El gobierno prepara otra ronda del bono de $10.000 para 9 millones de personas. Y en el Banco Central dicen no estar preocupados por la emisión.
El gobierno se prepara para el otorgamiento de la tercera ronda del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), que dice será la última e implicarán emitir otros $90.000 millones ya que alcanzará a 9 millones de personas.
En el Banco Central aseguran no estar preocupados por las posibles consecuencias de esa inyección adicional de fondos en términos inflacionarios ni, tampoco, sobre el consumo.
Con el dólar controlado y subiendo el mayorista 2,3% en un mes (por encima de la inflación prevista), los allegados a Miguel Angel Pesce consideran que hay condiciones para que los pesos no salgan corriendo a buscar un dólar “blue” que en $127 consideran fuera de foco en el caso de que el gobierno resulte medianamente exitoso en el canje de deuda con los acreedores externos.
Pero aún con el dólar estabilizado y con el “efecto compensación” que implica el bono IFE en los bolsillos de las familias que no pudieron salir a trabajar por la cuarentena, crece la polémica sobre si la actividad económica necesita el lanzado del billete de $5.000 que el Banco Central tiene en estudio desde hace meses.
Jorge Brito, presidente del Banco Macro, reclamó públicamente ese billete basado en que “la gente duplicó la cantidad de efectivo que tenía”. La cuarentena habría hecho crecer la demanda de pesos de las familias por precaución, ante la incertidumbre que genera el fin de la pandemia y cómo será el futuro laboral de buena parte de los argentinos.
La falta de uno o dos billetes de mayor denominación a los $1.000 actuales generó una tensión adicional entre el Central y los bancos por el manejo del efectivo, tanto por el costo del almacenaje y el transporte (por ejemplo para llenar los cajeros) como por el abastecimiento de las piezas de dinero físico.
Algunos bancos dicen en voz baja que cuando reclaman billetes el Central les libera piezas de $100 y se reserva para sí los de $1.000, que son los más buscados por empresas y particulares.
Desde el BCRA rechazan la acusación aunque reconocen que para abastecer fluidamente la mayor demanda del 8 de julio (fue un pico), y del fin de semana largo que le siguió, tuvieron que echar mano a “185.000 millones de billetes de $100” con lo que los bancos debieron rellenar los cajeros durante esos días de alta demanda de efectivo.
A pesar del fuerte crecimiento de los pagos electrónicos durante la cuarentena, los consumidores argentinos se mantienen firmes al pago en efectivo y en especial en los comercios de cercanía en los que la emisión de facturas muchas veces dejan de lado la formalidad.
En la otra vereda, la del Banco Central hay, por lo menos, tres argumentos fuertes en favor de postergar la salida de los billetes de $5.000 en el corto plazo.
El más fuerte en términos operativos es porque tienen planificada y en marcha la impresión de billetes de $1.000 para enfrentar hasta el pico de la demanda de diciembre. Así, todo indica que los billetes de $5.000 que están en gestación recién verán la calle en 2021.
Otro argumento es la recuperación total de los trabajadores de la Casa de la Moneda que sufrieron la infección por coronavirus con lo que consideran despejado el panorama de la impresión.
El tercer argumento, y el hasta ahora más difundido, es que el gobierno no quiere con el billete de $5.000 despertar una expectativa inflacionaria mayor justo cuando empieza a descongelarse la actividad a nivel país y en el AMBA después de la cuarentena más estricta.
La inflación mensual en cuarentena, determinada por una reducción importante de la actividad, explica en buena medida que los índices de los últimos meses vengan por debajo de 2%.
El hilo conductor entre una nueva serie del bono IFE y la idea de no generar expectativas inflacionarias adicionales con el billete de $5.000 reside en que el Banco Central y el Tesoro creen haber iniciado un camino para hacer crecer tímidamente el ahorro en pesos, absorbiendo así parte de la liquidez excedente generada por la emisión, y evitando presiones sobre el dólar.
Destacan que, aunque en forma incipiente, el salto de la colocación de pesos en Obligaciones Negociables de empresas (fueron 14 en mayo con un salto en el volumen operado del 500%) abrió un camino para la transformación de los pesos en financiamiento.
Las ON son una forma de financiarse de las empresas emitiendo títulos validados por la Comisión de Valores y que les permite tomar pesos o dólares directamente de los inversores y que, en general, les resulta más accesible que el crédito bancario.
La mayoría de las operaciones se concretan con cláusula de “dolar linked” (atadas al tipo de cambio oficial) o a tasa mayorista (Badlar) más alguna sobre tasa de 2% a 4%.
El hilo conductor que cierra el círculo es que el Banco Central está convencido de haber logrado estabilizar tanto al dólar oficial como al “contado con liquidación”, aunque sabe que la brecha cambiaria de 58% en grande.
Esa creencia puede tener algún sinsabor esta semana si las autoridades no logran cerrar la prolongación de la vigencia del “swap” con el Banco de China, que representa la posibilidad de acceder a yuanes, para ser cambiados a dólares, en caso de corrida cambiaria.
Ese “swap” tiene dos partes: US$ 10.000 millones que contrató Martín Redrado cuando era presidente del Central y US$8.500 millones que negoció Federico Sturzenegger incorporando para su renovación la necesidad de un visado del FMI.
Las conversaciones están avanzadas, aseguran en el Central, pero en las negociaciones con los representantes del gobierno chino, nunca se está seguro de tener el visto bueno para la prórroga hasta que todo esté debidamente firmado. (Clarín)
Esto señala que el reseteo económico mundial viene de China junto con el virus.- La moneda China es más fuerte que el dolar que hace años no tiene respaldo en oro y se basa en la confianza internacional hoy un poco en crisis por la situación misma de EE.UU.- China avanza como potencia porque a diferencia de las criptomonedas es tambien un gigante económico en muchos aspectos. Su avance en producción. Su gran mercado de consumo. Su capacidad de producción y comercialización y la globalización de su mercado…etc..etc…etc..La paciencia China rinde sus frutos y se lo merecen llevan como seis mil años de historia como civilización.-