael Mathus Ruiz
Al final, Martín Guzmán cumplió con el destino al que parecen condenados los Ministros de Economía en la Argentina: cerró un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y se fue en medio de una crisis –apenas tres meses después– dejando una bomba de tiempo en el escritorio. En Estados Unidos tomaron la llegada de Silvina Batakis al Palacio de Hacienda como un claro giro del Gobierno hacia el kirchnerismo que pone en duda el programa con el Fondo, lo deja otra vez en las puertas del limbo y preludia un deterioro mayor en la economía.
La única declaración oficial que intentó llevar algo de calma provino de la vocera presidencial, Gabriela Cerruti. “El plan económico y el rumbo están garantizados”, dijo Cerruti, antes de que la apertura de los mercados en el país –en Estados Unidos es feriado por el Día de la Independencia– abriera las puertas a la huida de los inversores y una nueva disparada del dólar paralelo.
Ya desde antes de que se conociera la designación de Batakis, las expectativas en Wall Street y en Washington sobre el país estaban muy deprimidas. Pero, así y todo quienes, miran a la Argentina mantenían una lógica curiosidad por saber quién sería el reemplazante de Guzmán ante la posibilidad, muy exigua, pero siempre latente, de que el Gobierno pudiera tejer consensos políticos para marcar un cambio de rumbo. El anuncio de Batakis pulverizó esa posibilidad. Las primeras reacciones en Estados Unidos indicaron que el mercado espera un claro giro hacia el kirchnerismo, y un riesgo mucho más alto a un mayor deterioro de la economía, con más inflación, más brecha y menos crecimiento.
En Estados Unidos ven una crisis política, y no esperan que un simple cambio de nombres pueda resolverla.
El Fondo se mantuvo en silencio, sin ninguna comunicación oficial sobre el enroque en Economía.
El mensaje más duro provino del Argentina Exchange Bondholders, el grupo de inversores más duros de los que negociaron la reestructuración de deuda de 2020 que encaró Guzmán. “Cuando se te está incendiando la casa, en general es mejor llamar a los bomberos que a un piromaníaco, ¿no?”, dijo el grupo en Twitter.
Un informe del banco de inversión JP Morgan que circuló anoche luego de la designación de Batakis dijo que el equilibrio de poder en el Frente de Todos se había volcado hacia el kirchnerismo, alertó por el riesgo a una hiperinflación y dijo que la Argentina se encuentra en una situación de “desequilibrio latente”.
“El nombramiento de Batakis parece indicar que el equilibrio de poder se ha inclinado hacia el lado kirchnerista, y esperaríamos una postura fiscal más expansiva y, potencialmente, una renegociación del programa del FMI en medio de crecientes desequilibrios y una brecha cambiaria más amplia”, indicó un informe del banco de inversión JP Morgan.
Los analistas del banco, Diego Pereira y Lucila Barbeito, consideraron que la ausencia de anclas y la perspectiva de una política fiscal y monetaria más expansivas generan el riesgo de “un nuevo cambio de régimen de inflación” y una corrección forzada por el mercado.
“El camino a seguir parece inestable a medida que nos acercamos al año electoral, lo que hace que cualquier ajuste ortodoxo sea políticamente costoso y, por lo tanto, inviable”, concluyeron.
“Estas restricciones dejan un camino muy estrecho por delante para lograr los objetivos de política comprometidos en el marco del programa del FMI. “Este equilibrio inestable (probablemente mejor descrito como desequilibrio latente)”, señalaron, es característico de regímenes que se dirigen hacia una mayor inflación a la actual y, eventualmente una hiperinflación.
Otra nota del banco de inversión Goldman Sachs, escrita por Alberto Ramos, consideró que la salida de Guzmán puede verse como un “golpe político” contra el presidente Alberto Fernández y “puede comprometer la relación con el FMI”.
“Una presidencia políticamente más débil e impopular aumentaría el riesgo de que la política macro se vuelva más heterodoxa e intervencionista”, indicó Ramos. “Dada la política inestable actual y el entorno político, en nuestra evaluación, la probabilidad de que la Argentina cambie hacia una combinación de macropolíticas más disciplinada y convencional es baja. Y, dado el bajo capital político de la administración actual, existe el riesgo de que la calidad de la combinación de políticas se debilite aún más”, agregó.
Héctor Torres, quien representó a la Argentina ante el board del FMI durante la presidencia de Cristina Kirchner y el inicio de la administración de Mauricio Macri, reiteró la necesidad de un consenso político que sigue esquivo.
“En el FMI siguen los acontecimientos con inquietud. Quieren saber si el cambio afecta el compromiso del gobierno con un programa que tiene poca condicionalidad y por ende pocas posibilidades de ser flexibilizado. No hay mucho para cambiar”, indicó Torres. “Es indispensable buscar consensos sobre políticas que puedan ser continuadas después del 2023. Para eso hace falta que quien ocupe la silla de economía tenga apoyo político, capacidad de articular intereses, tomar compromisos y hacerlos cumplir”, indicó. (La Nación)