El descaro de Pablo Grasso, las mentiras de Fernando Cotillo y el oportunismo de Fernando Españón. Tres intendentes K y varios denominadores comunes

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El descaro de Pablo Grasso, las mentiras de Fernando Cotillo y el oportunismo de Fernando Españón. Tres intendentes K y varios denominadores comunes

En épocas de emergencia de cualquier tipo (sanitaria, económica, ambiental, etc) se activan protocolos, se hacen excepciones, se saltea la burocracia y se pone en manos de las autoridades políticas de turno, una serie de potestades extraordinarias con el fin de agilizar trámites, adelantar los tiempos y ejecutar ayudas de manera express para atender las urgencias. 

Pero estas situaciones de excepción, llevan implícitas tres cuestiones fundamentales: eficiencia, transparencia y honestidad del funcionario público. Es la oportunidad de cada presidente, gobernador o intendente de mostrar que más allá de las mezquindades banales de la política partidaria, coexiste con él una verdadera vocación de servicio y en estos casos cada uno de ellos pueden demostrar la calidad humana, la capacidad de gestión y las actitudes de solidaridad las cuales seguramente van a trascender su mandato, en épocas donde sobran las posturas, los discursos demagógicos y la falta de empatía de la clase política con sus votantes.

Pero en la realidad, nada de este planteo ideal ocurre. Así como se han descubierto (desde el periodismo) los vergonzosos sobreprecios que paga el gobierno nacional en alimentos, insumos médicos y todo cuánto esta emergencia exige, en Santa Cruz el secretismo, el ocultamiento y el discurso demagógico están a la orden del día, con serias sospechas de que ocurre lo mismo pero agravado por la actitud de algunos intendentes (no solo K) y para ejemplificar vamos a segmentar la información dejando afuera al Ejecutivo provincial y nos centraremos en tres intendentes que tienen como denominador común: el mismo espacio político, el abuso de poder, la demagogia y la falta de representación popular.

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Pablo Grasso (FPV), Río Gallegos

El intendente de la capital provincial respondió rápidamente al coronavirus, aplicando “todas las emergencias posibles”. Pablo Grasso, sabe que manejar fondos es importante, lo puso en práctica en el IDUV donde el objeto era “construir a como dé lugar”, teniendo en cuenta que “en el revoleo” siempre “queda un 15” o algo más. Por eso, su gestión de cuatro año frente al Instituto de la Vivienda, fue el más “prolífico” en construcciones de edificios gubernamentales, incluyendo su propias oficinas, sin que se conocieran montos, inversiones y totales erogados (reales). Lo que sí se conoció, por los informes de OPI fue el pago de los certificados sin el porcentaje de obras terminados y la cartelización de las empresas constructoras de Grasso, a las que siempre “les caen” las obras de forma alternativa.

Pablo Grasso licita “ampliación del edificio del IDUV” por 28 millones y la obra completa costó 28 millones en el 2017

Grasso vio la oportunidad, con el coronavirus, para impulsar su imagen pública más allá de la campaña (quiere ser gobernador) y mostrarse como un funcionario “proactivo”, como lo describimos en nuestro informe anterior, pero no todo terminó en las fotos y la innecesaria exposición personal en las calles sacándose selfie junto a los trabajadores esenciales, el intendente de Río Gallegos aprovechó las emergencias para disponer los recursos de manera absolutamente arbitraria y la suspensión de las actividades básicas llegaron al punto que a cuatro meses de su asunción los pozos en distintas calles de la ciudad siguen aún más peligrosos que en la época de Giubetich y quien transite (solo por poner un ejemplo) por calle Pasteur, se dará cuenta de lo que hablo. La culpa, claro está, es del coronavirus.

Pero el intendente no perdió tiempo y previendo las ayudas que deberá distribuir por los barrios más carenciados de Río Gallegos, en mucho de los cuales cultivó su voto, armó bolsones con mercaderías para distribuir que están perfectamente logueadas con “su marca”, una “G” bicolor (celeste y negro) gigante, uno de cuyos vértices se transforma en una flecha como vector “hacia delante” y resume de alguna manera la idea de fundir en una sola letra gigante, casi como una especie de acrónimo, las palabras “Grasso y Gestión”.

Dicho esto y mientras todo el mundo se encuentra preocupado por el encierro que exige el coronavirus, la situación irremediable de los comercios, el control social, el atraso en el pago de los servicios, la imposibilidad de los vecinos de pagar las tarjetas, los alquileres y hasta de llegar a comer decentemente por parte de algunas familias riogalleguenses, el intendente Grasso aprovecha el tiempo y la emergencia económica para formular un Decreto donde resolvió de un plumazo aumentarse el sueldo y más de un 100% para él, los concejales, asesores y cargos políticos del municipio.

