Los gremios de YCRT y el síndrome del Boogie el aceitoso

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(Por: Rubén Lasagno) – Desde siempre los sindicatos en YCRT han sido una clave fundamental a la hora de definir el poder dentro de la empresa. ATE, Luz y Fuerza, La Fraternidad y APSyT con mayor o menos injerencia a lo largo de la historia de la empresa, han acompañado los vaivenes institucionales, como una pieza clave en el desarrollo tanto de los buenos como de lo malo que ha ocurrido (y ocurre) dentro de la empresa estatal de Río Turbio.

Pero ahora los sindicatos de YCRT se enfrentan a un nuevo paradigma, a un posible cambio fundamental del status quo y como todo cambio confronta a las organizaciones y al personal en general a dos cuestiones: la incertidumbre y la posible pérdida de poder político dentro de la estructura institucional del yacimiento.

Entonces, ante un eventual cambio morfológico y funcional de la empresa, aparecen los análisis en retrospectiva, para saber y/o entender qué hicieron bien (los gremios) y qué hicieron mal. La intención de las organizaciones, en estos casos, es encontrar una plataforma adaptativa para el desempeño de los mismos sindicatos que están hace 30 años, a la nueva realidad empresarial que el gobierno nacional tiene pensado para el yacimiento de carbón de Río Turbio.

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Y es aquí donde comienza a resumirse la historia de lo que los sindicatos hicieron bien e hicieron mal en el pasado, para juzgar cómo les irá en el futuro.

La encrucijada sindical

Ante esta coyuntura política los sindicatos están incómodos en YCRT. Han jugado políticamente con todas las intervenciones y su papel acomodaticio, especulativo y virtualmente cómplice con algunas gestiones políticas del complejo (Yacimiento y U-240Mw), especialmente las kirchneristas, le han puesto un sello distintivo a los gremios que en parte han hecho la gran Groucho Marx sacando del bolsillo los principios que más convenían al Interventor de turno.

Pero en esta oportunidad hay una decisión tomada de convertir a YCRT en una empresa mixta y como aquella vez en que Carlos Menem entregó la concesión a Sergio Taselli, hoy se avecina un mecanismo más o menos igual, aunque con algunos “refinamientos”, que hacen a la negativa de perder el control por parte del gobierno, pero si uno lo mira objetivamente, se dibuja más como la necesidad de no perder el poder ante los eventuales privados que accedan y retener los “Directorios” donde se asegurarán importantes salarios, una importante estructura paralela (asesores, secretarios, presupuestos, viáticos, sobresueldos) y quienes ocupen esos lugares, tendrán a mano increíbles negocios que sobrevendrán indefectiblemente.

Tan parecidos son los procesos en lo procedimental, que así como Taselli pidió tomar el yacimiento con menos de 900 personas sobre los 1.300 trabajadores que existían, hoy se calcula que el nuevo nicho de negocios que integra el gobierno provincial (Leguizamón-Vidal) junto con actores externos como Eduardo Costa y eventualmente la participación de Jairo Guzmán y la empresa brasileña interesada en hacerse cargo de la “carboeléctrica”, ha determinado que de los 2.100 trabajadores, la mitad debe quedar afuera, para que la ecuación sea rentable comercialmente.

Manifestación frente a Usina 240 - Foto: OPI Santa Cruz
Manifestación frente a Usina 240 – Foto: OPI Santa Cruz

Eso, más la adquisición de los bienes del yacimiento y la usina a precio de remate, debido a la subvaluación del patrimonio estatal de parte del otro socio necesario (Pablo Gordillo), pone al negocio en el punto de maduración que necesitan los oferentes y alientan los intermediarios, que se relamen porque saben que cierran un negocio redondo: con los fondos que genere la venta de carbón, ellos se capitalizarán, generarán sus propias ganancias y el compromiso será mínimo, ya sabemos que el Estado Argentino no controla y mucho menos si es parte del paquete accionario donde los intereses económicos se cruzarán en todo momento.

Claro, los interesados que están craneando este negocio quieren que antes de hacerse cargo el Estado sanee la planta de personal de la empresa (y ponga la plata), la misma que  las sucesivas intervenciones se encargaron de repoblar una y otra vez. Y aquí viene un punto crucial en todo este proceso, donde los sindicatos han sido tan pendulares y cómplices a lo largo de la historia de YCRT, que este problema hoy se les vuelve encima con todo el peso de la historia más reciente.

