El nuevo 6,7,8. Milei encontró sus propios periodistas militantes

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(Por: Álvaro de Lamadrid para OPI Santa Cruz) – El periodismo crítico fue un pilar de la democracia. Pero, en los comienzos del esplendor de los Kirchner, fueron pocos, los que como Opisantacruz se mantuvieron independientes y críticos. Muchos se sumaron con el tiempo, cuando la agobiante falta de oxígeno democrático amenazaba con terminar con los fundamentos de nuestra democracia. 

Hoy éste medio sigue siendo un emblema de independencia. Recién cuando los Kirchner fueron por todo, con la 125 y la ley de medios, muchos se plantaron a tiempo frente a los atropellos de ese poder autoritario, violento y corrupto y mostraron valentía defendiendo la libertad de expresión y denunciando la corrupción que nosotros sufrimos y defendimos sin red y sin especulación desde cuando nadie se animaba a estornudarle a los Kirchner. 

Hoy, sin embargo, parte de ese mismo periodismo parece haber mutado en sentido contrario. Niegan que el mismo método del Kirchnerismo continúa, niegan su existencia, niegan que el rey está desnudo. 

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Indigna que muchos dirigentes políticos, periodistas y factores sociales hoy ajusten sus niveles de tolerancia frente al menosprecio a la democracia y la corrupción y se amolden a las necesidades y perspectivas del poder. Guardan silencio, callan, justifican y hasta aplauden los abusos y vicios que antes criticaban. 

La prensa siempre ha sido el primer enemigo de los autoritarios 

La libertad, la transparencia y el control son principios permanentes, que no pueden agitarse o guardarse según quien gobierne.

El Presidente Milei al enfatizar sobre “los peligros del periodismo”, no busca mejorarlo o denunciar desinformaciones maliciosas, sino censurarlo, amedrentarlo, convertirlo en un ámbito de propaganda del gobierno y terminar con el control al poder.

Javier Milei hoy trata a los periodistas con desprecio destemplado. Su violencia debería causar mayor escándalo que su causa. Les dice que son “ensobrados”, que “la gente no los odia tanto como se merecen” y lanza insultos generalizados en cada intervención. La diferencia es que, esta vez, la reacción de la prensa es casi nula. En algunos casos, incluso lo justifican. 

Cuesta entender cómo quienes antes se indignaban con los modos autoritarios del kirchnerismo ahora callan o aplauden. 

¿Será que muchos de aquellos que defendían la libertad de prensa con honestidad intelectual, hoy forman parte del nuevo 678, pero al servicio de los Milei? 

¿Será que el sobre cambió de manos, pero no de lógica? 

¿Será que no fue suficiente el asesinato de José Luis Cabezas, los juicios públicos del Kirchnerismo con niños tirándoles dardos a afiches de periodistas antipatias, los escraches, los ataques en ruedas de prensa o un Jefe de Gabinete como Jorge Capitanich rompiendo notas de un diario y amenazando a la prensa en vivo ? 

¿Será que no tuvimos suficiente de esta medicina autoritaria? 

La sumisión, es tal, que hasta Kim Jong Un parecería exigir menos lealtad a los periodistas de Corea del Norte que lo que algunos medios argentinos están dispuestos a entregar hoy a los Milei. 

La realidad de lo que decimos, está reflejada en el dato de que Argentina es uno de los países donde más cayó la libertad de prensa. El gobierno desguazó la agencia Telam para convertirla en dos nuevos antros de publicidad oficial, sumado a la utilización de la publicidad oficial como arma política. Y todo en nombre del eslogan cínico de que la libertad avanza. 

A quién realmente se parece Milei es a Recep Tayyip Erdogan 

Hizo el mismo recorrido. Pasó de ser un personaje ridículo a un autócrata que procura corromper a toda la sociedad ( políticos, periodistas, empresarios y sindicalistas). 

Como todo peronista se presenta ideológicamente de acuerdo a lo que conviene en el momento, pero hay algo que nunca falla producto de su naturaleza: es un aspirante a dictador.

Lo que está en juego no es solo la dignidad del periodismo, sino la posibilidad de una democracia vigilada por una prensa libre que investigue y ponga sobre la mesa lo que el poder quiere ocultar. 

Porque cuando el poder no encuentra contrapeso, termina creyéndose intocable. No es algo lejano e intangible lo que expresamos, es lo que nos pasó como sociedad hace 5 minutos y sobre lo cual reincidimos.  A los Milei, como a los Kirchner, les sobra épica y les falta ética. La memoria de los argentinos es como ese cementerio abandonado donde yacen los muertos que aquellos han dejado de honrar y de querer. Todo dolor prolongado es un insulto a ese olvido. (Agencia OPI Santa Cruz)

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