El documento, guardado bajo siete llaves, ni siquiera le fue mostrado a los ediles, de la oposición, quienes aseguran no haberse enterado oficialmente, redactado casi como un secreto de Estado, el aumento que se autoinfligió Grasso, alegando que el salario del intendente es muy bajo. Objetivamente nadie puede discutir que un funcionario a cargo de una ciudad no gane un sueldo acorde a sus responsabilidades, pero indudablemente en momentos en que se pide más “esfuerzos” toda la ciudadanía, se elevan impuestos, se generan otros nuevos y se crean emergencias que implica no desviar recursos del Estado, la decisión es extemporánea, inadecuada, contradictoria de la realidad y socialmente antipática y concretamente antipolítica.

Fernando Cotillo (FPV), Caleta Olivia

Si hay un hombre con larga experiencia como intendente es Fernando Cotillo, quien va por su tercer mandato (discontínuo) en Caleta Olivia y a los largo de estos años hemos venido marcando cada una de las maniobras financieras, económicas y falta de decoro político y de responsabilidad, en distintas situaciones que se dieron en cada uno de sus mandatos. Cotillo, siempre hizo lo que quiso y ésta oportunidad no es la excepción.

A mediados de marzo de este año y en plena crisis del coronavirus, Fernando Cotillo elevó al Concejo Deliberante un proyecto para aumentarse el sueldo como intendente y todo el plantel de funcionarios que lo acompaña, más del doble estableciendo que el incremento “será equivalente a 5 veces el sueldo bruto del Módulo 1, integrado por el sueldo básico, adicional dedicación funcionar y adicional por zona“. Los concejales afines levantaron el brazo enyesado para aprobarlo, excepto el edil Murúa de la UCR.

Desde ese momento estalló el escándalo. Organizaciones sociales y sectores comerciales/empresariales de Caleta Olivia, a quienes “le piden esfuerzos” mientras Cotillo con poco tacto, se justificó diciendo que el aumento era porque “con su sueldo no podía vivir”, haciendo alusión a los casi 90 mil pesos que cobraba ni bien asumió.

La dirigente radical Paula Obaya le exigió dar marcha atrás, la plataforma virtual Change.org también le reclamó la supresión del proyecto, la agrupación social local Manos de Esperanza quien emitió un comunicado pidiendo a Cotillo y sus funcionarios que bajen la medida considerando que es una burla ante la sociedad a la cual se le pide un esfuerzo y en el marco de una emergencia global como la que se vive.

A partir de allí se generaron tantas presiones a días de haber asumido, que el intendente Cotillo salió a aclarar que “dejaba sin efecto el proyecto”, pero eso fue solo para lograr que la prensa para-oficialista replicara una falacia, en realidad en ningún momento la Ordenanza aprobada por los 4 concejales K autorizando el aumento, fue derogada; siempre estuvo vigente.

Cotillo buscó “enfriar el tema”, ocultarlo todo en medio de la agitación que produce la pandemia con la esperanza de que el tema saliera rápidamente de la agenda pública, mientras (como ya ha sucedido) el intendente y sus funcionarios, cobran la gran diferencia salarial que se autoimpusieron.

Pero el tema no se olvidó, especialmente para los sectores sociales de Caleta Olivia. Por este motivo, Fernando Cotillo, entonces, decidió inventar una excusa para nada original: dijo que ese aumento salarial que se dieron él y los integrantes de su gestión, aprobado por el CD de la ciudad, iría a parar al Comité de Emergencia Municipal (COE), un invento del intendente para colaborar socialmente en la pandemia, donde (como sabemos, ha ocurrido siempre) son títulos que se ponen a pseudorganizaciones donde los fondos que recalan para ayudas, carecen de transparencias. Recordar los 5 millones de pesos que Alicia Kirchner (como funcionaria nacional) le dio a la Fundación Pensar Santa Cruz, de Cotillo y González, fondos que nunca más se supo a dónde fueron a parar.

Un detalle no menor, en el tema de los salarios del intendente, es que la única constancia de que el aumento salarial vaya a parar al COE, es la palabra de Fernando Cotillo, que a estas alturas de la vida sabemos no es de confiar. El Concejo Deliberante no recibió ningún proyecto, pedido ni constancia de que ello caya a ocurrir y hasta la fecha el Cuerpo de concejales lo aprobó como aumento de sueldo no como partida presupuestaria para el funcionamiento del COE.

En La Vanguardia del Sur (diario de Caleta Olivia), reproduciendo los dichos de Cotillo, escribieron “Por último, en relación al aumento salarial que aprobó el Concejo Deliberante en la última sesión, el Intendente dejó claro que ese dinero se liquidará y será 100% destinado a trabajar contra el COVID-19.

De hecho, una gran parte de ese dinero será para ayudar a montar un laboratorio molecular. “Los bioquímicos presentaron un proyecto para llevar a cabo análisis que hoy se envían a otras ciudades del país y todos los directores de hospitales de la zona norte están de acuerdo con ello”, dice el medio y ante tantas y oportunistas explicaciones para justificarse ante la sociedad ya nadie le cree.

