Mientras el Papa llama a liberar periodistas y a comunicar sin violencia, Javier Milei los insulta, denigra y quiere meterlos presos

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(Por: Rubén Lasagno) – El presidente argentino, más allá de esforzarse por simular ser disruptivo y moral, lo cual desmiente la realidad que a diario lo rodea, sin duda va en contramano de los más elementales sentidos del ser humano: el común y el práctico.

Si recordamos y repudiamos la acción deleznable del kirchnerismo, cuando exhibía públicamente las fotos de reconocidos periodistas de medios nacionales a los que hacía escupir con militancia y hasta por niños, no es menos repudiable lo que hace el actual presidente Javier Milei calificando al periodismo no genuflexo, como ese que lo rodea a él, con los peores epítetos e insultos de todo calibre, impropio de una figura con el más alto poder político del país, pidiendo que los periodistas desaparezcan e iniciando acciones judiciales contra algunos de ellos.

La violencia verbal de Milei y su séquito de adulones y malos imitadores, como el insufrible Manuel Adorni o Caputo, no es frecuente en un país normal, por eso sucede en Argentina.

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Su idea del periodismo es que todos (excepto los periodistas que le hacen el valet comunicacional al gobierno) son mentirosos, extorsivos, están prostituidos “al calor de los sobres”, obviamente sin incluir los sobres que él desliza a sus amigos comunicadores. 

Además de calificar a los trabajadores de prensa como basura, mandriles, repugnantes, impresentables, woke, rata, esbirros, putas, mierdas, pauteros, zurdos, siniestros, etc, considera que la gente “no odia lo suficiente a los periodistas”. Milei está convencido que quienes lo critican (prensa y economistas) son “miopes, envidiosos o resentidos”. En síntesis, todos son una porquería, menos él.

Al mejor estilo Cristina Fernández, Alberto Fernández, Jorge Capitanich o el recordado Néstor, que aparentemente han sido su fuente de inspiración, Milei hace un abuso elocuente del poder que le confirió la sociedad en las urnas para crear su propio circo mediático donde, como hacían los K, pone de un lado “a los buenos”, aquellos que no soslayan una sola crítica a su gestión, encuentran todo color de rosa y/o corren a Olivos a acercarle el micrófono, tanto a Milei como su arlequín mala onda, llamado Manuel Adorni y “los malos”, esa especie despreciable de periodistas que le buscan el pelo al huevo, como por ejemplo, hablar de la corrupción con las kriptomonedas, la corrupción del PAMI, la compra de manos en el Senado o la complicidad con la doble condenada para hacer caer la Ficha Limpia.

Por supuesto, la sociedad y el periodismo en especial, en medio del cumplimiento de su deber de informar, no escribe insultos como los que dispara el presidente hacia la gente común. No quedaría bien que lo hicieran desde sus columnas Fernandez Diaz, Alfredo Leuco, Morales Solá, Diego Sheinkman, Viviana Canosa, Carlos Pagni y Ari Lijalad, éstos últimos denunciados penalmente por calumnias e injurias, dado que el presidente, flojito de asesores (caros) no se enteró que CFK, su protegida, quizás en una de las pocas cosas bien hechas de su gestión, anuló esta figura como delito y la despenalizó para el periodismo.

La respuesta más elocuente de esta falta de respeto, lo marcan los índices internacionales de la Libertad de Prensa que se registra en más de 160 países, donde en el año 2025 Argentina cayó del puesto 22 al 87 de acuerdo a un reporte de “Periodismo sin Fronteras”, lo cual a Milei le importa muy poco, claro está.

Lo que llamaba la atención y hasta coloreaba los programas de televisión donde el león herbívoro iba munido de papeles, carpetas y supuestos apuntes de economía, pidiendo por favor que lo escucharan, hoy se ha transformado en un accionar sin sentido y la sobreactuación del hoy presidente, casi como un accidente electoral en la vida cívica del país, ya no resulta graciosa, simpática ni empática. Es sencilla y linealmente la conducta  propia de un grosero, autoritario, discriminador, intolerante e intolerable artífice de lo peor de la casta que logramos conseguir, digiriendo el mensaje falaz de que llegó para hacer algo distinto, pero haciendo todo peor.Milei es el típico resultado de la política resultadista. Cree que ganar una elección le otorga manos libres para hacer y decir cualquier cosa. El problema sobre el cual no recapacita el presidente es que él como tal va a pasar y el periodismo (incluyendo esos periodistas que insulta a diario) seguirán haciendo lo que hacen y cuando deba volver al llano, quizás el mismo soberbio que hoy se muestra intolerante e indolente, deba volver a pulular por los canales y las radios, en busca que los mandriles, putas y ensobrados, le permitan decir alguna de sus genialidades nunca valoradas por la prensa de mierda de nuestro país. (Agencia OPI Santa Cruz)

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3 COMENTARIOS

  1. Qué te pasa OPI? estás nervioso? será porque ya no hay mas pauta oficial o porque Milei les dice la verdad en la cara? Debe ser porque no tienen el tujes un poco sucio también, de otro modo no llorarían, si se sienten ofendidos hagan la denuncia en Tribunales, pero no den lástima llorando por algo que no tiene remedio, ya estamos terminando de armar La Libertad Avanza en Santa Cruz, inaugurando sedes por toda la provincia, tranquilos que ya llegamos !!! Cordiales saludos !!!

    • Corrector: Uds sigan imitando a los K y solos van a caer como pera madura de la rama. Gracias a Dios nosotros nunca estuvimos abonados a ninguna pauta, uds en cambio se vendieron como un cambio y son PEORES. Saludos.

  2. TRANQUILOO OPI ESTOS DE LA CORRUPCION AVANZA SE CREEN MEJORES Y SON MAS ORDINARIOS Y CHORROS QUE LOS KK Y MIRA QUE HAY QUE SER BRUTO NO?
    NO LE DES BOLA

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