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Baño de realidad para el gobernador. La presión social obligó a sus propios diputados a negar la minería

10:00 – (Por Giuliano Ventura para OPI Chubut) – Es algo obvio y para nada circunstancial. Tratar de desarrollarse políticamente en Chubut sosteniendo como bandera la necesidad de hacer megaminería en una provincia culturalmente en contra de esa actividad, es cavarse una fosa política y ninguno de los que asoman como probables candidatos a algo en la provincia y piensan en su futuro a corto y mediano plazo, quieren arriesgarse a estar en contra de la opinión pública.

Por este motivo y por todo lo que venimos diciendo alrededor de la decisión de Mariano Arcioni, a instancias del presidente Alberto Fernández, de impulsar la megaminería en Chubut, es que sus diputados, los diputados K, la oposición y muchos de sus funcionarios, han mostrado su lado “anti-minero” en los últimos días, tratando de despegarse de la iniciativa que Arcioni ha tratado de deslizar en sus declaraciones y últimamente el propio Secretario General de la gobernación Carlos Relly quien dijo en Esquel que “la minería es la columna vertebral de un plan estratégico de crecimiento económico y desarrollo social”, ligándolo estrechamente a las políticas productivas que piensan desarrollar en Chubut.

Inmediatamente, la respuesta pública no se hizo esperar. Las organizaciones ambientales, las que están en contra de la explotación megaminera y la sociedad en su conjunto reaccionó a los estímulos claramente disparados desde el gobierno a los fines de crear conciencia (como al pasar…) de que la minería es prácticamente un hecho en Chubut.

Tan rápida fue la necesidad de despegarse de la onda expansiva que produjeron las palabras “Minería-Chubut” asociadas, que el propio Vicegobernador Ricardo Sastre y su hermano, Gustavo, intendente de Puerto Madryn, junto a los diputados madernistas y algunos “pro-mineros” hasta hace poco como Leila Lloyd Jones, José Giménez y Angel Tirso Chiquichano hicieron una manifestación taxativa al mostrarse con carteles de “No a la Mina” y “No es NO”, una forma similar a la usada por el feminismo para reclamar por el respeto a la decisiones de la mujer y el libre albedrío.

La movida política no responde a un cambio de posición ideológico, es directamente proporcional al humor popular y público que captaron los legisladores en la zona cordillerana, quienes fueron advertido por los pobladores de las serias implicancias que tendrá para el futuro de ellos o de quienes apoyen esta avanzada del gobierno kirchnerista en Chubut, que atentan contra el recurso fundamental del agua, el medio ambiente y la contaminación producto de la explotación del uranio (Proyecto Navidad) y del oro y la plata en el macizo central y la ley en la cordillera.

Como lo indicamos desde este mismo espacio, el gobernador quiso apurar los tiempos quemando etapas, al calor de las presiones que le hizo sentir el gobierno nacional, especialmente en el último viaje a Buenos Aires, donde el presidente Fernández no lo atendió y si lo hizo el Ministro de Economía, quien le dijo claramente que Nación no podrá ayudar a Chubut todos los meses, por lo tanto deberá buscar financiamiento genuino.

Dentro del gobierno de Arcioni (y el propio gobernador así lo piensa) reconocen que están siendo extorsionados por el kirchnerismo, toda vez que aún en conocimiento de la difícil situación generada con la minería y la falta de licencia social para desarrollarla, los Fernández lo mandan al frente de batalla sin armas ni escudos. Arcioni sabe que es una lucha perdida, pero tiene una sola dirección hacia donde salir: hacia delante y eso implica confrontar con sus diputados, la oposición y amenazar a los gremios que si no apoyan la salida minera, será imposible la gobernabilidad.

A la gente no le importa nada de eso. La opinión pública provincial está muy enojada y contrariada con Arcioni, por las mentiras que manipuló en campaña y especialmente los estatales y la dirigencia docente, no es compatible con el discurso del Ejecutivo por las falacias y el incumplimiento de los acuerdos preexistentes. Al resto del pueblo no le importa la cuestión política junto con los matices que incluyen los problemas del gobernador para cumplir con los compromisos originados en sus propias mentiras y falta de sinceramiento de los números en la provincia.

Chubut necesita alrededor de 4 mil millones de pesos para pagar unos 65 mil sueldos. Éste último mes logró traer a la provincia unos 1.100 millones y le dijeron que no hay más. Arcioni confía que Fernández no le va a soltar la mano, pero el propio Sergio Massa ( amigo del gobernador) intercedió ante el gobierno nacional para que no lo abandonen financieramente y le dijo que el presidente recordó la conversación que tuvieron al principio de la gestión y el compromiso de ampliar la base productiva de la provincia, explotando la minería.

La encrucijada de Arcioni es notoria. Si insiste con la modificación de la Ley 5001 y/o con la aprobación de un reglamento minero, todo el espectro dirigencial y ahora también el político, sin contar con la enorme presión social, se le vendrá encima. Si no hace nada, desde Nación le van a retacear cualquier tipo de ayuda financiera, sabiendo que las deudas que tome Chubut sobre la coparticipación, son un cheque sin fondos. (Agencia OPI Chubut)

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