Sin embargo hay un detalle que el propio Cotillo no advirtió: fue él mismo quien negó el aumento y a partir de estas decisiones de “donarlo” al COE, a la lucha contra el COVID-19 o lo que sea que invente mañana, hay un reconocimiento implícito de que, efectivamente, el aumento quedo en firme, nunca se echaron para atrás y que el aumento está vigente, como se indicó en los medios no afines.

Pero Cotillo no se agota ahí. Recordemos que el gobierno nacional obliga a los comercios a mantener las puertas cerradas durante la cuarentena, excepto aquellos que se dedican a vender artículos de necesidad básica. Pues bien el Intendente parece que no ha registrado (aún) que uno de sus funcionarios políticos, en este caso la Directora de Bromatología Municipal, Tania Paola Sasso, propietaria de un comercio de venta minorista de artículos informáticostiene abierto su negocio mucho antes de la última flexibilización, aparentemente exceptuada por el propio municipio de cumplir la cuarentena, lo cual no puede decirse que la municipalidad sea el ejemplo de acatamiento a la veda comercial imperante en todo el país desde hace un mes, con las últimas excepciones que ya conocemos.

La Fundación Pensar Santa Cruz tiene de Presidente al Personal Trainer de Cotillo y de Director, al ñoqui santafecino Gabriel Gasparutti

Fernando Españón (FPV), 28 de Noviembre

El intendente de la localidad de 28 de Noviembre Fernando Españón es un novel intendente llegado de la mano del petrolero Claudio Vidal (FPV), quien fue uno de los artífices del triunfo de Fernando Cotillo en Caleta Olivia, a quien le dio el apoyo total para imponerse en un nuevo mandato.

Increíble: el municipio de 28 de Noviembre le pagaba "cash" aportes a un sindicato que no tiene ni CBU ni cuenta bancaria alguna
Fernando Españon Intendente de 28 de Noviembre –

Como si se tratara de una forma partidaria de enfrentar la pandemia, Españón como Grasso y Cotillo se aumentó el salario, tanto de él como de todos los funcionarios y concejales.

La escala antes y después en la municipalidad de la cuenca quedó así:

Intendente (antes) $ 55.202,26 – Actual: $ 120.539,48 – Un 119% de aumento
Concejales (antes) $ 53.004,78 – Actual: $ 82.532,16 – un 82% de aumento
Cordinador General (cargo nuevo creado por Españón)  $ 96.432,16
Sec Ejecutivo (antes) $ 46.043,41 – Actual: $ 96.432,16 – un 109% de aumento
Sec. Intendente (antes) $ 31.601,68 – Actual: $ 36.366,32 – un 15% de aumento

Esto generó una respuesta pública de parte del Sindicado de Empleados Municipales de 28 de Noviembre, quien le enrostró al Intendente que “el esfuerzo lo debemos hacer todos y entre todos”, como forma de enrostrarle que el sector político al tiempo que le niega a los trabajadores municipales una recomposición salarial y pide esfuerzo a la comunidad, comerciantes, gremios y organizaciones sociales, genera un ghetto de privilegios dentro de la propia comuna.

Hugo Garay y Fernando Españón: la clara esencia del kirchnerismo vulgar y el oportunismo del neo-kirchnerismo

Como se puede apreciar los tres intendentes del kirchnerismo, actúan consecuentes a sus principios: la mentira, el ocultamiento, la apariencia y el permanente contramensaje que los distancia cada vez mas entre lo que dicen y lo que verdaderamente hacen. (Agencia OPI Santa Cruz)

5 COMENTARIOS

  1. Y que otra cosa se puede esperar de éstos kakeros, sólo corrupción y migas para la gilada que los votó
    El virus más difícil de combatir es el de la ignorancia del votante

  2. ¡Que tres patas para un banco!!!!!! los tres cortados por la misma tijera. Españçón se quiso hacer el diferente y es tremendo hdp como cotillo y el grasa. Ahora, les digo una cosa: de quien es la culpa? del chancho? o de los boludos que los vota?

  3. GRASSO el paladin del truchaje: le dicen celular como a Julito: tenés que ponerle el 15 adelante. COTILLO un tránsfuga de 24 kilates. Chorro y transero con el agravante de ser un escribano trucho en cuya escribanía del grupo ANTU transferían inmuebles los muertos. ESPAÑOn un kirchnerista colgado de Vidal que lo puso sin la menor fe de que iba a ganar ¡Y GANÓ! jajaja porque en santa cruz menos los que laburan todos van hacia arriba. TODOS CHORROS…. QUE PODES ESPERAR DE ESTA PROVINCIA…. ASI NO VAMOS A SALIR NUNCA DEL ATRASO. SOMO UN PAIS DE MIERDA, CON UNA PROVINCIA DE MIERDA Y UNA CIUDAD DE MIERDA.

  4. Qué falta nos hace un OPI a los que vivimos en la Pvcia. de Buenos Aires. Lo que describen aquí de vuestra ciudad es prácticamente nada, un vueltito, de lo que sucede con las intendencias de acá.
    GRACIAS OPI Santa Cruz.

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