11:00 El detonante del enojo fue el mensaje directo y sin ambages de la Casa Rosada que le llevó uno de sus colaboradores más cercanos. “El Presidente quiere sí o sí la ley de financiamiento de las campañas en estas sesiones extraordinarias. Quiere la ley con o sin los votos de la Coalición Cívica”, le mandaron a decir. Elisa Carrió reaccionó indignada; que tan ostensiblemente el Gobierno prescinda de ella fue más de lo que pudo soportar.
Por: Laura Serra
“Voy a votar en contra del aporte de empresas a los partidos políticos, de acuerdo con la doctrina histórica de la CC-ARI porque esto es los que permite mantener la independencia para defender al pueblo”, arremetió, anteayer, en su cuenta de Twitter. “No me importa lo que opine el Presidente, sostengo lo mismo que decimos desde hace 25 años”, asestó.
La actitud de Carrió no solo desató una tormenta interna en Cambiemos; también hace peligrar la sanción de las únicas dos leyes que el Presidente pidió expresamente para las sesiones extraordinarias del Congreso. Además del proyecto sobre financiamiento electoral , Carrió hizo saber que tampoco apoyará el proyecto que agrava las penas contra los barrabravas. Es curioso, por no decir grave, lo que sucede puertas adentro de la coalición oficialista: ya no es la oposición la que torpedea los proyectos del Poder Ejecutivo; los responsables son los propios socios de la alianza gobernante. No solo Carrió; también los radicales, sin tanto aspaviento, deslizaron críticas a ambas iniciativas.
El malestar en el seno del interbloque Cambiemos es palpable. “Esta vez Lilita se pasó de la raya”, cuestionan en el macrismo. Tal vez intuyendo ese malestar, la líder de la Coalición Cívica decidió pegar el faltazo ayer en la sesión preparatoria en la que se designó a Emilio Monzó presidente de la Cámara de Diputados por cuarta vez consecutiva. Monzó la amonestó, tácitamente, cuando en uno de los párrafos de su discurso reivindicó la “rosca política”. “Sobre la rosca política se basa la confianza para sacar los acuerdos, las leyes para sacar el país adelante, eso no se hace de manera virtual, no se hace con las redes, sino de manera personal”, enfatizó.
Es que Carrió hizo de las redes sociales su plataforma de lanzamiento de sus críticas al Gobierno. Por Twitter cuestionó, y con dureza, a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich , y su polémico protocolo para el uso de armas de fuego por parte de las fuerzas de seguridad. “Viola los derechos humanos fundamentales”, advirtió. “A la ministra se le fue la mano”, asestó.
Ayer, al caer la tarde, propuso convertir el protocolo para el uso de armas de fuego en un proyecto de ley y debatirlo en el Congreso. “La propuesta es analizar esta norma para transformarla en ley luego de un adecuado debate”, posteó en su cuenta de Facebook.
“Entiendo que la situación exige algún tipo de medida provisoria para subsanar algunas falencias que desprotegen al agente de seguridad o policial que deba emplear su arma. Pero estas normas provisorias no pueden en ningún caso vulnerar los preceptos constitucionales y deben ser consensuadas por las distintas fuerzas políticas que integran el gobierno”, agregó.
En el entorno de Carrió procuraron justificar sus críticas al reglamento fijado por Bullrich. “Es un tema muy sensible [el del protocolo sobre uso de armas de fuego]. Hace dos semanas nos convocaron desde el Ministerio de Seguridad para discutirlo, pero la reunión finalmente no se hizo -confió un integrante de la Coalición Cívica-. El lunes posterior a la Cumbre del G-20 el Gobierno dicta este protocolo sin consultarnos previamente. Parece que Patricia [Bullrich] se envalentonó por el éxito de la cumbre en materia de seguridad y se mandó sola”.
La actitud de la ministra no cayó bien en la Coalición Cívica ni en su líder. ¿Cuestión de celos por los elogios que Macri les viene prodigando a Bullrich y a su gestión? Esa es la interpretación que algunos dirigentes de Cambiemos hacen del malestar de Carrió con Bullrich. En la Coalición Cívica, en cambio, la lectura es otra. “Lilita conoce bien a Patricia. Fueron aliadas en el partido y sabe que, cuando ella ‘sube demasiado’ y se siente con poder, comete errores y genera problemas. En esas ocasiones Carrió busca bajarla del pedestal”, deslizan en el entorno de la diputada.
No fue esta la única estocada de Carrió contra la ministra Bullrich; al rechazar el proyecto sobre barras bravas, la líder de la Coalición Cívica también apuntó contra uno de los proyectos dilectos de la ministra de Seguridad. La saga de desacuerdos entre ambas viene de hace un tiempo. Hace un mes, sin ir más lejos, Carrió puso en duda la efectividad de los decomisos de droga que se efectúan en el Ministerio de Seguridad. “Bajó un poco [el narcotráfico], porque hay una actitud distinta de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, porque creo que sectores de la fuerza la están engañando: le ponen droga para que ella la encuentre, pero el negocio sigue”, advirtió Carrió en declaraciones a LN+.
La líder de la Coalición Cívica es consciente del impacto que cobran sus dichos. En un intento de atemperar las consecuencias, hizo trascender a su entorno que no es su intención romper la coalición. Y que trabajará en la campaña electoral del año próximo. El problema es que la paciencia de sus aliados y pares está llegando al límite. (La Nación)