07:50 – El exmilitar tiene una buena relación personal con el presidente paraguayo, con quien comparte valores
Por: Alberto Armendáriz
Desde su inicio la semana pasada, la crisis política en Paraguay puso en alerta al gobierno de Brasil, ya que, más allá de ser un socio comercial clave en la región, el presidente ultraderechista Jair Bolsonaro ve a su par paraguayo, Mario Abdo Benítez, como un aliado esencial de perfil exmilitar como él, que representa la línea conservadora que quisiera imprimirle al Mercosur.
Anteayer, cuando en Asunción empezaron a surgir las amenazas de un impeachment a Abdo Benítez al revelarse los detalles desventajosos para Paraguay de la reciente renegociación del acuerdo energético de la central hidroeléctrica binacional de Itaipú, Bolsonaro salió rápidamente a señalar que estaba dispuesto a reconsiderar los términos del convenio para “hacer justicia en esa cuestión” y no causar problemas a Marito, como suele llamar al mandatario paraguayo. Ya ayer por la mañana, poco antes de que Paraguay y Brasil determinaran la anulación del acuerdo, el Palacio de Itamaraty emitió un comunicado a través del cual Bolsonaro expresó un fuerte respaldo a Abdo Benítez y resaltó el “excelente nivel de relación” entre ambos países.
“Señala igualmente la entera convergencia de valores que se verifica hoy entre los dos gobiernos en lo que concierne a la promoción de la democracia en la región y a la protección de los derechos de la familia. Esa elevación sin precedente de la relación Brasil-Paraguay se debe, por sobre todo otro factor, a la excelente relación personal entre los presidentes Abdo Benítez y Bolsonaro, a la coincidencia de visiones estratégicas y a la determinación de ambos de actuar en forma conjunta en beneficio de sus pueblos”, apuntó el documento, y agregó que “el gobierno brasileño está convencido de que el presidente Abdo Benítez reúne todas las condiciones para continuar conduciendo ese proyecto”.
En el comunicado se aprovechó para cuestionar veladamente el posible impeachment del mandatario paraguayo, aunque el propio Bolsonaro había aplaudido en 2012 el raudo proceso de juicio político al que fue sometido en Asunción el izquierdista Fernando Lugo, y que suscitó la suspensión de Paraguay del Mercosur. “Al reiterar su total respeto al proceso constitucional de Paraguay, Brasil confía en que el proceso sea conducido sin quiebre del orden democrático, en respeto a los compromisos asumidos por Paraguay en el ámbito de la cláusula democrática del Mercosur-Protocolo de Ushuaia”, se advirtió.
Excapitán de paracaidismo del Ejército, Bolsonaro simpatiza personalmente con Abdo Benítez, un exsubteniente de la Fuera Aérea y también paracaidista. Además, ve con buenos ojos que el padre del actual presidente paraguayo haya sido secretario privado del dictador Alfredo Stroessner (1954-1989). En febrero último, durante un encuentro entre los dos mandatarios, justamente en Itaipú, Bolsonaro no dudó en rendir homenaje a Stroessner por impulsar la construcción de la represa binacional.
De cualquier forma, Brasil y Paraguay tienen fluidos lazos comerciales, que aumentaron significativamente en las últimas décadas: el intercambio bilateral saltó de 942 millones de dólares en 2002 a 4000 millones de dólares en 2018, un incremento de más del 300%, con exportaciones brasileñas que pasaron de 559 millones de dólares en 2002 a 2900 millones de dólares en 2018. Y en medio de los últimos años de crisis económica en Brasil, Paraguay se convirtió en una válvula de escape para muchas empresas brasileñas que se instalaron allí por tener mejores condiciones de producción. (La Nación)