Todos recordamos cuando ATE, específicamente, solicitó el despido de 417 compañeros de YCRT (único antecedentes en la historia sindical argentina), con una presentación ante la justicia, porque era gente que había llegado con Omar Zeidán durante el gobierno de Mauricio Macri.

Fueron funcionales al hiper kirchnerista Aníbal Fernández y sabiendo que Macri había perdido las PASO comenzaron a plantar paros descarnados, que mantuvieron parado el yacimiento hasta no hace mucho tiempo.

Ahora último los gremios por acción u omisión, se jugaron con el apoyo irrestricto al candidato político del gobernador Claudio Vidal, que no solo perdió, sino que salió tercero cómodo detrás del ignoto candidato de La Libertad Avanza. Y una vez más los sindicatos de YCRT quedaron “en posición adelantada” si queremos marcar una analogía futbolera.

La parodia del escapista

En los años´70 había un comick realizado por el negro Fontanarrosa con un personaje policial bizarro que se llamaba “Boggie”. Y le decían “el aceitoso” por lo escurridizo, fluido, resbaladizo y condescendiente. Se me ocurrió que para describir los sindicatos de YCRT ésta metáfora es la apropiada.

Los sindicatos dentro del yacimiento han venido moldéandose a las circunstancias más convenientes para los intereses, generalmente, de las cúpulas y no siempre de los afiliados. Salvo por algunas excepciones dentro de ATE Lista Negra, el resto ha fluctuado convenientemente dentro de un margen muy amplio de intereses y actitudes pendulares que desdibujaron el objetivo y las conducciones.

En el corto tiempo los gremios deberán (seguramente) sentarse en la mesa con las autoridades nacionales de YCRT y el gobierno provincial, a definir la metodología y cantidad de trabajadores que van a despedir de el yacimiento. Y no son 50 0 100, son 800 o 1.000. Más allá de que se irán de la empresa indemnizados por los argentinos, no por aquellos que ingresen al negocio, no será fácil hacerle entender a la gente que los sindicatos deben hacer arreglos y acuerdos para sacar a la mitad de los trabajadores y decidir en común acuerdo a quiénes y cómo.

Y dentro de esa mitad del vaso medio lleno estarán quiénes se deban quedar. Tan problemático como los que salgan, serán los que queden. ¿En base a qué criterio los gremios aceptarán quién seguirá en YCRT o la nueva carboeléctrica? ¿Provincia y Nación impondrán sus candidatos como ocurre siempre o habrá un orden por funcionalidad, profesionalismo, mérito o simplemente por simpatía y acomodo, como casi siempre ocurre? ¿Y de ser así los gremios aceptarán o se rebelarán hasta que les ofrezcan buenos cargos a la dirigencia o algún directorio y allí terminará todo?.

Una vez más veremos si los gremios resbaladizos, reacomodan sus estructuras a la nueva realidad o hacen valer su poder de negociación en favor de sus afiliados y no de un puñado de dirigentes o políticos de turno. Sin duda, una vez más, el gobierno provincial los llamará “para integrarlos a la mesa de discusión” y hacerlos partícipe de esta decisión, porque los necesitan para que la medida de achique de personal corra sin problemas, sin embargo y en base a las experiencias anteriores, una vez que firmen los acuerdos para la reducción del personal, serán puestos de lado en las decisiones finales.

Y en este momento la necesidad de reducir personal es tan importante como aquella que ordenó Menem previo a la entrega del yacimiento a Taselli. Nadie sabe cómo la encarará el gobierno, pero hay una cosa que si estamos seguro: no la podrán hacer a espaldas de los sindicatos y éstos no podrán hacer nada a espaldas de sus afiliados. Veremos que tan fluidos, resbaladizos y condescendientes son los sindicatos de YCRT a la hora de enfrentar esta fuerte encrucijada existencial.

En su momento echaron 417 trabajadores (y nadie dijo nada), hace poco apoyaron incondicionalmente a un gobernador que no les puede dar soluciones (y tampoco dijeron nada) y es más, el gobierno provincial es parte de los negocios futuros (y nadie de los gremios dice nada). ¿Dónde encajarán los sindicatos en esta ecuación? ¿Creen que podrán resolver todo con paros, cuando no abrieron la boca en el preludio de los acontecimientos, en la preparatoria del asalto final?.

Lo comenzaremos a ver en unos días más. (Agencia OPI Santa Cruz)

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