El sur de Florida, zona de desastre tras el furioso paso de Irma

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10:00 El huracán dejó tres muertos y cinco millones de personas sin energía en su paso por la península; al dirigirse al Norte comenzó a debilitarse, aunque mantenía su poder destructor

Por: Rafael Mathus Ruiz
Tras vapulear el Caribe y provocar un histórico éxodo de millones de personas del sur de Estados Unidos, Irma, uno de los huracanes más poderosos jamás vistos, golpeó Florida con intensas lluvias y ráfagas de viento de más de 200 km por hora y llevó al presidente Donald Trump a declarar un “desastre mayor”.

La supertormenta de 640 km de ancho tocó tierra con categoría 4 por la mañana en los Cayos, para luego iniciar su avance hacia el continente, aunque sin golpear Miami con toda su potencia. A pesar de que luego bajó a la categoría 2, esta madrugada amenazaba con vientos “muy peligrosos” la muy poblada zona de Tampa-SanPetersburgo.

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La llegada y el poder de Irma, junto con Harvey, que quebró Houston hace tan sólo unos días, gestaron un nuevo hito climático: fue la primera vez en la historia de Estados Unidos que dos huracanes categoría 4 recalan en sus costas en un mismo año, una nueva evidencia de que, a medida que aumenta la temperatura de los océanos por el calentamiento global, la temporada de huracanes produce tormentas más intensas.

“Lo mejor que pueden hacer ahora es rezar”, dijo el gobernador de Florida, Rick Scott, ayer por la tarde, cuando Irma castigaba ya casi la mitad de la península. Irma pegó con lluvias, vientos e inundaciones. Hasta ayer por la noche, ya había causado tres muertes. Las imágenes en los canales de noticias y en las redes sociales de Key West o Key Largo, en el sur de la península, o del centro de Miami, y, luego, de Naples, en la costa oeste, parecían calcadas: tornados de lluvia, calles tapadas de agua, olas que abofeteaban la costa, árboles o palmeras arrancados de cuajo o que se sacudían y resistían como podían la fiereza y la furia de Irma.

Un video tomado desde un departamento en Brickell, un barrio ubicado en el sur de Miami Beach, mostraba palmeras inclinadas, tornados de agua y calles cubiertas por lenguas de agua, devenidas en ríos. Naples, una de las ciudades al Oeste que debieron preparar todo a último momento, cuando Irma cambió de rumbo, vivió todas las fases de la tormenta: tras el primer golpe llegó la calma del ojo, seguida del último sacudón.

El presidente Donald Trump declaró un “desastre mayor” en Florida y liberó fondos y asistencia federal para asistir en la recuperación. Georgia, Alabama, Carolina del Norte y Carolina del Sur declararon el estado de emergencia.

“Puede que hayamos tenido un poco de suerte de que [Irma] fuera hacia el Oeste. Puede que no haya sido tan destructivo, pero vamos a ver cómo se va a jugar en las próximas cinco o seis horas”, dijo Trump, en un breve ida y vuelta con periodistas fuera de la Casa Blanca.

Irma sembró destrucción, sobre todo en el Caribe, donde al menos 27 personas murieron. La Habana, donde se vieron olas de hasta 11 metros, quedó inundada, sin electricidad y con múltiples daños que las autoridades aún intentaban cuantificar.

Ayer, las autoridades de Estados Unidos se preocuparon justamente en poner especial cuidado en alertar a la gente sobre el riesgo de una “catastrófica oleada de tormenta” por las inundaciones provocadas por una subida de la marea superior a los cuatro metros.

Unas horas después del mediodía, el NHC emitió una alerta para la costa sudoeste de Florida y le advirtió a la gente que, con el paso del ojo de la tormenta, Irma levantaría la marea “en cuestión de minutos”.

“¡MUÉVANSE LEJOS DEL AGUA!”, cerró la advertencia del NHC en Twitter.

La contracara de esa oleada era un fenómeno que se veía en una misma imagen, repetida en las redes sociales, que llegaba desde las Bahamas, Tampa o Naples: costas sin agua, donde el mar parecía haber desaparecido. Las tormentas muy poderosas como Irma “chupan” el océano por la baja presión atmosférica en el ojo, que se suma al viento que empuja el agua lejos de las costas. Luego, la misma tormenta trae la oleada de regreso.

Más de cinco millones de clientes perdieron la electricidad en todo el estado, casi la mitad de ellos en Miami, según indicaron Florida Power & Light y Duke Energy. Las distribuidoras preveían que los cortes alcanzaran a más de tres millones, y que las reparaciones, a iniciarse una vez pasada la tormenta, demandarían no días, sino semanas.

Por la tarde, Irma, que se movía lentamente hacia el norte de Florida, recaló por segunda vez en la costa del país, en la isla Marco. Ya había perdido fuerza y era un huracán categoría 3, pero sus ráfagas de viento se mantenían cerca de los 200 kilómetros por hora, según el Servicio Meteorológico Nacional.

Unas horas después, a medida que se acercaba a la región de Tampa y San Petersburgo, donde viven unos tres millones de personas, Irma se debilitó un poco más y fue rebajada a categoría 2, con lo que perdió su condición de huracán mayor. Ambas ciudades habían declarado un toque de queda. (La Nación)

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